Siempre quise ser madre de una niña. Cuando estaba embarazada contaba los días y las horas para poder tener conmigo a la bebé.
Al mismo tiempo, una de mis mejores amigas esperaba un varón. Otra más, tenía un niño de tres años. Ninguna de ellas entendía mi emoción. Ser madre de una niña es difícil, ¿te da miedo? Las mujeres sufrimos más, decían.
Yo prefiero no escuchar tonterías.
Para mí una hija no representaba los sueños de tener una muñeca a la cual debía vestir con vestiditos pomposos y hacerle moños. Dar a luz a una mujer era un compromiso real: hacerla fuerte, inteligente, con decisiones firmes, respetuosa y respetable, pero también amorosa, sincera, cariñosa. Cada vez que pateaba en mi vientre la imaginaba inquieta y rebelde. ¿Estudiaría lo mismo que yo? ¿Sería científica? ¿Astronauta?
Años después, la vida me reencontró con un exnovio. Su hija y la mía tenían la misma edad: trece años. Perdimos el contacto un tiempo hasta que un día, por medio de las redes sociales, me enteré que la jovencita había sido víctima de feminicidio, un 11 de octubre, Día Internacional de la Niña. Solo tenía 14 años.
Desde 2012, cada 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña, una fecha proclamada por las Naciones Unidas para visibilizar los desafíos que enfrentan las niñas a nivel global, especialmente en los países en desarrollo, y para promover su empoderamiento y la defensa de sus derechos fundamentales.
No todas las niñas en el mundo disfrutan de los juegos propios de la infancia. Tampoco van a la escuela ni tienen una vida familiar benévola. Algunas de ellas son madres a edad temprana, enfrentando graves riesgos para su salud, abandono escolar y una vida marcada por la pobreza.
En México, las cifras más recientes del Consejo Nacional de Población (CONAPO) revelan una realidad alarmante: en 2024, 8 mil 200 niñas de entre 10 y 14 años se convirtieron en madres. Esto significa que, cada día, 22 niñas dan a luz en nuestro país. Los estados con mayor incidencia de estos casos son Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Michoacán, regiones con una alta presencia de comunidades indígenas, lo que agrava aún más la situación.
A nivel mundial, el panorama es igualmente desolador. Según datos del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF):
- Cada tres segundos, una niña se casa antes de cumplir los 18 años, sumando un total de 650 millones de mujeres afectadas por el matrimonio infantil.
- Más de 230 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de mutilación genital femenina, una práctica cruel que aún se practica en el mundo.
- Aproximadamente 370 millones de niñas y adolescentes han sufrido violaciones o abusos sexuales antes de alcanzar la mayoría de edad.
En México, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) señala que dos de cada tres personas de 0 a 17 años registradas como desaparecidas son mujeres, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas hasta el 8 de octubre de 2025. En cuanto a la trata de personas, el 77.6% de las víctimas, entre los 0 y 17 años en 2024, eran niñas y mujeres adolescentes, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En cuanto a la violencia sexual, según datos de la Secretaría de Salud, el 92.8% de las víctimas atendidas en hospitales son niñas y mujeres adolescentes.
La violencia familiar es otro tema alarmante, pues el 87.3% de las víctimas son mujeres.
Ante esta cruda realidad, es imperativo que la sociedad en su conjunto tome conciencia de la importancia de proteger y garantizar los derechos de las niñas. Es fundamental implementar políticas públicas efectivas que prevengan y atiendan la violencia de género, promuevan el acceso a la educación y a la salud, y empoderen a las niñas para que puedan construir un futuro libre de discriminación y violencia. El Día Internacional de la Niña es un recordatorio de que aún queda mucho por hacer para garantizar que todas las niñas puedan vivir una vida plena y digna.