Como su nombre lo indica, la aerolínea “chartera” es aquella se nos servirá para atender necesidades específicas en situaciones concretas y particular; es decir, sus operaciones no forman parte de los vuelos habituales, y por ello no forman parte de la oferta de los canales de comercialización tradicionales, pero no por ello dejan de ser parte de la industria aeronáutica.
Magnicharters complica a Luisa Alcalde
Y en nuestro país, una chartera representa un caso más de la industria que se le está “indigestando” a Luisa María Alcalde, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, una papa caliente. En columnas anteriores hemos hablado de otros casos: el de Interjet, una huelga estallada en la actual administración, en la cual la participación de Luisa Alcalde ha sido mínima; también está en puerta el que Transportes Aeromar deje de volar por problemas financieros; y ahora le sumamos el caso de la empresa de vuelos charters, cuya razón social es Grupo Aéreo Monterrey S.A. de C.V., pero que reconocemos más fácilmente como Magnicharters.
No es que quiera ser cansina en mi discurso, pero no puedo dar crédito al nivel de indolencia por parte de Luisa Alcalde, quien ni ve ni oye a los trabajadores de la industria aeronáutica.
Esta empresa, fundada en 1994, cuenta con una flota de nueve aviones modelo Boeing 737-300 y con poco más de 20 destinos, tanto nacionales como internacionales. Sin embargo sus tripulaciones padecen algunos problemas que parecen “copiados” de otras aerolíneas, ¿casualidad? No, lo que sucede es que los dueños de las diferentes aerolíneas se copian en la aplicación de las mismas recetas.
La principal queja parece simple y baladí, pero no es necesario rascarle mucho a la herida para que la pus aparezca. Los trabajadores se quejan del recorte a sus viáticos. Ya conocen ustedes que bajo el argumento de que la pandemia puso a la aviación de cabeza, hay que hacer sacrificios dolorosos pero necesarios para impedir que la empresa quiebre, y con su cooperación, aunque coaccionada, se mantendrán las fuentes de empleo.
Además, los tripulantes no reciben vales de despensa, y utilizaban el dinero de los viáticos para completar los gastos que no alcanzaban a cubrir con el puro salario. Otra queja es que tras 20 largos años de no subir sueldos, los dueños de la aerolínea apenas les dieron un 5% de aumento.
Ojo con los dueños de Magnicharters
Lo más preocupante es que los dueños de Magnicharters, son además los dirigentes del sindicato al que están afiliados. Según la propia Reforma Laboral del 2019, este tipo de prácticas lesivas al trabajador se iban a atacar, pero en los hechos, estas misma prácticas amañadas siguen estando vigentes entre los trabajadores, a plena luz del día y enfrente de las autoridades.
En un afán desesperado que buscaba una real representación, los trabajadores de esta aerolínea intentaron, sin éxito, cambiar de sindicato; a pesar de que se pudo llevar a cabo la votación para legitimar su contrato colectivo de trabajo (Reforma laboral de 2019), y que el resultado de la misma no le fue favorable al sindicato, los trabajadores de Magnichartes siguen teniendo al mismo sindicato, que los representa a una empresa, en la que son las mismas personas dueños y representantes.
Luis Alcalde y la letra muerta de la Reforma Laboral de 2019
Luisa Alcalde no puede dejar que se convierta en letra muerta la Reforma Laboral del 2019, sobre todo porque los puntos más importantes son relativas a los derechos, transparencia y rendición de cuentas en materia sindical, y a la justicia laboral entre otros temas.
Pero aquí lo que resalta a primera vista -de fea manera- es ¿por qué permite que esta empresa de aviación tenga un sindicato impuesto desde la directiva? La Reforma Laboral exige que sea elegido libremente por los trabajadores, pero en este caso es un sindicato patronal quien detenta la representación
Y es que está prohibida por la ley cualquier interferencia patronal que atente contra el derecho de los trabajadores a decidir quién debe representarlos en la negociación colectiva.
A Luisa se le viene acumulando el trabajo, y es derivado de la falta de atención su Secretaría con casos como este, hablando única y exclusivamente de la industria aeronáutica.
Los trabajadores están desesperados y esperan que así como ellos han realizado sacrificios en pro de la viabilidad de la aerolínea, es momento que los dueños se pongan en sus zapatos y les retribuyan económicamente.
Es momento que la Secretaria se ponga a trabajar y deje de acumular pendientes con la clase trabajadora de este país. Es su obligación legal evitar que se convierta en letra muerta lo escrito en la Reforma Laboral del 2019. En cuanto al tema de la democracia sindical, son muchos los casos de simulación, de contubernio entre sindicatos y empresas, y no están enterrados en catacumbas en medio del desierto, sino a la vista de todo el mundo.