“Se oye bonito, ¿no?”, dijo la presidenta de México en su conferencia de prensa mañanera. La verdad de las cosas es que sí, se oye bastante bonito el nombre original —desde 1607—, por lo tanto el nombre verdadero de Estados Unidos: América Mexicana.
No fue una ocurrencia de Claudia Sheinbaum, sino una respuesta con sapiencia histórica a una puntada bastante infantil de Donald Trump, la de cambiar el nombre al Golfo de México, que así se llama desde el siglo XV, esto es, desde antes de que existiera Estados Unidos.
En el terreno dialéctico a Trump le resultará difícil, aun imposible vencer a la mucho más culta Sheinbaum. De hecho, el presidente electo de Estados Unidos (o América Mexicana) ha perdido de todas, todas cuando ha intentado imponer sus ingeniosidades a la presidenta de México. En cada ocasión Claudia ha ganado el intercambio de agudezas porque, en este campo de batalla, la cultura suele superar al bullying vulgar.
Claudia terminó de derrotar a Trump en el debate al recordarle que él, por muy presidente electo de Estados Unidos (o América Mexicana) que sea, está mal informado porque a México ya no lo gobiernan los narcos —Genaro García Luna, encarcelado en el vecino país, y Felipe Calderón, quien autorizó las fechorías del otro y ahora disfruta el vino tinto español y las tapas en Madrid antes de que le caigan encima las acusaciones—. A México ahora lo gobierna el pueblo de México y nadie más.
La gente especializada en psicología recomienda básicamente tres acciones para detener a un acosador: (i) actuar de forma rápida y consistente; (ii) usar un lenguaje simple y sin emociones y (iii) establecer limites.
Es lo que hizo Claudia Sheinbaum ante la nueva agresión de Donald Trump. De inmediato respondió en la misma lógica en la que ha respondido antes: sin atemorizarse y poniendo por delante la defensa de México. Claudia lo hizo además con un lenguaje sencillo —eso sí, con conocimiento de la historia— y sin emociones de enojo ni de preocupación, inclusive con sentido del humor. Y claramente la presidenta Sheinbaum volvió a decirle al presidente electo Trump cuáles son los límites en la relación: los del respeto a la dignidad de la sociedad mexicana.
¿Qué va a hacer Trump después de la respuesta de Claudia que de plano lo ha dejado en malas condiciones dialécticas? Una de dos: (i) entender que México no se va a dejar aplastar o (ii) entender que México no se va a dejar aplastar. Y después que haga lo que se le pegue la gana o aquello que le permitan los chalados multimillonarios que lo controlan, como don Elon Musk.