Con ocho años de diferencia, los presidentes Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador enfrentaron problemas de familiares habitando en casas que les fueron facilitadas por contratistas vinculados al gobierno federal. En el caso de la “Casa Blanca” –de Angélica Rivera- se hizo público un reportaje de Aristegui Noticias en el cual se identificó que la casa fue construida por un contratista del gobierno federal, Grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa.
Ahora, un reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción ubica al hijo del presidente, José Ramón López Beltrán y su esposa, como presuntos beneficiarios de una casa que les habría facilitado, en Houston, Texas, otro contratista del actual gobierno federal, Baker Hughes.
En el 2014, quien encabezó la cruzada mediática y política contra el entonces presidente de la República fue el que era líder opositor Andrés Manuel López Obrador, quien tenía como cargo el de presidente del Consejo Nacional de Morena. Al día siguiente del reportaje de Aristegui sobre la Casa Blanca, hizo uso de su cuenta de Twitter y señaló, el 10 de noviembre del 2014: “El asunto de la nueva casa de EPN huele a lavado de dinero. Es un delito que debe investigarse de oficio. Un motivo para que renuncie”.
Luego, otra vez el 11 de noviembre, dos días después del reportaje, López Obrador volvió a la cargada, para asegurar que los medios se subieran a cubrir el tema, al señalar: “Los de Televisa siempre han esgrimido que ‘la nota es la nota’, pero callan sobre la Casa Blanca de EPN de 116 millones. No es noticia?”. Ese mismo día también se subió al ring mediático el presidente del PAN, Ricardo Anaya, pidiendo avanzar el Sistema Nacional Anti-corrupción (SNA) para avanzar investigaciones contra EPN. Al día siguiente, los diputados del PAN retomaron este discurso.
Ya con la presión del líder nacional de Morena, del panismo y con una amplia cobertura mediática, la entonces primera dama, Angélica Rivera, el 19 de noviembre, dio a conocer un video en el que trata de explicar el origen de la propiedad y de su patrimonio.
La explicación de la sra. Rivera no logró su cometido y PAN, MC, PT y PRD toman la tribuna del Congreso y piden investigar el patrimonio de la familia presidencial. A la par, el dirigente de Morena, Martí Batres, denunció al presidente Peña ante la Función Pública por omitir en su declaración patrimonial los bienes de su cónyuge.
Después de estos incidentes, el asunto se salió de control e involucró a muchas instancias –la Junta de Coordinación Política, la Auditoría Superior de la Federación y la Secretaría de Función Pública- sin lograr parar el vendaval político y mediático que inició con el declive de la presidencia de Peña Nieto.
Ahora, ocho años después, los reflejos de la oposición contra López Obrador son malos y escasos. Ningún dirigente partidista le ha entrado al tema, como sí lo hizo López Obrador desde el día uno contra Peña. Ayer apenas, cinco días después de que se conoció el tema de la casa en Houston, la Secretaria General del PAN, Cecilia Patrón, en su calidad de también diputada federal, intentó presentar un Punto de Acuerdo para que dependencias federales esclarecieran los vínculos del hijo de López Obrador con la petrolera extranjera y Pemex. Su intentona no fructificó.
Pero, al día de hoy, no hay mayor activismo de ningún presidente de los partidos de oposición, ni tampoco están cucando a los medios de comunicación, ambas cosas que sí hizo AMLO en su momento.
Si el sexenio de Peña Nieto empezó a tener su ocaso con la Casa Blanca, se debió a la tozudez de López Obrador y a que no tuvo miedo para enfrentar al poder presidencial, a la par de que le sumó mucho en imagen y popularidad. En cambio, hoy en día los dirigentes partidistas no tienen la iniciativa que en un hecho similar ya tuvo López Obrador y quien les marcó la pauta de lo que se tiene que hacer.
Con este incidente, queda claro que López Obrador, nos caiga bien o mal, sí sabe aprovechar las coyunturas y que los actuales presidentes de partido, por la razón que usted escoja, prefieren ver el tema a distancia y no involucrarse de manera directa.
Luego de ver el penoso silencio de la hoy oposición y contrastarla con lo que como oposición hizo López Obrador en el 2014, queda claro qué méritos tiene el hoy presidente y que no hay en política quien hoy se le acerque. Luego de ver los paralelismos entre el 2014 y 2022 queda claro que, si la oposición no cambia, las elecciones de este año y las presidenciales del 2024 sólo podrán ser ganadas por el partido del presidente López Obrador por una sencilla razón: ha sido el único que ha tenido la valentía de enfrentar al poder y los medios para avanzar su agenda. Los demás parecen tener miedo y ni siquiera aprenden de la exitosa ruta que ocho años atrás ya les dejó el entonces líder opositor.
Javier Tejado Dondé en Twitter: @JTejado