En estos días a lo largo de las calles, en las pláticas se vuelve un tema recurrente el planificar en que se va aprovechar como cada noviembre en México, el “Buen Fin”, ese evento de descuentos que se promociona como el “fin de semana más barato del año”. La promesa es tentadora: reactivar el consumo, impulsar la economía y llenar los hogares de televisores y gadgets que, en teoría, no se pueden dejar pasar. Pero detrás de este “fomento al consumo” se esconde una realidad menos glamurosa: un incremento en la deuda familiar y un repunte en la inflación que a veces deja mas resaca que beneficio. ¿Es el Buen Fin una estrategia sostenible o solo una especie de “fiesta económica” con consecuencias serias?
En teoría, un aumento en el consumo debería tener un efecto multiplicador positivo en la economía, estimulando la demanda y generando una producción y empleo. Sin embargo, el Buen Fin en México se ha convertido en un estímulo temporal que, tras pasar su efecto inicial, deja una economía que no ha mejorado estructuralmente. Según el INEGI, en el Buen Fin de 2022 se registro un aumento del 7% en las ventas en comparación con el 2021, alcanzando alrededor de 191 mil millones de pesos en ventas, solo en esos días presento un 20% del total de ventas de fin de año para el sector minorista, lo que muestra su relevancia.
Sin embargo, el problema es la naturaleza pasajera de este impulso. Datos del Banco de México revelan que después del Buen Fin, el índice de inflación registra un repunte anualizado, Por ejemplo, en noviembre de 2021 la inflación fue del 7.37%, la cifra mas alta en los últimos 20 años hasta entonces. Esto quiere decir que muchos consumidores compran de manera compulsiva, elevando la demanda de ciertos productos que, al final, se traducen en precios mas altos a mediano plazo.
¿A qué costo? Endeudamiento y desigualdad en el consumo
El Buen Fin también muestra un patrón de endeudamiento acelerado. Según el INEGI y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), el Buen Fin genera un repunte de hasta un 25% en el uso de tarjetas de crédito, lo que implica un incremento en el endeudamiento familiar. Los reportes de la CONDUSEF indican que los mexicanos acumulan, en promedio, mas del 40% de su capacidad de pago mensual en deudas de este tipo tras eventos de consumo como el Buen Fin, tenemos que tener en cuenta el interés en la tarjeta por lo que muchos acaban pagando mucho mas de lo que pretendían ahorrar.
La inyección masiva de consumo que provoca el Buen Fin no es del todo beneficiosa si consideramos el efecto inflacionario. En años recientes, después del Buen Fin, productos de consumo inmediato, como alimentos y artículos de higiene, registran incrementos significativos, según datos del Banco de México, la inflación de noviembre a diciembre en los últimos cinco años se ha acelerado en un promedio de 0.4 % tras el Buen Fin, un aumento que parece pequeño pero afecta considerablemente a las familias mexicanas, especialmente en un contexto donde el poder adquisitivo ha disminuido constantemente.
En mi opinión, si la intención es reactivar el consumo sin desequilibrar los precios ni asfixiar a los consumidores con deudas, es necesario pensar en opciones mas sostenibles. Una posible alternativa sería el establecimiento de un evento bianual de descuentos, de forma que se desincentiven las compras impulsivas. Otra estrategia podría ser enfocar estas promociones en productos de manufactura nacional, promoviendo el consumo local y reduciendo la salida de divisas.
Además, la digitalización de las pymes podría ser incentivada a través de eventos de e-commerce más equitativos, donde las plataformas pequeñas puedan competir frente a frente con las grandes cadenas sin estar sometidas a las comisiones abusivas de intermediarios. Esto no solo fomentaría un consumo más justo, sino que también facilitaría la inclusión de microempresas y pequeños productores en la economía formal.
Instituciones que ayuden a observar la dinámica en el mercado como lo es la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) juega un papel crucial en eventos como el Buen Fin y su labor no es menor, en promedio cada año se registran alrededor de 10,000 quejas y consultas por irregularidades en precios y promociones de los cuales se logra resolver el 85% a favor del consumido. La institución ha sido clave para controlar practicas engañosas y mantener la transparencia de los precios en estos días de alto consumo. Es ahí donde órganos reguladores son cruciales en las diferentes actividades de este país, por lo cual mi desacuerdo antes las votaciones que se están llevan a cabo en estos días para la desaparición de los mismos, diversos órganos reguladores actúan desde un enfoque para proteger a los consumidores y el buen actuar del mercado.