La libertad de expresión es un elemento fundamental de la democracia. Limitarla implica generar una situación de crisis democrática. Peor que eso. Instrumentalizar a discrecionalidad las facultades de Subsecretario de Estado de Estados Unidos (EU), como lo hizo Christopher Landau, al violentar todo tipo de procedimiento válido de un supuesto país democrático al ordenar –por red social X– cancelar la visa de Melissa Cornejo.

En el derecho internacional existe el principio de reciprocidad, que le brinda a los países la facultad de brindar a otros países el mismo trato que recibe y por lo regular, es un principio que permea en las relaciones bilaterales de países que tienen tratados internacionales celebrados entre sí.

Para dimensionar estos actos, un ejemplo es que un subsecretario ordenara, por las publicaciones de alguien, prohibir el acceso a México. Imaginemos que la subsecretaria de Gobernación o de seguridad ordena prohibir el acceso a nuestro país a Angela Aguilar –que tiene nacionalidad norteamericana– por sus ofensas a la moral y a la familia.

¿Sería bien recibido por los que hoy festejan cancelaciones de visa a capricho?

Hasta al juicio de amparo podría recurrir y seguramente lo ganaría pues aunque a muchas personas, Angela Aguilar les cae bastante mal por su comportamiento frente a Belinda, Cazzu y Nadal, es irrelevante que se trate de ella o de cualquier otra persona. El punto es que ningún gobierno ni funcionario extranjero puede hacer desplantes para cancelar visas o impedir acceso a un país cuando aquella persona no ha cometido actos por los que esté condenado o investigado por autoridad distinta y competente. No cualquier acto sino alguno contenido en una legislación previa.

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Si Angela Aguilar expresa su individualidad como lo hace, o Melissa Cornejo expresa sus pensamientos como lo hizo, son libertad de expresión y no tendría que bastar para una medida de ese nivel. Más pensando en la desproporcionadad de que un hombre blanco adulto y bastante mayor se confronta con una joven, militante de un partido qude no tiene cercanamente el mismo poder o facultades ni representación que el primero.

El asunto es que después de los actos de Landau, en estricto ejercicio del principio de reciprocidad, ha abierto la puerta para que México se comporte exactamente igual. ¿Qué tal si comenzamos con los norteamericanos que han ofendido al presidente Andrés Manuel López Obrador? ¿Qué tal si continuamos con los que afirman que México es un narco estado, con los que ofenden a los migrantes y diseminan racismo, odio y falsedades?

LatinUS es una empresa constituida en Estados Unidos. ¿Imaginan qué por alguno de sus post en X se les cancelara el acceso a México? O a los senadores que desde sus curules han lanzado las peores acusaciones en contra de nuestro país y de nuestros connacionales.

Aquello no va a pasar porque los funcionarios mexicanos son profundamente respetuosos de los principios internacionales y de la libertad de expresión. Nunca va a suceder porque me atrevo a decir, los funcionarios mexicanos piensan y publican con mayor prudencia que Landau. Nuestro país es realmente democrático y respetuoso de las leyes vigentes, en las que no caben sanciones por pensar como se piensa y publicar como se publica. 

Pero eso no es todo... Lo mínimo que tendría que hacer la Secretaría de Relaciones Exteriores es lanzar un extrañamiento diplomático condenando esta medida antidemocrática y llamando a que no sea una regla la revisión de redes sociales de los mexicanos que tramitan Visa norteamericana. Dejar de ejercer esa facultad implica aceptar el autoritarismo de censura que intenta imponer Norteamérica sin siquiera respetar tratados internacionales con México ni los principios del buen derecho internacional.

Después de todo, el regaño quedó claro y la presidenta ha sido enfática en condenar el contenido de Melissa Cornejo. Ha sido clara en que el movimiento Pacífico del que ella emana debe continuar siendo así.

Sin embargo, imponer reglas de censura que generan un control de pensamiento en los mexicanos no es pacífico, es desafiante a la democracia y al pluralismo político.