Tal vez creyeron los organizadores que sería excelente idea cambiar lo acostumbrado en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en Francia 2024. ¡Qué mejor que los atletas naveguen en el río Sena! Sería innovador, inolvidable… Habrán pensado.
Fracaso total… Una inauguración desordenada, llena de imágenes que aleja el reflector de lo más importante: los atletas. No han permitido que ellos nos puedan transmitir su alegría, ese logro de estar ahí después de años de intenso entrenamiento.
Sí, la inauguración de los Juegos Olímpicos París 2024, será inolvidable por lo aburrido y por la pésima organización.
Ves todo y a la vez nada. Lo que menos han lucido son los atletas y sus banderas, éstas, sus insignias apenas ondean, son pequeñas, de manera fugaz pasan sus colores… Parece que las compraron en alguna esquina de las bellas calles de París.
Ellos los atletas y no París, son los protagonistas, que durante años han hecho un gran esfuerzo para estar ahora ahí, en los Juegos Olímpicos. Unos, con mayor facilidad que otros, dependiendo el país en el que tuvieron la suerte o mala suerte de nacer. Unos cuentan con todo el apoyo de sus naciones, otros, solo con su espíritu de competencia…
Algunos cuentan ya con el “Doping Tecnológico”, para tener más resistencia; una ventaja competitiva al usar equipamiento deportivo moderno que sin duda les otorga superioridad sobre los otros competidores que apenas tienen lo necesario para entrenar. Mientras los primeros pueden disponer de aparatos de última tecnología y con todo a su alcance para prepararse, están los que menos recursos tienen y que solo tienen a su disposición inhóspitos y secos parajes, de montañas para escalar una y otra vez, cuentan con los ríos a los que desafiar; ellos, solo disponen de la naturaleza. ¡Ni soñar siquiera con tecnología y una alimentación balanceada! Entrenadores, masajistas, nutriólogos, aparatos…
La transmisión ha sido aburrida, monótona y desordenada. Las embarcaciones en las que van los atletas son todas de diferentes tamaños, no hay armonía, igualdad. Algunas son grandes con varias atletas de diferentes países a bordo; otros, navegan en una barcaza que se balancea y en la que apenas caben seis, parece de esas conseguidas en último momento; improvisada, frágil como aquellas lanchas de cristal de la bahía de Acapulco en la que va la gente mareada para ver a la virgen que está en el fondo…
Todo, desorden… Imágenes de cantantes que apenas se escuchan, tomas de bailarines vestidos de blanco que ni al caso vienen; una pasarela con modelos…
Anochece, todo pasa y a la vez nada. Apenas pude ver a los atletas mexicanos…
De la nada aparece en una gallina humana desfilando sobre esa absurda pasarela, mientras los que están al frente bailan… ¿Para quién? ¿Y los competidores?
Millones de euros se gastaron para este evento tan esperado. Miles de migrantes procedentes de África dejaron la vida ahí. Trabajaron durante años para que este evento se realizara. Apenas les pagaron por las largas jornadas. Como no tenían documentos eran amenazados con expulsarlos de Francia. Al descanso no tenían derecho y si lo querían ya fuese por el agotamiento o por enfermedad, les decían que para eso “se fueran a sus países”. Hubo explotación, abuso de estos trabajadores que hacen lo que sea para sobrevivir…
Los barcos pasando rápido simulaban un festejo improvisado; un carnaval…
Cambios de toma, “zoom” de banderas, de modelos… Fugaces son las imágenes de los atletas, unos amontonados en la proa de una pequeña embarcación y otros, saludando mientras navegan en una grande. ¿Discriminación?
Un desastre esta inauguración de los Juegos Olímpicos, aburrida, desordenada…
¿Cómo será lo demás? ¿Estará todo listo?
Francia lejos de lo que hubo prometido… ¡Un fracaso total la tan esperada inauguración!