Un grupo multidisciplinario de la BUAP desarrolló un inoculante de segunda generación, llamado Inocrep, que incrementa hasta seis veces los rendimientos de cultivos como jitomate, maíz, frijol, papa y flores de ornato.

Además de mejorar la productividad, Inocrep ayuda a los cultivos a resistir la sequía y la salinidad del suelo, y reduce en un 50% el uso de fertilizantes químicos, posicionándose como una alternativa sustentable y competitiva para la agricultura.

Los Investigadores de la BUAP que desarrollan Inocrep

El desarrollo de Inocrep inició en 2008 con la tesis doctoral de Morales García. Tras seleccionar seis cepas adecuadas entre 120 cepas de 18 géneros, se solicitó la patente en 2013, otorgada por el IMPI en 2016, convirtiéndose en la única patente mundial de inoculantes de segunda generación con estas características.

En el proyecto participan destacados investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas y del Instituto de Ciencias, entre ellos: Yolanda Elizabeth Morales García, Jesús Muñoz Rojas, Antonino Báez Rogelio, Ana Line García Torres.

La investigación incluye seis especies de bacterias benéficas que se adhieren naturalmente a las semillas, colonizan en gran número, eliminan patógenos y respetan la microbiota natural del suelo:

  • Azospirillum brasilense Sp7
  • Burkholderia unamae MTl 641
  • Pseudomonas putida KT2440
  • Sphingomonas sp. OF 178
  • Gluconoacetobacter diazotrophicus PAl 5
  • Bradyrhizobium sp. MS22

El inoculante es económico y eficiente, ya que una dosis de 300 mililitros es suficiente para tratar una hectárea de cultivo. Como destacó la doctora Yolanda Morales.

Inocrep de la BUAP da pasos hacia su comercialización

La producción industrial está a cargo del doctor Antonino Báez, con dos biorreactores de 150 litros, planta piloto y la spin-off MicroBST Yoliza para su comercialización. Los ensayos se realizaron en diversos estados, incluyendo Morelia, Chihuahua, Hidalgo, Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

Investigadores de la BUAP desarrollan Inocrep, inoculante  de segunda generación.

Para su comercialización, el proyecto recibió financiamiento de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación y avanza en la obtención de permisos de licencia sanitaria y registro ante Cofepris. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural validará la efectividad del inoculante.

La maestra Ana Line García Torres explicó que cumplen con ISO 9000 e ISO 17025, garantizando eficiencia constante en todas las etapas de producción.

Asimismo, se realizaron pruebas de irritabilidad, toxicidad y composición, y se establecerán protocolos de manufactura, calidad y seguridad, asegurando la inocuidad del producto, añadió García Torres, auditora de la Entidad Mexicana de Acreditación.