El periodista Joaquín López Dóriga logró reunir a Marx Arriaga, encargado de la elaboración de los libros de texto de la 4T y al ex secretario de educación pública Aurelio Nuño, responsable de la mayor reforma educativa en los últimos 30 años, en un debate donde salieron a relucir cosas muy interesantes, pero, sobre todo, puso en la agenda pública, justo al inicio de las campañas, el tema de la educación.

El debate sirvió para contrastar dos posiciones totalmente distintas. Aurelio Nuño explicó el proyecto en que basó la reforma educativa “educar para la libertad y la creatividad” a través de un modelo donde los alumnos desarrollaran al máximo sus capacidades humanas y a partir de eso, obtener los elementos para decidir la vida que quieren vivir, de forma autónoma y sin depender de la voluntad arbitraria de nadie.

Marx Arriaga presentó la visión de AMLO y la 4T, que, como se dijo, “desprecia profundamente la libertad”. La propuesta de Morena para la educación es la dominación y el control para “ejercer un neocolonialismo sobre los niños, para estandarizarlos, para borrar la pluralidad y su individualidad.” En otras palabras, el proyecto educativo que defiende Marx es el adoctrinamiento.

“La mente en blanco”

En la mañanera del 22 de febrero del año pasado, el presidente expresó algo que resume todos los insultos que ha proferido en contra de la ciudadanía, él sólo reconoce a los que puede convencer, a los que actúan como zombis: “Les digo a los que tienen buen nivel académico: Bueno, esa es tu opinión, sigue pensando así, sigue tu camino, y ya, para qué voy a pelear, yo dedico mi trabajo más a convencer a la gente que tiene una mente más en blanco, se podría decir de más buena fe, no una mente ya totalmente distorsionada ¿ya ahí qué se va a lograr? Son casos rarísimos”.

En contra parte, la reforma educativa que implementó Aurelio buscaba la libertad, la autonomía y potenciar la capacidad de cada individuo. Con gente como Arriaga, AMLO pretende conseguir el control y que el pueblo dependa del mesías, ha comparado a los pobres con “animalitos” a los que tiene que cuidar para que sobrevivan: ”La justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del gobierno… Hasta los animalitos -que tienen sentimientos, ya está demostrado- ni modo que se le diga a una mascota: ‘A ver, vete a buscar tu alimento’. Se les tiene que dar su alimento, sí, pero en la concepción neoliberal todo eso es populismo, paternalismo”.

Cuando Marx Arriaga reformuló los libros de texto para convertirlos en panfletos de adoctrinamiento, afirmó que quienes leen por diversión lo hacen porque el mercado pretende generar en ellos “ideas de consumo”; por tanto, son personas “automatizadas que no cuestionan su entorno”.

Más allá de las notorias diferencias entre los dos exponentes, Nuño mostró conocimiento y compromiso frente a la sociedad, el magisterio, los alumnos y los padres de familia, mientras Arriaga se mantuvo en la arenga política, el adoctrinamiento, la denostación y hasta el insulto al verse brutalmente rebasado.

Este debate dejó claro que el proyecto educativo defendido por Arriaga incluye una serie de medidas castrantes para la niñez mexicana tales como la eliminación de las escuelas de tiempo completo, las guarderías, los apoyos a las madres trabajadoras y la eliminación de las exigencias de mejoramiento de los docentes para que respondan a criterios políticos, no pedagógicos ni académicos.

El regreso del sindicalismo gansteril

Arriaga repitió lo que dice AMLO en las mañaneras, que la culpa es de la OCDE, el FMI, de Claudio X. González y victimizó a los líderes sindicales, los mismos que con la reforma promovida por Nuño habían perdido el control clientelar de los docentes.

Con la reforma educativa de la administración pasada los plantones y las marchas de la CNTE que ya tenían como su casa el Monumento a la Revolución y sus alrededores y que llevaron a la quiebra a tantos negocios de la zona, finalmente habían terminado. Los líderes dejaron de manejar la nómina y de presionar a los maestros, quienes, a través de exámenes de oposición podían acceder a mejores condiciones laborales, tenían capacitación permanente y se premiaba su vocación y esfuerzo.

Nuño afirmó que Marx era el títere de los líderes sindicales que AMLO protege para mantener el control clientelar, los mismos que han sumido a la educación y denigrado el trabajo de los docentes.

El exsecretario demostró que para la reforma que emprendió se hicieron consultas públicas y se alcanzaron consensos, Marx solo aseguró que para los libros de texto consiguió el apoyo de los líderes sindicales y no solo eso, que las consultas “públicas” que se realizaron, fueron reservadas por años. Así de aberrante es el discurso de la 4T.

Este fue el primer capítulo de un debate que no terminaron. Ojalá, Marx Arriaga no se raje, porque cuando López Dóriga sugirió una segunda parte, se le quebró la voz y ni contestar podía.

X: @diaz_manuel