Felipe Calderón dijo en entrevista reciente con Adela Micha que yo inventé lo de su alcoholismo. No soy inventor. Hace años, en el 2006, solo respondí con una calumnia a otra calumnia —la calumnia original— del esposo de la señora Zavala en mi contra. Él dijo en el noticiero de radio de Joaquín López-Dóriga que yo lavaba dinero para la primera campaña presidencial López Obrador. Su mentira me indignó, llamé a Joaquín, pedí derecho de réplica, se me concedió y le comenté al periodista de Radio Fórmula que Calderón era un borracho al que no se podía tomar en serio. Tiempo después, admití que eso era falso y me disculpé. Calderón jamás se ha disculpado conmigo. Por esa razón dos veces que me lo he topado en lugares públicos no lo he saludado: lo he dejado con la mano tendida. Sigo esperando que me ofrezca disculpas, tal como yo lo hice. Por cierto, a mí nadie me dice lavador. A él todo el mundo le hace memes por alcohólico. Eso ya no es mi culpa.