El pasado 7 de febrero escribí en este mismo espacio sobre la iniciativa de modificaciones al texto Constitucional (Artículos 3, 31 y 73), que presentó recientemente un grupo de especialistas en educación, y que fue formalizada por legisladores de los partidos AN, PRI, MC y PRD, ante las Comisiones de Educación y Puntos Constitucionales. En esa oportunidad dije que: “El propósito de la iniciativa de referencia es “enriquecer el debate y los contenidos de la reforma que habrá de discutirse próximamente en el seno del Poder Legislativo”, y contrastar (o “perfeccionar”) las ideas contenidas en la iniciativa que (a su vez) envió el jefe del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador, el pasado 13 de diciembre ante el Congreso de la Unión, en la cual se proponen cambios al texto vigente.” (Ver el texto: Reforma Educativa: La iniciativa “opositora”. SDP Noticias, 7 de febrero, 2019).

También en esa ocasión di a conocer una pregunta crítica (entre varias) sobre una afirmación que aparece en dicha iniciativa. La afirmación a la que me refiero y que propone la oposición política en su propuesta es la siguiente “...Reconocimiento de los docentes como agentes primordiales en la calidad y la transformación de la educación...”. La pregunta crítica que propuse fue: “...¿El docente como figura principal de los procesos educativos? ...”. Y argumenté que es necesario y oportuno: “...revisar de la iniciativa en cuestión, la omisión (que se observa sobre) las figuras directivas... sobre todo de la escuela pública, que forman parte relevante en los procesos (educativos), como sujetos de plenos derechos en su condición de profesionales de la educación.” Pero también como figuras clave del cambio educativo. En otras palabras, tal como se puede apreciar en el texto de la iniciativa comentada, se pone énfasis en las figuras de los “...docentes como agentes primordiales en la calidad y la transformación de la educación”, pero se omite la figura del directivo y de otros profesionales de la educación.

En esta ocasión, profundizo en la argumentación acerca del por qué este actor, el directivo o director escolar, tiene un papel sumamente relevante en los procesos de cambio educativo. Me refiero en particular al papel del directivo escolar como actor importante en el avance del derecho a la educación de niños, niñas, jóvenes y adultos en México. Para dar sustento a estas afirmaciones, tomo como referencia un Informe sobre “Directores Escolares” que en años recientes dio a conocer la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), en el cual se trata de manera rigurosa esta temática (1). 

El secretario general de dicho organismo, Paulo Speller, afirma lo siguiente en la presentación del Informe: “La función del director de un centro escolar es una responsabilidad compleja que, en muchas ocasiones, ha estado infravalorada o no suficientemente reglada y apoyada. Esta tendencia ha comenzado a modificarse. En la actualidad, el liderazgo directivo y la gestión escolar aparecen en las agendas educativas de las políticas públicas de los países como temas centrales dentro de los programas de mejora de la calidad de la educación.”

En el cuerpo del Informe referido, se señala también lo siguiente: “Las dinámicas permanentes de mejora, referidas en particular a los procesos de gestión en los niveles macro, meso y micro de los sistemas educativos nacionales, han sido objeto de estudios tendentes a desvelar cuáles son los factores e interacciones que mayor impacto tienen para asegurar el cumplimiento del derecho a una educación de calidad para la población, reflejada concretamente en el logro académico de los estudiantes —además de los beneficios económicos (laborales) y sociales (bienestar personal y de las comunidades)—. En estos estudios, la figura del docente apareció como el elemento principal para asegurar el desarrollo de los aprendizajes de los estudiantes, siendo el liderazgo directivo en las escuelas el segundo factor de trascendencia (Mourshed, Chijioke y Barber, 2012 y OREALC/UNESCO, 2014). Por supuesto, nadie se atrevería a negar que el trabajo de los docentes y el liderazgo directivo es fundamental en los sistemas educativos, pero cuando tales afirmaciones fueron divulgadas en la esfera pública, estas afirmaciones cobraron relevancia inusitada, la cual fue acompañada por el impulso a la construcción de políticas y estrategias que soslayaban la importancia de la articulación del trabajo de estos agentes en contextos y con recursos específicos.”

Hoy subrayo que no aparece en ese discurso opositor, en primera fila, la figura del directivo escolar como otro de los actores clave de los procesos educativos, cuyo papel es tan importante como el del docente, especialmente de la educación obligatoria en México (Educación Básica y Media Superior). Y tampoco veo ningún esbozo de diagnóstico donde se consignen los problemas estructurales que enfrentan estas figuras directivas: Excesiva burocratización de sus tareas cotidianas (con enfoque administrativo, no pedagógico), empalme de funciones (los famosos y no siempre bien valorados “docentes-directores”); escasa preparación profesional y casi nula actualización, entre otros.

Coincido con los autores del Informe consultado (ver nota al pie) en el sentido de que tan importante es el docente como el directivo para llevar adelante los procesos de aseguramiento del pleno derecho a la educación de niños, niñas, jóvenes y adultos, en contextos escolares que propicien condiciones de equidad e inclusión. 

Así lo expresa el Informe de la OEI: “Si bien tradicionalmente la formación de directores ha estado más orientada a cuestiones administrativas o burocráticas, en consonancia con lo que se consideraba que debía ser el rol del director, en la actualidad se priorizan aspectos pedagógicos, como parte esencial de las competencias a desarrollar en aquellos que van a tener que ser capaces de liderar equipos innovadores, gestionar personas, e impulsar procesos de cambio educativo.”

Revalorizar el papel clave de los directivos escolares

Pienso que en esta coyuntura en que el Congreso de la Unión discute las modificaciones al texto Constitucional, en este escenario político singular que vivimos en México, será conveniente discutir con más profundidad el papel que juega el directivo escolar y su liderazgo académico en los contextos de gestión, acción colegiada y transformación integral de la educación, y tomar las decisiones respectivas en el trazo de las políticas públicas del sector, tanto en el rediseño de programas de formación de esta figura; así como de los esquemas de promoción (o ascenso organizacional) de directivos escolares, como en su profesionalización y acompañamiento permanentes. Ojalá que no se pierda esta oportunidad.

Fuente consultada:

(1) Desarrollo profesional y liderazgo de directores escolares en Iberoamérica. (2017) Miradas sobre la educación en Iberoamérica. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) Instituto de Evaluación (IESME) de la OEI.