Final Fantasy XVI es probablemente uno de los juegos menos amigables que nos hemos encontrado en el género de los JRPG actuales.
A diferencia de otros títulos de la franquicia, así como obras de diversos estudios; Final Fantasy XVI es un ejercicio de paciencia y voluntad como no se había visto en la franquicia desde sus primeros juegos.
Esto provoca que el título se sienta agresivo y mal ejecutado en un primer momento; pero conforme avanzan las horas, la obra de Square-Enix va cobrando nuevos matices.
Siendo, sin temor a equivocarnos, el mejor juego de la saga (para un jugador) desde el ya veterano Final Fantasy X para PS2.
¿De qué trata Final Fantasy XVI?
Final Fantasy XVI nos pone en el mundo de Valisthea, donde está a punto de estallar una guerra en el territorio del ducado de Rosaria.
Es ahí donde conocemos a nuestro protagonista, Clive Rosfield, hijo del duque de Rosaria y hermano de Joshua, quien lleva dentro de sí el poder del Fénix.
En un viaje al templo del Fénix, previo al inicio del conflicto, los Rosfield son traicionados por sus aliados del Imperio; asesinando a su padre y hermano, este a manos de Ifrit, un misterioso monstruo de fuego.
Clive sobrevive y ahora dedicará su vida a buscar venganza por la muerte de su familia, además de descubrir quién se oculta detrás del poder de Ifrit.
A grandes rasgos está es la premisa de Final Fantasy XVI; sin embargo, esta trama desemboca en una serie de eventos que la hacen evolucionar en diversas ramificaciones.
Donde la venganza de Clive llega a pasar a un segundo plano, metiendo narraciones sobre el esclavismo, la rebeldía, el abuso de poder, así como la fe ciega en elementos supuestamente sagrados.
Todo aderezado con el misterio detrás de los poderes del protagonista, los Eikons (estas bestias divinas) y sus Dominantes (las personas que pueden esgrimir sus poderes).
La historia de Final Fantasy XVI es bastante compleja, al grado que el mismo juego te pide que estudies la evolución de los personajes y la geopolítica de Valisthea para tener un mejor contexto de todo.
Esto hace que en sus primeras horas se siente exageradamente pesado, pues no es un relato que se pueda contar de manera amena, sobre todo por todos los conceptos y nombres que maneja.
Sin embargo, cuando estás por rendirte, la obra te sorprende con un giro o evento impactante, que te hace seguir para saber más de lo que sucede con los protagonistas.
Es ahí cuando te das cuenta que el equipo de Square-Enix pensó muy bien cómo llevar esta narrativa.
En parte gracias a que Final Fantasy XVI no tiene empacho en mostrar un relato maduro y oscuro, con escenas incómodas, violentas y tristes por igual, que para este punto eran necesarias para la franquicia.
Mucho se le ha comparado con Game of Thrones, y en parte tienen razón, pues se usa la fantasía oscura para construir un mundo verosímil donde se ven las consecuencias de esgrimir poderes tan destructivos como la magia e invocaciones.
La experiencia narrativa de Final Fantasy XVI es como leer un libro; con unos primeros capítulos poco interesantes y hasta aburridos, pero que sientan las bases para una serie de actos futuros bastante interesantes.
¿Cómo se juega Final Fantasy XVI?
El gameplay de Final Fantasy XVI es igual de demandante que su historia, más allá de que la base es acción pura.
Final Fantasy XVI da un paso más allá en el abandono del sistema tradicional JRPG, por batallas activas al estilo de NieR; con la posibilidad de hacer combinaciones por demás espectaculares.
Las cuales te sirven para derribar a enemigos importantes como jefes, por lo que gran parte de tu estrategia en estas peleas es ir por su barra de “aturdimiento” para así desatar toda tu furia.
Esto gracias a los poderes de los Eikon, los cuales varían dependiendo el “monstruo” que tengas equipado.
Así Fénix te dará poderes de fuego bastante devastadores, Ramuh desatará poderes eléctricos de apoyo o a distancia, y Garuda se basará en ataques rápidos y combos aéreos.
Y claro, no podemos olvidar el estado límite, que te da un empuje ofensivo por algunos segundos. Todo esto lo podrás mejorar con tus puntos de habilidad, para crear combos de gran impacto.
Eso sí, debes de estar muy al pendiente de Final Fantasy XVI, pues habrá momentos con QTE, donde se te pedirá apretar un botón específico, principalmente en batallas importantes; no son muy complejos, pero vale la pena no distraerse.
Aunque se mantienen los niveles de experiencia y equipamiento, en realidad estos son secundarios, pues conoces todas las particularidades del combate, puedes pasar el juego sin cambiar de arma o mejorar tus habilidades.
Esto significa que aquí no sólo se trata de apretar botones a lo loco, debes de saber muy bien como esquivar, bloquear los ataques, curarte e incluso llamar a Torgal, tu fiel perro.
Si te la pasas apretando el botón de ataque, es posible que seas derrotado en más de una ocasión, incluso por los enemigos más débiles.
Ahora bien, el juego está armado para que te mantengas avanzado en la historia de manera continua; Final Fantasy XVI no te da nada si no mantienes un paso seguro.
Esto debido a que todos los extras del juego están ligados a eventos que pasan en la trama general.
A menos que suceda X cosa, no podrás explorar el mundo con libertad; si no pasa Y cosa, no tendrás misiones secundarias; si no llegas a Z evento, no obtendrás muchas de tus habilidades.
