Slavoj Zizek escribe en su libro “Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales”, un apartado llamado “Antinomias de la razón tolerante”, donde llega a la conclusión de que no existe mayor intolerancia que aquella que se sustenta en la supuesta tolerancia, algo que pasa con regularidad en nuestra estructura social.

En estos días una de las discusiones en las redes sociales, que impacta en diversas bandas, como una excelente tirada de billar, tiene que ver con la violencia verbal en éstas y el supuesto racismo, pero que sin embargo mueve hacia un lugar preciso: la represión-regulación-asepsia de las mismas.

Ese espacio de libertades en estos momentos es bombardeado, sino se puede desde la ley, como la pretensión del ACTA (un acuerdo contra la piratería), que alcance la diatriba mentirosa.

En las redes sociales se cuestiona la realidad del homo videns (el ser educado en la perversión de la televisión), por lo que la palabra-letra resurge para destronar las lógicas de control.

Es bajo esta dinámica que la discusión se da, en muchos casos se desarrolla de forma desorganizada, tonta, ignorante, otras tantas clasista y racista, sin embargo no se edifica de forma organizada un odio sustentado en eso; que unos cuantos lo digan no habla de la estructuración de un discurso de desprecio.

Me preocupan las personas que hablan de los vilipendiosos, de “los sicarios cibernéticos”, los que “destilan odios”, los que “envenenan”, los racistas.

Enrique Krauze es uno de los exponentes y un supuesto denunciante del vacío en el que pueden caer las redes sociales al llenarse de contenidos que descalifican.

La prosa precisa, la palabra clara, el adjetivo pomposo, el verbo nítido, deberían ser la constante en esos espacios de discusión, la agresión y la violencia se notan cuando se descalifica, sin embargo el poder que violenta con los actos y los “sicarios de los mass media” esos que disparan mentiras a diestra y siniestra no son considerados violentos ¿Por qué no buscamos regular a los medios violentos y mentirosos?

Mientras por un lado se hace énfasis en esa violencia, por otro lado también se reproduce, desde la posición de falsa víctima se pretende atacar a “los enemigos” porque el poder y sus testaferros consideran al disidente y detractor eso.

Hace unos días Krauze escribía que había un nazi en el twitter, mensaje con destino a Alfredo Jalife ¿En esa frase no hay violencia?

El Dr. Alfredo Jalife desde que yo lo leo, hace unos cuantos años, siempre ha planteado una idea: existen grupos asociados que pretenden imponer hegemonías, una clase de cofradías de intelectuales que amalgamados con el poder desarrollan saberes que pretenden hegemónicos, la mayoría de las veces ha acertado.

Alfredo Jalife explica la existencia de un grupo de intelectuales que se parapetan en sus posiciones religiosas para actuar y para vacunarse ante cualquier agresión, entre ellos Krauze.

Cuando esos falsos demócratas son desenmascarados no les  queda más que regresar a  su famoso: “incitan el odio en mí por mi condición religiosa”.

El judaísmo, el catolicismo, el cristianismo, el maoísmo, etcétera, son parte de lo mismo, un montón de edificaciones subjetivas que se sustentan en el control de conciencias y almas, grandes mentiras que han causado lo contrario que predican; un montón de guerras idiotas y la ruptura del lazo solidario entre hombres, nadie ama más a su prójimo que a él mismo.

La agresión racial, religiosa, de clase, es baja, es pendeja, y ocurre, la he visto de forma reiterada en los documentales que realiza Clío y que se transmiten por Televisa, donde Krauze ensalza de forma continua a los españoles y les da un papel de masas bárbaras a los indígenas.

Misma historia que el poder ha reproducido con precisión en la realidad ¿Dónde está el reconocimiento de nuestro pasado indígena? ¿Cuáles son las comunidades más empobrecidas? ¿Por qué no les compramos desodorantes a los indígenas-indios? Ya ven que huelen feito, como dicen algunos prianistas perfumados para que olor putrefacto de sus almas no sea percibido.

No voy lejos, solo ha que ver las telenovelas que usan de protagonistas pura “gente bonita”, donde lo “naco-pobre” es un estereotipo. O ¿dónde están los protagonistas con una capacidad diferente? Solo son usados en eventos mercantilistas como el Teletón. ¿Por qué no se habla de ese racismo-clasismo?

Desde mi punto de vista, desde la doxa, ese supuesto racismo contra Krauze, orquestado por la horda de trolleros-twitteros no se da. No salgo a defender al Dr. Jalife, él puede solo.

Lo que me parece importante del asunto es que vemos como se están moviendo los hilos del poder para marcar pautas en un campo que no han podido combatir, que son las redes sociales. Mi sospecha es esa.

Por lo demás solo  puedo citar a Zizek: “lo que está mal en la lucha políticamente correcta del multiculturalismo contra el racismo no es su excesivo antirracismo, sino su racismo encubierto”.