La pasarela de Morena resultó interesante. La VI Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de Morena dejó ver a quienes fueron a pavonearse y a quienes se sienten intocables (¿lo son realmente?). Pero también sirvió para recordar existen los que siguen a pie puntillas el proyecto iniciado por Andrés Manuel e incluso los que ahora muestran de manera constante y sin aspavientos su lealtad a la hoy presidenta Claudia Sheinbaum y el Segundo Piso de la Transformación.
Claudia Sheinbaum no fue a este evento, pero estuvo. Comenzando por la epístola que les mandó a todos los morenistas ahí presentes y también a los que no acudieron al Consejo. Creo yo vale la pena subrayar de la misma la importancia de la austeridad, de no perder el rumbo del Movimiento y la petición de que el nepotismo no campee en las próximas elecciones del 2027, más allá de las reformas logradas en ese sentido y en otros en la norma.
Como siempre sucede en estos menesteres de la grilla política, hubo integrantes del partido que no se dieron por aludidos en el mensaje de la primer mandataria. De hecho, Adán Augusto se dirigió a París esa misma noche y, olvidando o desestimando el escándalo que se armó hace algunos meses por el vuelo de Fernández Noroña en Business Class, el senador por Tabasco viajó en primera clase en Air France junto con dos acompañantes. Para redondear la afrenta a la presidenta y al pueblo de México, dejó entrever que va a París porque existe la posibilidad de que sea nombrado como el nuevo embajador de México en tierras galas.
Estuvo también Félix Salgado Macedonio, quien dijo doblarse a los designios de la presidenta en su epístola, por lo cual buscará la gubernatura de Guerrero hasta el 2033 y no en el 2027. Espero esto no sea un engaño; una pausa pensada para disminuir la presión y esperar al 2027. Aunque dijo que apoyaba en todo a la presidenta, al final de su alocución terminó con una porra para él: “¡hay toro!”.
En fin, que hubo de todo; estrellas, estrellitas y estrellados. Entre las primeras, y con honores, el papel de Alfonso Durazo, en todo lo que tiene que ver con Morena y en especial en esta sesión ordinaria.
No atendió la reunión como muchos gobernadores morenistas, exigiendo le dieran un lugar especial. Tampoco dio a entender que buscará que su hermano sea el próximo gobernador, como hizo otro asistente... No tomó la tribuna para brillar y hacer el juego del “yo-yo”.
No. El papel de Durazo en esta sesión ordinaria fue de templanza, de lealtad y siendo efectivo para la presidenta. De todos los discursos que escuché o leí, lo dicho por él retomó desde diversos ángulos lo que pide la presidenta a su partido.



No solo eso, fue el único que antepone siempre lo dicho y hecho por la presidenta Claudia. Recalcó lo que ha sido la consolidación de Morena en las elecciones pasadas (35 millones de votos obtenidos por la mandataria). Presentó un recordatorio de lo que dentro de Morena ha hecho la presidenta y la visión que ella tiene del partido hacia el futuro.
No solo eso, en una sesión que se adivinaban muchos roces, pugnas por el poder, patadas por debajo de la mesa, Durazo puso su capacidad política al servicio tanto de su partido, como de la hoy presidenta del partido, de sus secretarios y de la presidenta de la nación, para lograr acuerdos con personajes como los que estaban ahí reunidos, especialmente los sentados en la mesa central. Tarea nada menor ya que varios de los ahí presentes están esperando la noche de los cuchillos largos, las prontas elecciones en Veracruz, las nacionales del Poder Judicial, donde —aceptémoslo— los traidores dentro del Movimiento quieren tomar la rienda a través de sus testaferros candidatos judiciales y ya, en el mediano plazo, jugar por ellos mismos en las elecciones del 2027. No por asomo están pensando en el proyecto de nación que tiene la presidenta Claudia Sheinbaum ni en continuar el rumbo señalado por ella para el país y el partido.
Durazo es ante todo, un político que conjunta los buenos oficios del negociador y el conocimiento tanto de su partido, como del proyecto de la presidenta y así lo confirmó en la VI Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de Morena.
Lo dicho por él “reafirmamos lo que verdaderamente nos une: la convicción de seguir transformando al país con humildad, honestidad, sencillez y, sobre todo, con cercanía al pueblo”.
Su discurso fue en muchos sentidos espejo de su actuar. Y en eso muestra que en Morena, él es el más leal a la presidenta Sheinbaum.
Sprint de carrera
Hay gente leal a la presidenta y a Morena, los que siempre están, trabajando por el bien común, haciendo su labor de manera discreta. Mientras que hay gente que está con Morena por el hueso. Finalmente, Adrián Rubalcava, expriista recalcitrante, que habló en su momento pestes de la 4t, que luego dobló las manos, recibió el premio a su traición al PRI. Es el nuevo director del Metro de la CDMX. ¿Y los morenistas de toda su vida?
¿Alguien en el gobierno de la CDMX ya leyó —y comprendió— la carta que mandó la presidenta Sheinbaum a la VI Sesión ordinaria de Morena? Parece ser que no.