Contrario a casi todos los juegos actuales, Final Fantasy XVI no quiere que te distraigas de tu objetivo principal, por ello va abriendo todo su mundo poco a poco.
De nueva cuenta, esto hace que el juego se sienta muy aburrido y excesivamente lineal, incluso más que Final Fantasy X y Final Fantasy XIII; pero si eres constante, te darás cuenta de todas las posibilidades que ofrece Valisthea.
Eso sí, para que comiences a ver los primeros cambios, tendrán que pasar entre 7 u 8 horas; a partir de ahí es cuando el juego comienza a cambiar.
Obtendrás algunas misiones secundarias (variarán dependiendo el capítulo), alguns no tan relevantes y otras con impacto en el gameplay; como mejorar tus pociones o tener acceso a un Chocobo.
Además de que también se te darán algunos encargos para matar monstruos poderosos, los cuales tienen recompensas altas en objetos, dinero y experiencia.
Hablando de esto, hasta en dicho aspecto Final Fantasy XVI economiza al extremo, pues obtendrás muy poca experiencia, dinero o remombre de los enemigos.
El progreso es lento, con enemigos que dan 6 gil y 20 de experiencia, lo cual es frustrante en un inicio; pero de nueva cuenta, si persistes, poco a poco el juego entrega mejores dividendos.
Finalmente debemos de señalar que en Final Fantasy XVI no tendrás un equipo, serás tú contra el mundo; si bien estarás acompañado casi todo el tiempo, no tendrás acceso a los otros personajes.
Es decir, no podrás cambiar sus armas, mejorar o asignar habilidaes, o usarlos en algún momento; todo se reducirá a Clive. Ni siquiera Torgal, el perro, es suceptible de personalización.
Esto es un poco extraño y triste, pues si eres un veterano de los JRPG o de Final Fantasy, gran parte de su encanto es crear un equipo para afrontar la aventura, lo cual te vincula más con los personajes.
Si bien con el pasar de las horas te acostumbras, al inicio sí se extraña tener una ventana para revisar las estadísticas de tus compañeros y compañeras.
¿Cómo se ve Final Fantasy XVI?
Final Fantasy XVI se ve muy bien, es uno de los juegos con mejores gráficos en PS5 en este momento; algo que ya es una tradición en la saga principal de Square-Enix.
Los personajes de Final Fantasy XVI están muy bien detallados, lo mismo que los escenarios (los templos de los cristales son una locura).
Mención aparte para los efectos visuales de las magias y las peleas de los Eikons, que se ven espectaculares y con un cuidado casi artesanal.
Eso sí, hay que mencionar que los NPC, aunque su diseño está bien trabajado, carecen de emociones, pues siempre mantienen la misma cara imperturbable.
Incluso Clive y compañía llegan a caer en estas reacciones genéricas, sobretodo en las pláticas incidentales; aunque todo se compensa con los momento narrativos y cinemáticos.
Algo que debemos decir es que la paleta de colores de Final Fantasy XVI es igual de sombría que su historia, con tonalidades grises predominando en casi todo el juego.
Como una manera de presentar entre realismo y la decandencia del mundo de Valisthea, el cual es bastante lugubre y sofocante en algunos aspectos.
Esto no quiere decir que Final Fantasy XVI no tenga colores, sobretodo en zonas como los cristales o en peleas entre Eikons; pero en general trata de mantenerse solemne incluso en su estética.
Otra cosa que tenemos que mencionar es el apartado sonoro, el cual está en un gran nivel; la música es adecuada en todo momento, con temas nuevos que se ajustan perfectamente a los clásicos.
Se hizo un buen trabajo para demostrar lo épico de un combate, la tristeza de una muerte o la alegría por encontrar un viejo amigo.
A esto hay que sumar el doblaje en español latino, el cual es muy bueno, a la altura de lo que se esperaba de Final Fantasy XVI.
Te recomendamos que le des una oportunidad; pero si de todas formas no es de tu agrado, las voces en inglés son sinónimo de calidad en la franquicia desde hace 20 años.
¿Final Fantasy XVI vale la pena?
Final Fantasy XVI es un gran juego, una de esas experiencias que no se dan mucho en los videojuegos modernos, donde tu esfuerzo y paciencia siempre son recompensados.
La historia te reta, el sistema de juego es divertido, el mundo y su mitología son apasionantes, y los personajes son carismáticos.
El único problema de Final Fantasy XVI, como lo hemos mencionado en toda la reseña, es que es lento en todos sus apartados, requiere que seas comprometido con él.
Ya te lo dijimos, es como un libro, no puedes esperar que te dé todo desde el capítulo 1, debes de ir avanzando de manera constante para tener la experiencia completa.
He ahí el por qué decimos que es el menos amigable, pues ni siquiera los otros Final Fantasy estaban construidos de esta manera.
Si eres un fan de Final Fantasy, los JRPG y quieres una gran experiencia para un solo jugador, Final Fantasy XVI es de las mejores cosas que puedes jugar este año.
Sin embargo, no recomendaríamos Final Fantasy XVI para alguien que se va iniciando en la saga o que está acostumbrado a juegos que muestran todas sus características en una o dos horas de juego.
Final Fantasy XVI no va por la inmediatez, apela a la perseverancia, y eso es algo que escasea mucho en estos momentos.