En Nicaragua, el consumo de iguanas y garrobo además de ser una tradición culinaria que ha puesto en peligro de extinción a estos reptiles, se ha establecido criarlos en caso como alimento alternativo, ante los efectos que ha dejado la sequía.
El gobierno ha instado a las familias a suplir este alimento, puesto que los daños causado por esta sequía que es considerada como la peor en los últimos 32 años, ha dejado más del 45% de sus seis millones de habitantes pobres.
Indican que más de dos mil 500 reses murieron y se perdió la cosecha de granos básicos en 108 de los 153 municipios, provocando la escasez de alimentos, sobre todo en el campo.
Ante esta peculiar alternativa, defensores y detractores han salido a dar su punto de vista. ?Es un disparate, el periodo de apareo de este año ya pasó y la reproducción doméstica necesita al menos de dos años para que rinda frutos?, precisó el presidente de la Fundación Amarte de protección animal, Enrique Rimbaud.
Por otro lado, el biólogo Fabio Buitrago explicó que paliar la falta de un recurso afectando a otro, no es la solución, sino diversificar la producción.
En tanto, expertos han comentado que la carne de iguana tiene más proteínas y minerales que la de pollo, res, cerdo y conejo, por lo que sugieren es una buena alternativa alimenticia.
Las iguanas son ?despachadas?, en marcados populares, donde con un cuchillo afilado cortan la cabeza, la cola y la despellejan para venderla al cliente a un precio que va entre dos y ocho dólares según el tamaño.
No obstante, para muchos nicaragüenses la iguana les proporciona beneficios medicinales, aunque no precisamente están comprobados por estudios.
Con información de Milenio.