Con la llegada de Claudia Sheinbaum no cambiaron las cosas para la Península de Yucatán, por el contrario, a partir de la entrada en vigor de las reformas secundarias el pasado 18 de marzo, CFE y Pemex tienen más poder y menos supervisión.
El pasado lunes un gran apagón dejó por varias horas sin suministro eléctrico a los estados de Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, causando graves daños a la población, la industria, los comercios y hospitales. Claramente la responsabilidad recae en Pemex, CFE y en la reforma energética instrumentada por AMLO y ejecutada por la actual administración. Como hemos comentado en esta columna, este incidente, es tan solo el principio del caos que vendrá en los meses que se presenten las intensas olas de calor.
La explicación técnica del apagón tiene que ver con los problemas de operación de las plantas de CFE, la mala calidad del gas natural que alimenta a las centrales eléctricas, el deficiente proceso para eliminar la humedad en el energético y la falta de mantenimiento, por parte de Pemex, a las plantas procesadoras.
Entrampados y sin cambios
En política se dice que las casualidades no existen. Resulta que horas antes del mega apagón, una nota de La Jornada, el órgano comunicador oficial del gobierno federal, informó que ejidatarios de Campeche y Yucatán se habían unido para detener las obras de infraestructura energética entre ellas, las que se realizan para hacer llegar el gas natural a las plantas de cogeneración de CFE, Mérida IV y Valladolid.
Por todos es sabido que las expectativas económicas y el desarrollo de la Península de Yucatán se centran principalmente en el suministro y cobertura de energía eléctrica y en que las entidades reciban un suministro de gas natural suficiente para la generación, así como el uso de energías renovables para cubrir la demanda de la industria y de la población de manera eficiente, continua y más barata.
Por tal razón, desde 2017 se planteó la necesidad de construir dos plantas de ciclo combinado. El gas llegaría por el sistema nacional de gasoductos, principalmente Los Ramones, el submarino Houston-Tuxpan y otros de Pemex, esto debido a que la producción de gas en la sonda de Campeche ya era insuficiente y de pésima calidad.
La situación era mala, pero se agudizó cuando AMLO puso a Bartlett como director de CFE y a Octavio Romero en Pemex. El agrónomo, hoy flamante director del Infonavit, decidió que esa producción se utilizara para exprimir los pozos petroleros, por lo que el gas que inyectaban a la Península llegaba sucio y húmedo, y además, durante mucho tiempo el suministro operó entre un 30 al 60% de su capacidad.
En CFE, Bartlett detuvo lo más que pudo la construcción de las dos plantas y la llegada del gas natural, de hecho, tomó la decisión hasta 2023, así, el proyecto que debería de entrar en operación a finales de 2025, se pospuso hasta 2027.
Por si esto fuera poco, los “coyotes” que llegaron de la mano de políticos de Morena disfrazados como asesores de tierras, los mismos que estuvieron traficando las tierras para el Tren Maya, se han infiltrado para movilizar y utilizar a ejidatarios y comuneros para exigir cantidades demenciales de dinero y han creado conflictos sociales de grandes magnitudes en municipios como Seyé, Tinum, Piste, Sisal y otros que requieren las obras de infraestructura.
La misma línea
La senadora Itzel Castillo, hija del líder de izquierda Heberto Castillo y presidenta de la comisión de energía del Senado, parece no entender el contexto actual., al hablar en la inauguración del Foro Plan Energético Nacional, Perspectivas y Estrategias aseguró que de no haberse revertido la reforma energética de 2013 ahora Pemex estaría produciendo unos 500 mil barriles diarios y México importaría crudo; el problema es que AMLO dejó a Pemex en quiebra y con el nivel más bajo de producción de crudo de la historia.
“La demanda de electricidad en 2019 fue de 47,000 megawatts (MW), pero se entregaron permisos por 136 mil MW, tres veces la capacidad que existía. Lo que se hizo fue concentrar esta capacidad en regiones ya saturadas y donde podría haber utilidades, pero no donde hay más necesidades”, lo que no dijo la senadora fue que AMLO y Bartlett detuvieron todos esos permisos, de ahí el gran déficit, además olvidó señalar que la CFE tampoco invirtió un solo peso en transmisión y distribución, generando aún más pobreza energética.
La situación de la Península de Yucatán es dramática y resulta muy lamentable que el interés que prevalezca sea saciar el apetito de ciertos oligarcas, coyotes y algunos políticos, sin que les importe la población.
El apagón del pasado lunes no es fortuito, todo indica que pudo ser un boicot inducido por alguien con mucho poder, y la península con el tiempo dejará de ser un oasis en medio del desierto de la inseguridad para convertirse quizá en la región más pobre del país y todo por los obscuros intereses de unos cuantos.
X: @diaz_manuel