En mi anterior artículo expliqué cómo AMLO incurrió en falsificación de la historia de América con sus cartas al Papa Francisco y al rey de España, Felipe VI, donde les solicitaba pedir perdón por los agravios cometidos contra los pueblos originarios durante la conquista española y la etapa colonial – ver enlace a ese artículo al final -.

Deseable sería que este episodio quedara como un caso único en la crónica de los errores de AMLO que fueron corregidos y superados. Desgraciadamente, me temo que no será así porque parece que AMLO tiene una inclinación a falsificar la historia. Digo esto porque no es la primera vez que ocurre. Enseguida vamos a ver otro caso que ocurrió recién.

El 17 de marzo pasado AMLO declaró "abolida" la política neoliberal en México. Cito sus palabras: "es el momento de expresar, aprovechando este foro, que para nosotros ya se terminó con esa pesadilla que fue la política neoliberal, declaramos formalmente desde palacio nacional el fin de la política neoliberal...Quedan abolidas las dos cosas". Y como no podemos quedar en el vacío histórico, AMLO decretó la apertura de la etapa "posneoliberal" o el modelo que postula su programa político, y que no es sino el Estado de bienestar.

Ese día AMLO decretó la existencia de un hecho histórico significativo que manaba de su voluntad: el final de una etapa de “pesadilla” en la historia económica de México – el neoliberalismo – gracias al inicio de una nueva y mejor etapa – el “posneoliberalismo” o Estado de Bienestar –. Pero ¿es cierto este "decreto de AMLO"? ¿Su decreto es un hecho histórico, un suceso que ha cambiado la historia económica de México?

Es fácil deliberar sobre esto. Sólo tenemos que hacer lo que hice en mi anterior artículo, es decir, referirnos a los caracteres fundamentales que deben poseer los objetos - hechos - en la moderna ciencia de la historia. En este caso nos interesan dos caracteres: la correlación y significancia del hecho en cuestión - el decreto de AMLO -. Explicó a continuación estos dos caracteres.

Un hecho histórico es explicado o comprendido cuando se le pone en correlación con los demás hechos, sin pretender jamás derivar de dicha correlación una relación causal en virtud de que la ciencia de la historia ha desechado la explicación causal desde finales del siglo XIX. A su vez, la significancia de un hecho consiste en la capacidad que haya demostrado para condicionar a los otros hechos de un modo cualquiera, esto es, de producir en su curso variaciones que pueden ser atribuidas al hecho en cuestión. En suma, el hecho histórico se distingue por su capacidad para determinar de manera significativa la historia de una sociedad humana. Aclarado esto, ya estamos listos para insertar el decreto de AMLO - el hecho de interés - en este contexto de análisis.

AMLO, por el solo hecho de ser presidente de México, tiene por definición un cierto grado de correlación con casi toda nuestra realidad como sociedad. Dada esa correlación, sus acciones de gobierno podrían tener un efecto significativo al grado de convertirse en un hecho histórico que encamine la historia de este país por nuevas rutas. Pero esto no ocurre necesariamente. Esto queda en lo posible, en lo que puede ser o no ser. De ahí que he usado el término “podrían”. Y ocurre que el decreto de AMLO no es ese hecho histórico significativo porque tiene serias limitaciones de correlación y significancia, como veremos enseguida.

Al momento en que escribo este artículo es 4 de abril de 2019. En este presente me consta factualmente que nuestras relaciones económicas siguen siendo las mismas que antes del decreto de AMLO, y que son las que han imperado durante toda la etapa neoliberal. Las corporaciones privadas multinacionales - empresas y bancos – y su sucursal nativa llamada élite económica, siguen controlando las relaciones económicas en este país. Los mercados siguen siendo controlados por esas entidades, con todas sus distorsiones monopólicas, lo cual nos aleja mucho del ideal de libre mercado. Y lo más importante: AMLO gestiona un Estado que, por no poseer riqueza subyacente, continúa subordinado al poder económico, financiero y político de esos agentes.

Para corroborar esa subordinación basta con poner la vista en ciertos aspectos del gobierno de AMLO. Su programa político, especialmente en su capítulo económico, sigue determinado por los archimandritas y sicarios de Wall Street: el Banco de México, las calificadoras, FMI, OCDE, etc. Se ha comprometido a no inquietar con sus acciones a Monsieur Le Capital y a Madame La Terre, lo cual incluye no aplicar nuevos impuestos, y mucho menos progresivos. Se insertó en un TLC que, además de ser la joya de la corona del neoliberalismo, se tradujo con su renegociación en una reparación de daños a EUA – ver enlace a uno de varios artículos que escribí sobre el tema al final -. Y para cerrar, AMLO ha instalado a notables de la élite económica nativa a modo de sus asesores y privados, un privilegio principesco que nos estaciona en el ancien régime.

En suma, el modelo neoliberal sigue encaminado como antes del decreto de AMLO y no veo algún elemento de política económica en el gobierno actual que vaya a cambiar esta inercia de las cosas. Y siendo así, puedo concluir que el decreto de AMLO que dio por terminado el modelo neoliberal se trató de otra falsificación de la historia de México, en este caso en su campo económico.

Mi conclusión no cambia así alguien diga que el gobierno de AMLO apenas arranca. El decreto de abolición del modelo neoliberal que AMLO anunció el 17 de marzo es probadamente otra falsificación de la historia. Y es de tontos controvertir eso porque solo los tontos se atreven a controvertir los hechos consumados.

