Los economistas solemos preocuparnos por las cifras de las finanzas públicas y casi de rebote, llegamos a la conclusión que para hacer tal o cual cosa, el dinero no alcanza. Desde luego, siempre es bueno recurrir a nuestro amplio espacio fiscal para darle mayor sustentabilidad a cualquier propuesta, ya que los ingresos por la vía impositiva apenas representan 16 puntos porcentuales del PIB, frente al 32% que tienen en promedio los países de la OCDE. La mejor solución, ante la escasez de recursos, siempre será instrumentar una reforma fiscal, pero se tiene que pensar que tipo de reforma fiscal se requiere y analizar si los ingresos adicionales que se piensan obtener son suficientes para financiar el gasto en materia de desarrollo social o de inversión en obra pública que se quieran emprender.
Ningún anuncio en materia social es más importante que la reforma de pensiones que quiere instrumentar el presidente López Obrador. Como su antecedente inmediato, se encuentra la reforma de pensiones de 2020, que por su alcance y profundidad ha traído enormes beneficios para miles de trabajadores que se han pensionado desde hace tres años.
El fijar como pensión mínima garantizada un monto equivalente al salario mínimo de la Ciudad de México amplió la tasa de reemplazo en los últimos tres años. Este resultado se debe a la estrategia progresiva en los salarios y sólo se podría mantener si la tasa de incremento salarial se ubicara por arriba de la tasa inflacionaria. Para tener acceso a esta pensión se requiere contar con 60 años o más y tener como mínimo un número de semanas cotizadas, 825 en 2024 y este último requisito va a ir aumentando 25 semanas más por año, hasta llegar a las mil semanas en 2031.
Para continuar, vale la pena recordar que la tasa de reemplazo es el porcentaje que existe entre la pensión alcanzada y el último salario percibido antes del retiro; es decir, nos indica, porcentualmente, cuanto disminuye el poder adquisitivo al momento en que decidimos pensionarnos. Volvamos a analizar los datos.
Conforme a la OCDE, la tasa de reemplazo en México en 2018 era de 27.7%, es decir, en promedio un trabajador o empleado en México perdía al pensionarse 72.3% de sus ingresos; jubilarse, entonces, significaba una verdadera desgracia. Este índice ha ido avanzado y conforme a la misma OCDE, en 2023 la tasa de reemplazo es de 55.2%. A partir de 2020 y como consecuencia de las reformas del presidente López Obrador, la tasa de reemplazo ha aumentado en 27.8 puntos porcentuales; lo que significa que la pérdida del poder adquisitivo por pensionarse ha disminuido de 72.3% en 2018 a 44.8% en 2023. Esto, de por sí, significa un gran logro.
La tasa de reemplazo de 27.7% que se tenía en 2018, sin duda, tuvo su origen en la reforma de pensiones de 1997. Podemos darle vueltas, pero a través de las Afores era imposible aumentar las pensiones de los trabajadores debido a los exiguos salarios. Cierto, el incremento de la tasa de reemplazo se hubiera dado si hubieran aumentado progresivamente las aportaciones, obligatorias o voluntarias; pero como esperar más aportaciones voluntarias si los salarios de la mayor parte de la clase trabajadora estaban por debajo o apenas por arriba de los límites mínimos de bienestar. Hay quien dice que esto no fue producto del neoliberalismo, pero Chile que fue el primer país en instrumentar una reforma fiscal de este tipo en América Latina, todavía en 2023 tenía una tasa de reemplazo de 23.7%, una de las más bajas del mundo.
¿Deberíamos estar satisfechos con la mejora de la tasa de reemplazo, que ahora se sitúa en 55.2%? Algunos, dirían que sí, porque ahora existe un tope por la pensión mínima garantizada que en 2023 se situó en 7 mil 003 pesos al mes y en 2024 se ubicará en alrededor de 8 mil 400 pesos. Correlacionemos los indicadores para obtener una mejor perspectiva.
En México, 63% de la masa de empleados formales gana hasta dos salarios mínimos, es decir, hasta 14 mil 934 pesos al mes, ello si se tomara en cuenta el salario mínimo para 2024. Con la tasa de reemplazo de 55.2% y considerando el factor Fox (11% de pensión más con respecto al último salario), se tendría una pensión, en promedio, de 9,150 pesos; eso si todos ganaran 14 mil 934 pesos. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que esta última cantidad es el límite máximo del intervalo; por lo que casi la totalidad de los 14 millones de trabajadores que ganan hasta dos salarios mínimos, si decidieran y cumplieran con las condiciones para pensionarse, con la tasa de reemplazo de 55.2%, recibirían como máximo la pensión mínima garantizada de 8 mil 400 pesos.
De considerarse la reforma planteada por el presidente López Obrador, de pensionarse con el último salario devengado, la gran mayoría de los 13 millones 895 mil trabajadores, cuyos ingresos se ubican en un rango entre uno y dos salarios mínimos, alcanzaría una pensión por arriba de la pensión mínima garantizada. Este sería el mayor logro en materia de justicia laboral; sin embargo, habría que pensar en los segmentos que ganan más de dos salarios mínimos; para lo cual, tal vez se tendría que aplicar cierta gradualidad, disminuyendo la tasa de reemplazo conforme vaya avanzando el número de salarios mínimos percibidos. De no ser así, la reforma de pensiones planteada por el presidente López Obrador sólo reproduciría la estructura actual de los ingresos laborales.
Un último comentario, con cierta ironía dicen que resulta magro el presupuesto anual de mil millones de pesos del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI)., por lo que es sujeto a una probable extinción para ir constituyendo un fondo en apoyo a la reforma de pensiones del presidente López Obrador. Es cierto, se requiere de mucho más dinero; pero todo ahorro que despresuriza el gasto es importante. Hagamos cuentas.
En total, el número de trabajadores que perciben hasta un salario mínimo (7,467 pesos al mes para 2024) es de 119 mil 008. Es decir, si todos decidieran y cumplieran con las condiciones mínimas para pensionarse, cada uno de estos trabajadores recibiría la pensión mínima garantizada (8,400 pesos), con lo cual se requeriría un monto anual de 11 mil 996 millones de pesos; esto es, los mil millones de pesos cubrirían 8.3% de este total. De aplicarse como supuesto la estructura global de edades del sector formal, es probable que sólo 9.5% de esta población pudiera estar cerca de la jubilación. Esto significaría, que se pudieran pensionar 11 mil 282 trabajadores; por lo que los mil millones de pesos cubrirían 87.9% de sus pensiones durante todo un año. ¡Ah!, ello sin tomar en cuenta, las aportaciones de los trabajadores y de los patrones que previamente se habían constituido para tal fin. No está nada mal.
Debo aclarar que sólo estoy haciendo estimaciones, sé que en el INAI hay gente eficiente, responsable y profesional, que puede aportar mucho en materia de transparencia, que tanto sigue requiriendo el país.