Leo con mucha tristeza sobre un tiroteo en el que murieron 10 personas en la ciudad de Graz en Austria. El autor del ataque armado puede ser un antiguo alumno que después de cometer esta atrocidad se suicidó.
Cuando pensamos en tiroteos en las escuelas, inmediatamente pensamos que es un acto cometido en una escuela estadounidense donde cualquier hijo de vecino tiene acceso a armas además de ser un país que tiene mayores diferencias sociales que las que pudiera tener Austria o muchos países o al menos eso es lo que pudiéramos llegar a pensar.
¿Usted se imagina estos actos en el país de la “Novicia Rebelde” donde todo es felicidad, praderas y cantos? Austria, un país con una gran oferta cultural y con un promedio de educación mucho más grande que lo que pudiéramos aspirar en América. ¿Por qué pasan este tipo de actos en un país con tanta educación?
Austria es un país miembro de la Unión Europea, considerado uno de los países más seguros del mundo y aun así pasan este tipo de situaciones que no están bajo el control de nadie. Lo de Austria no es algo aislado, este tipo de situaciones se han dado en otros países de Europa donde quizá no ponemos tanto foco al no estar tan cerca de nosotros y sumándole que no son tan publicados como los actos que suceden en con los vecinos del norte.
¿Quién quisiera atacar a personal y alumnos de su antigua escuela y después suicidarse? Razones hay muchas, pero este tipo de actos seguramente tienen que ver con la violencia física, verbal y hasta indirecta que pueden sentir las personas que comenten estos actos. Con las redes sociales y los mensajeros electrónicos, se puede estar todo el día en comunicación con las personas de la comunidad escolar que es bueno cuando se hace de una manera balanceada, pero resulta dañino cuando estos actos atentan contra la persona, aunque esto se disfrace de muchas maneras.
En los primeros años de formación los mismos padres pueden ser los iniciadores del bullying porque, con creencias basadas en modelos de pensamiento erróneos, pueden excluir a niños de juegos y hasta de equipos deportivos donde se busca la integración escolar. No hay lugar con más violencia psicológica que un partido de futbol donde los padres se sienten expertos en el tema y donde las victorias del equipo son más importantes que la formación de los niños. Basta analizar los gritos de los padres y madres de familia que no tienen conciencia sobre muchas de sus palabras pues esas son las que imitan los niños.
Dentro del modelo educativo de todas las escuelas del mundo debería de haber una materia de bienestar emocional para los niños y otra para los padres de familia. Una clase que no sea una acusatoria donde los estudiados escolares digan, “tus hijos son así porque tú eres así” aunque sea cierto. Hace falta este tipo de capacitación pues con todo el mundo digital nos llenamos de información buena y mala. Lo que un padre o madre de familia chismosa comunicaba antes a través de una llamada telefónica ahora lo puede hacer en 3 minutos a todas las familias del mismo año escolar que estén en un grupo de Whatsapp.
Hablo de los padres pues creo que es donde se construye el juicio crítico y la resiliencia de los niños. Con el tiempo cada niña y niño construye su propio juicio, pero gran parte de las bases de esto son lo que aprenden de los padres, para bien o para mal.
Recuerdo que mi mamá me decía que no me juntará con uno de mis amigos porque era “pandillero” con las bases de juicio crítico que aprendí de mis padres anteriormente decidí seguirme juntando con este amigo que luchó mucho para ser lo que ahora es y me da mucho gusto. Entendí que mi mamá me quería proteger en ese momento, pero igual conocía que lo que hacía mi amigo solo era una colección de estupideces aumentadas por un chisme de señoras. Si proyecto esto en estos tiempos seguramente el chisme sobre mi amigo hubiera sido muchas veces mayor y, quién sabe, quizás mi amigo no estuviera donde está ahora.
En estos tiempos hay que entender que el bullying traspasa las paredes de un hogar y que hay que trabajar más con los niños para que esto no los afecte y sobre todo que no nos afecte a nosotros como padres y formadores.
¡Ánimo!