Prohibido pensar: el espectáculo del prohibicionismo oficialistaEn opinión de Humberto E. Cavazos Arozqueta, en lugar de enfrentar el problema de los vapeadores con educación y medicina, el oficialismo se convirtió en aquello que juro destruir, ahora criminalizando su consumo
El selvático y el yankee: amenazas cumplidas y amenazas por cumplirHumberto E. Cavazos destaca dos personajes políticos a quienes llama el selvático y el yankee, quienes avanzan con machete en mano y sus gobernados aún esperan que la tormenta pase sola. Pero no pasará.
El oficialismo necesita de los cazadoresEn opinión de Humberto E. Cavazos Arozqueta, el turismo cinegético genera ingresos anuales significativos en México, beneficiando tanto a comunidades rurales como a la preservación del medio ambiente
El golpismo imaginario del oficialismoEn opinión de Humberto E. Cavazos, el golpismo se ha convertido en el grito del día para cualquier disputa entre poderes o, peor aún, para desacreditar a quienes defienden el equilibrio democrático.
Hay que confiar en ClaudiaEn opinión de Humberto E. Cavazos, van dos días de gobierno, y fuera de la cacofonía del pejismo jubilado, se respiran aires de progreso y esperanza
Lopezobradorismo: del honor a la desilusión. Parte 1En opinión de Humberto E. Cavazos, el lopezobradorismo dejó de ser un movimiento para convertirse en un sistema en sí mismo, uno que dejo de permitir disidencias y de tolerar voces críticas
Adiós a las mañaneras, el altar de la mentira absolutaHumberto E. Cavazos comenta por qué, en su opinión, las mañaneras no fueron un ejercicio de diálogo, sino en su esencia se trató de la consagración de la mentira.
El ridículo entre México y el rey de EspañaEn opinión de Humberto E. Cavazos, lo sucedido con España es una vergüenza para la política exterior mexicana y una advertencia sobre lo que nos espera si el obradorato sigue extendiendo su influencia,
La tiranía en tiempos del obradoratoEn opinión de Humberto E. Cavazos, el obradorato se afianza, mientras el país se hunde en una oscuridad que muchos no alcanzan a ver o, peor aún, no quieren ver.
