Entramos en estas épocas en las que el mundo pareciera detenerse o uno quisiera detener al mundo. Donde todavía los niños van a clases pero ya ni siquiera las hay y todo es risas y diversión. Y es que, pobres niños, ya casi es Nochebuena y aún tienen que asistir a clases. Es curioso, porque siento que diciembre ha marchado rápidamente y ¡apenas han pasado 8 días del mismo!
Es época ya donde los brindis empiezan para no terminar. La época navideña es una época que reúne a personas, a familias pero que también nos rompe el corazón a muchos por las ausencias, por las sillas vacías... por la nostalgia. Ese constante y punzante delirio que es la nostalgia... Esa que no se aparta y que no se va.
Hay prisas en diciembre, prisas de todo y por todo, por alumbrar las casas o poner el árbol de Navidad, por ponernos en modo navideño y a fuerza tener que sentir felicidad y paz. La presión es enorme y es muy desgastante; al menos en mi caso lo es.
Otros más anhelan que llegue esta época porque recibirán aguinaldos o algún dinero extra. Ese mismo que se irá en un suspiro pensando qué regalarle a otros y gastándolo también.
Los menos afortunados no recibirán ni aguinaldo ni un solo apoyo. Sus días serán iguales que todos los días y nada más. No hay nada más.
Otros, más aún con todas las carencias y penas de su vida diaria, se esfuerzan por hacerse amena la época y concentrarse en la esperanza y en Dios.
Pero pasa un fenómeno que año con año se da con espontaneidad: la frase ya muy famosa de “ahí lo vemos en enero”. Frase favorita de todos aquellos que adoran dejar siempre las cosas para mañana.
“Ahí lo vemos para enero” da la falsa sensación de que falta mucho, muchísimo tiempo para que llegue enero. Nos hace creer ilusoriamente que por llegar al mes de enero habrá pasado un tiempo suficiente como para poder resolver todo lo ahora atorado, para que caminen proyectos, temas no hablados, relaciones no retomadas; deudas.
Hasta, si se fijan los políticos mexicanos, poquito a poco dejarán de estar peleándose por los escenarios y reflectores y se mantendrán aislados, sinceramente un respiro para el pueblo bueno, sabio y avispado.
Quizá también lo dejen para enero. “En enero lo checo. En enero arranca mi campaña en forma”, dirían algunos.
Lo lamentable es que el presidente ha aplicado este “ahí luego lo vemos” pero durante 6 años; ya se pasó.
Hace meses dijo y prometió que el sistema de salud quedaría instaurado como uno de los mejores del mundo en diciembre. Sí, en este mes. Pero ya no se cumplió su promesa.
Entonces, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) le entra también al juego de “ahí lo vemos luego. Ya para febrero queda”. Él se va un poco más lejos. No nos vuelve a prometer que en poquito tiempo quede su sistema de salud de primera, pero que sí que por ahí de febrero, marzo, abril, mayo… ya por fin queda, dijo.
Es Navidad y pues hasta los temblores nos quieren recordar que las cosas no se pueden dejar “ahí para enero”, pero sí… las vamos dejando sin embargo el ritmo de la vida continúa, y no, no debería de ser así. Aunque si bien una pausa le viene bien al alma y al cuerpo, “ahí en enero lo vemos” no va a resolver lo que podríamos resolver hoy.
Pero no los juzgo si me dicen que soy Scrooge. Sí lo soy. El personaje de aquella historia que todo lo que tuviera que ver con Navidad le ponía de mal humor... Sí soy.
Me cuesta alegrarme como hace años me alegraba en estas épocas porque no encuentro motivo de alegría en estar viendo constantemente los anuncios navideños donde te invitan a comprar y a gastar un dinero que no tienes en regalos a personas que no te aman en lugar de pensar en regalar amor.
Y todas esas cosas que son enloquecedoras en estas épocas me deprimen en realidad.
Pero bueno… ¿Para qué los amargo con mi propia amargura? Mejor, “ahí para enero” sigo expresándoles mi pesar por estas fechas.
Pero como amo escribir y esta es mi pasión será difícil decirles “ahí para enero” les vuelvo a escribir. Si SDPnoticias me lo permite y Dios, aquí seguiré escribiéndoles siempre de todo un poco. Esperando que ustedes aún me lean a pesar de estas fechas especiales y no me digan con que nos volvemos a encontrar y a leer “ahí para enero”.
Gracias por leer mi reflexión
Es cuanto.