Para ser sincero, digo que AMLO jamás logrará anular por sí mismo al modelo neoliberal. Si nos atenemos al más crudo realismo tenemos que aceptar que las acciones de AMLO no tienen ni correlación ni significancia con respecto al modelo neoliberal. Con esto quiero decir que él no tiene el poder para determinar de manera significativa el presente y el futuro de ese modelo en México. Prueba de esto es la relación de subordinación mencionada antes.

AMLO, como todos los mexicanos, está determinado en este campo por factores más allá de nuestras posibilidades, digamos por un metapoder localizado en los centros de poder económico en los EUA y Europa. Siendo así, el desafío al modelo neoliberal sólo está reservado por el momento para otro metapoder, como podría ser el presidente de los EUA. Y curiosamente eso está ocurriendo desde hace dos años en EUA, donde Donald Trump está librando una batalla encarnizada contra esos centros de poder económico, no para acabar con el modelo neoliberal, sino para atenuar su carácter predador en beneficio de los trabajadores norteamericanos. En realidad, a eso se reduce la batalla política que vemos en aquel país entre Trump y el Establishment desde que asumió el poder ese hombre. Todo se trata de los trillones de dólares que hay en juego. Este asunto lo abordé en una saga de artículos que publiqué sobre el Spygate – ver enlace al último capítulo de la saga al final -.

Afortunadamente los resultados del gobierno de Trump son bastante alentadores. Parece que va ganando esa batalla. Y esperemos que logre quebrar al Establishment porque sólo desde ahí podría decantarse ese cambio de modelo económico que pretende AMLO. Recordemos que la élite empresarial nativa solo es una sucursal de Wall Street. Si estos caen, aquellos también caen.

Como dije al inicio, no creo que AMLO tenga el más mínimo interés en abandonar su inclinación a falsificar la historia. Tan sólo antier volvió a las andadas con su reacción ante las proyecciones económicas para el 2019 y 2020 que publicó la SHCP. Abordaré esto usando como marco de referencia algunas de las enseñanzas de Maquiavelo, el padre de la política moderna, y que siguen vigentes por su probada eficacia.

Para Maquiavelo la fortuna es árbitro de la mitad de nuestras acciones, pero nos deja gobernar la otra mitad, o más o menos, a nosotros". Dicho más formalmente, la fortuna es el conjunto de condiciones que limitan, obstaculizan o frustran la acción del hombre en la historia, pero no es la totalidad de la historia, porque hay algo más que el hombre puede controlar. Y según Maquiavelo, es esa parte de la experiencia que la fortuna no invade, la que podemos controlar, la que hace posible la ciencia en la política, y con la cual el hombre se puede prevenir contra los daños que pueda ocasionar la fortuna.

Es por lo anterior que Maquiavelo acudía en “Príncipe” a una alegoría famosa donde compara a la fortuna - el azar - con un río que cuando se enfurece arrebata todo, pero cuyo ímpetu no resulta dañoso o resulta menos ruinoso cuando el hombre provee en tiempo oportuno reparaciones o diques. Evidentemente, para Maquiavelo el hombre puede controlar en cierto grado al río para prevenirse contra él con la ciencia o el saber.

Dicho lo anterior, ahora contrastemos la posición de AMLO en este caso contra estas enseñanzas de Maquiavelo.  

Debemos suponer que el documento de la SHCP se elabora con un método de investigación científica vigente en la materia. Siendo así, se trata de la proyección del comportamiento más probable de algunas variables económicas significativas en base a registros históricos y a través de un modelo matemático cuya eficiencia relativa ha sido probada. Sin embargo, AMLO puso objeción a esa proyección en los siguientes términos: "Yo considero, y a las pruebas me remito…yo creo que se quedaron cortos en la proyección. Vamos a crecer como se estima, cuando menos en 2% este año, ese es mi pronóstico. Y el año próximo 3%. Apuesto, trato hecho".

Lo que significa que AMLO ha puesto objeción a los resultados de una ciencia auxiliar de la política, como son las matemáticas, fundado solo en corazonadas. De ahí el recurso de la apuesta. Y entonces concluimos que AMLO ha saltado la cerca de lo razonable para adentrarse en el mundo del azar o la fortuna, en el que sólo es posible andar como los ciegos, a varapalos y dando de tumbos y confiados en acertar sólo por mera casualidad o milagro. Y todo, sin que alguien le pidiera saltar la cerca.  

Para Maquiavelo esto sería irresponsabilidad y falta de seriedad, ejemplo muy bien logrado de lo que no debe hacerse en la política. Pero la ironía es que, en ese mismo discurso, AMLO dijo que se trataba de un estimado conservador "para no contradecir al Banco de México" – muestra de subordinación - y porque se está "actuando con responsabilidad y seriedad".

Esta objeción a la proyección de su propio gobierno es otra falsificación, no de la historia económica en registro y la que se encamina – a esta parte ya la falsificó con su decreto -, sino de la historia más probable a futuro según es posible proyectar con las ciencias auxiliares de que dispone la política moderna, como las matemáticas.

En fin, otro error político que lo ha puesto a merced de ese río de la fortuna que, cuando se enfurece, destruye todo a su paso. Solo el tiempo dirá si AMLO es arrastrado por el río por apostar temerariamente contra la ciencia o si acertó por mera casualidad.

Notas de pie:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/03/30/amlo-y-su-ruinosa-falsificacion-de-la-historia-de-america

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/08/29/tlc-muerto-gana-trump-amlo-avanza-pierde-epn-y-lo-que-no-se-nos-dice

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/03/09/hubo-un-intento-de-golpe-de-estado-contra-donald-trump-quienes-fueron

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