Las fallas en las aeronaves oficiales de dos gobernantes de primer orden deben usarse para dar lecciones de aviación política —y de austeridad— a columnistas nostálgicos como mi amigo Jorge Fernández Menéndez, de Excélsior, quien no pocas veces viajó en los arrogantes y excesivamente costosos aviones presidenciales en los sexenios de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas.

Cito enseguida lo que dije aquí el 3 de octubre de 2024 en el artículo AeroLula y AeroMerkel. Vuelos baratos y caros para Claudia. Y ¿nueva sección mañanera?”:

1.- “Luiz Inácio Lula da Silva y Angela Merkel son dos figuras muy destacadas de la política global. Tanto el brasileño como a la alemana conocen la frustración de que los aviones oficiales fallen. Ni hablar, ninguna creación humana es perfecta”.

2.- “La aeronave del gobierno de Brasil se estropeó hace unos pocos días, después de que despegara del AIFA con destino a Brasilia”. Lula había venido a México a la toma de protesta de Claudia Sheinbaum.

3.- Antes, “en 2018 tuvo problemas el avión llamado Konrad Adenauer —bautizado así por uno de los padres de la Unión Europea—. Este Airbus A340-300 había despegado llevando como pasajera principal a la entonces canciller Merkel, quien iba a asistir a la cumbre del G20 en Buenos Aires, Argentina. Por problemas en los sistemas eléctricos, cuando volaba por los Países Bajos, dio media vuelta y aterrizó en Colonia, Alemania”.

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4.- ¿Cómo solucionó Merkel el problema? “Con una combinación sensata: la utilización de otro avión de la fuerza aérea alemana —la famosa Luftwaffe— y la adquisición de boletos, para ella y sus acompañantes, de un vuelo comercial. La segunda aeronave oficial la llevó a Madrid y, desde la capital de España, la célebre gobernante siguió su viaje a Buenos Aires en la aerolínea Iberia. Algunas personas que realizaban el mismo trayecto en clase ejecutiva la retrataron bastante relajada jugueteando con su celular, que por lo que leí sí tenía acceso a internet”.

5.- “¿Cómo resolvió Lula su crisis aérea después de haber asistido a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum? Con otro avión oficial. Lula esperó muchas horas en Mexico a que llegara la segunda aeronave del gobierno brasileño”.

6.- La prensa de Brasil comentó que el segundo avión oficial de Lula no tenía internet, lo que molestó bastante al presidente de ese país.

Toda esa información desmiente al nostálgico de los aviones presidenciales Jorge Fernández Menéndez, quien hoy por segunda ocasión ha cuestionado a la presidenta Sheinbaum por su decisión de viajar a Canadá en avión comercial, en vuelo con escala —lo mismo hizo Claudia en su viaje a Río de Janeiro cuando acudió a la cumbre del G20—.

Escribió ayer domingo —y publicó hoy lunes— el columnista de Excélsior: La presidenta viajó “ayer” en vuelo comercial”. Mi comentario: Es falso que Claudia viajara ayer domingo: viajará hoy lunes a las 6:00 AM.

Dijo Jorge Fernández: Que los aviones oficiales tienen mejor internet que los comerciales, algo necesario para que quienes gobiernan sigan “en contacto con su equipo, incluso para seguir trabajando, recibiendo llamadas y videos”. Mi comentario: Eso es falso, como demuestra la experiencia del Aerolula, sin internet, y del avión comercial de Iberia que Merkel utilizó, en el que la alemana chateaba quitada de la pena. No hay diferencias en los servicios de internet de los aviones privados y los comerciales.

Dijo el colaborador de Excélsior: “La presidenta llegará cansada después de un largo vuelo y sin posibilidades de trabajar en el trayecto”. Mi comentario: A nadie en buena forma física —es el caso de Claudia Sheinbaum— agota un vuelo de seis horas, que es lo que durará el primer trayecto que ella realizará, de la Ciudad de México a Vancouver, Canadá. Por supuesto, Claudia trabajará en el avión todas las horas que quiera, no solo porque casi seguramente tendrá internet —el de las aerolíneas comerciales es bastante bueno—, sino porque llevará documentos que podrá revisar con la tranquilidad que nadie tiene en la oficina, donde el personal asistente, es lo normal, suele distraer con toda clase de peticiones a quienes mandan.

Preguntó Jorge Fernández: “¿Por qué a Canadá llegará en vuelo comercial en un gesto que no despertará más que curiosidad (y un poco de lástima) entre sus contrapartes?”. Mi comentario: Lástima, espantosa pena ajena despertaban los presidentes mexicanos que viajaban al extranjero en grandes aviones, impropios de gobernantes de países con millones de personas en la pobreza, y que además invitaban a toda clase de gorrones de la política, las empresas y los medios de comunicación.

¿Qué pasaría si se atrasara demasiado o no pudiera volar el avión comercial en el que hoy Claudia debe volar a Canadá? No lo sé, pero supongo que buscaría una opción comercial haciendo escala en Estados Unidos; algo así como lo que hizo la alemana Merkel. Si no la hubiera, pediría un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, máquina imperfecta que también podría descomponerse —como ocurrió a las aeronaves de Lula y Merkel—, o en una de esas hasta cancelaría el viaje y enviaría una nota de disculpa a Donald Trump pidiéndole que la recibiera en la Casa Blanca cualquier otro día. Hasta Trump, multimillonario orgulloso de su patrimonio, entenderá que Claudia viaja en aviones comerciales porque en política la forma es fondo, y ella ha decidido que si puede, no ofenderá al pueblo de México utilizando costosísimos aviones oficiales o privados.