Una de las cuestiones centrales que no quieren reconocer los opositores al gobierno del presidente AMLO y los organismos y críticos extranjeros, son los logros macroeconómicos, que antes fueron el “talón de Aquiles” de los gobiernos del modelo de apertura externa con libre mercado y libre competencia con pauperización salarial. Vivimos entonces una etapa económica de bajo crecimiento y baja inversión con políticas de estabilización constante.
En cuanto se aflojaban estas políticas y se intentaba acelerar el crecimiento, se disparaban los procesos de aumento de precios (al productor y al consumidor) y reaparecía el alto déficit de la balanza comercial y la cuenta corriente por el alto contenido de importaciones de la planta productiva, ante la ruptura de las cadenas productivas prevaleciente en el modelo macroeconómico. Había entonces que recurrir al endeudamiento externo de mediano plazo con tasas de interés variable que afectaban la disposición de recursos para inversión. El déficit externo era paliado por la entrada de divisas, la inversión extranjera directa y los altos volúmenes de exportaciones manufactureras. Pero era necesario regresar a estabilizar.
Hoy, el modelo macroeconómico ha funcionado bien, con estabilidad, aunque con bajo crecimiento, el cual viene de una caída brutal del PIB durante los años de la pandemia global, que se acompañó de una restricción mayúscula del sector exportador y la inversión extranjera, ante, la también caída espectacular de la economía estadounidense, nuestro socio estratégico más importante.
Hoy desplazamos con este modelo y la pujanza del sector exportador, y el gran flujo de remesas desde el exterior, a China como socio principal mayoritario de EU, nuestra moneda (otro gran “talón de Aquiles” del modelo de apertura y libre mercado) ha mantenido una envidiable estabilidad con apreciación frente al dólar estadounidense, que ha permitido atacar la inflación (con un alto componente externo por las importaciones) y mantener la tasa de interés sin alzas relevantes (sin usarla como variable de estabilización).
Además, México se colocó como 13ª economía del mundo, arriba de España, Australia y Turquía. Son logros fundamentales de alto valor para nuestro futuro económico y para enfilarnos hacia un ciclo de crecimiento sostenido de mediano plazo, no logrado en este sexenio, que permita aumentar el bienestar de la población significativamente con oferta de empleo.
La muy criticada política energética (redistribución del mercado en la industria eléctrica y rescate de Pemex para aumentar su producción y reducir el escandaloso sobreendeudamiento existente), tiene que ver, sin lugar a dudas, con la excesiva presencia del capital extranjero en el sector, las increíbles concesiones otorgadas en contratos leoninos (están localizables los distintos análisis al respecto, personalmente en esta página abordé algunos de esos casos), la necesidad de rehacer un flujo de recursos para financiar nuevas inversiones, y también el ideario político del gobierno actual y de su líder máximo, el presidente de la república. El plazo de tres años -luego de la pausa de pandemia global de casi tres años también- para una tarea tan gigantesca, era extremadamente difícil de lograr, y no obstante los avances en el sector, se los consideran un inmenso fracaso y el autor del informe sobre la situación de México para 2024, del Baker Institute se hace eco de esta “posición política e ideológica” sobre el sector energético mexicano, distorsionando la realidad. Enumeramos algunos avances:
- Se van a comprar 12 plantas generadoras de electricidad a la empresa española Ibedrola; se lograron rehacer las finanzas de la CFE, en riesgo de quiebra, se redistribuyeron las ganancias totales del sector.
- Y del lado de Pemex, se ha reducido casi en 2/3 partes las importaciones de gasolinas que llegaron a representar $13,000 millones de USD, se aumentó la producción de crudo que estaba en su nivel mínimo después de 40 años, se redujo en un tercio la deuda bruta total de Pemex y hubo nuevos descubrimientos de yacimientos, se construyó una nueva refinería, además de reestructurar las refinarías existentes para nuevos niveles de producción de productos refinados. Se mencionan ya cambios importantes en el próximo gobierno (posible) de la Dra. Claudia Sheinbaum.
Todo ello, está produciendo un cambio cuantitativo y cualitativo en el sector energético mexicano devastado por las anteriores administraciones sexenales, aunque la tarea está incompleta y faltan varias cuestiones fundamentales, como la de enfilar al sector definitivamente por la senda del cambio energético, es decir, la transición hacia el predominio de las energías limpias y renovables.
¿Cómo financiar este inmenso esfuerzo? Una vía es rehaciendo el sector de las energías fósiles y generando un flujo de financiamiento suficiente desde las finanzas de las empresas energéticas para su propia reconversión, no con deuda pública, complementada con inversión extranjera directa (IED) en condiciones leoninas para el sector.
El gran tema para los líderes parlamentarios del Partido Republicano y para el ala conservadora del Partido Demócrata, es el crimen transnacional organizado actuando en EU con los flujos de drogas sintéticas, opiáceos, cocaína y derivados de la amapola. Su opción es presionar al máximo al gobierno mexicano para obligar a una postura más combativa de sus fuerzas federales, o hacia la declaración de las estructuras criminales en México como “organizaciones terroristas”, lo que conlleva la intervención de una fuerza armada en territorio nacional, posiblemente, y después de la resolución de la Congreso de los EUA, aunque la última palabra la tiene el presidente de la república, el jefe de Estado, porque es quién emite la orden ejecutiva que tiene fuerza legal.
Esta amenaza, aunque se esgrime reiteradamente cada vez que en EU hay proceso electoral o que la problemática de las adicciones masivas se recrudece y crece la presión social al respecto, no debemos tomarla a la ligera. Menos aún si llegaran nuevamente al poder los líderes del Partido Republicano con un Donald Trump fortalecido y un congreso mayoritario.
Aquí en este punto es en donde convergen: el informe del Baker Institute, las presiones y declaraciones de los líderes del Congreso en EUA del Partido Republicano y la discusión interna en México sobre el tema de la concepción, filosofía política y estrategia para recuperar la seguridad en México y poner bajo control de la autoridad pública a las organizaciones del crimen transnacional organizado, desde las propuestas de las candidatas a la presidencia de la república, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
Es con esta postura de endurecimiento y confrontante que reclaman e impulsan los líderes políticos del Partido Republicano y un sector del Partido Demócrata, así como, el tratamiento inexacto y engañoso que se puede leer en informe del Baker Institute al respecto, con la cual se ha alineado la candidata de la derecha mexicana, la ingeniera Xóchitl Gálvez. La línea de razonamiento que puede percibirse en la propuesta que ha presentado en los últimos días, es el fortalecimiento de las instituciones, las políticas y medidas de orden coercitivo, en diversas variantes. Es un retorno a las políticas punitivas como gran factor de contención y éxito.
La Dra. Claudia Sheinbaum reitera la necesidad de ampliar y fortalecer las opciones relativas al ataque a las causas estructurales del fenómeno criminal y el empoderamiento mayúsculo de las organizaciones criminales, la reforma al poder judicial, el mayor ataque a fondo contra la corrupción y la consolidación de la Guardia Nacional, un cuerpo hoy de 120,000 miembros con cuarteles y entrenamiento adecuado a sus funciones, las cuales, insisto, desde mi perspectiva personal, deben revisarse.
Además, de una estrategia apoyada en un aparato de inteligencia eficaz. Correcta en lo fundamental, pero que adolece, no obstante, de algunos puntos sustantivos a considerarse, para reforzar la perspectiva de un proceso de pacificación realmente en avance.
Nos ocuparemos después de ambas propuestas en un análisis más detallado.