Es importante tener claro que estamos viviendo las consecuencias del cambio climático a nivel mundial, no se trata de que este fenómeno solo afecte a países “en vías de desarrollo”, sino que también le afecta al primer mundo.
Es por eso que la industria aeronáutica en general está trabajando -a marchas forzadas- para lograr disminuir a cero las emisiones de CO2 a la atmósfera, pues se requiere que la aviación sea completamente sostenible para el año 2050.
Sin duda es una tarea ardua, pero que se puede lograr, entre fabricantes de aviones, de motores, de combustibles, y con el compromiso de las terminales aeroportuarias y en general, de todos los que están involucrados en la industria aérea.
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta la industria es el tema de los combustibles sostenibles. Aerolíneas de nuestro país ya utilizan el SAF (combustible sostenible por sus siglas en inglés) en ciertas operaciones, pero como les he comentado, no es el único combustible sostenible que está utilizando la aviación.
Por eso importa la cooperación que se acaba de dar entre la fabricante de aviones Airbus y los aeropuertos de Canadá, con la finalidad de desarrollar la infraestructura necesaria para proveer a los aviones de hidrógeno, como combustible limpio.
En varios portales especializados en aviación han informado sobre los “memorandos de entendimiento (MoU)” entre la armadora francesa Airbus y los tres aeropuertos con más tráfico en Canadá, que son el de Toronto (YYZ), Montreal (YUL) y el de Vancouver (YVR), para tener en sus instalaciones la infraestructura necesaria capaz de surtir de hidrógeno a las aeronaves.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Canadá está siendo pionero, gracias a la realización de varios estudios que analizan la viabilidad de crear toda una infraestructura aeroportuaria, comenzando por estos tres grandes aeropuertos; por supuesto, esto de la mano de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y el Grupo de Acción del Transporte Aéreo (ATAG por sus siglas en inglés), con la finalidad de apoyar la descarbonización de la industria aeronáutica.
¿Por qué debemos de estar interesados en el tema del cambio climático dentro de la industria aérea?, porque la aviación depende de los cambios meteorológicos, y ya sea el calor, las lluvias, neblinas, nevadas intensas y las turbulencias, tanto las “normales” como las de aire claro, y los windshear en las cabeceras de las pistas se convierten en un riesgo.
Todos estos fenómenos naturales se ven agudizados por el cambio climático. Por ejemplo, en la Ciudad de México se han estado experimentando temperaturas por arriba de lo normal, y dada la altura que tiene la ciudad, las operaciones aéreas se ven trastocadas.
Ya han sido varias las ocasiones en que se han tenido que quedar pasajeros sin viajar, porque los han bajado del avión por las altas temperaturas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), y como ya estarán enterados, hay gente que opina que es por culpa de la 4T, de López Obrador y de la cancelación del NAIM.
Nada más falso, porque uno de los argumentos que esgrimen según estas voces enojadas, es: ¡cómo es posible que el clima afecte al AICM, si en Dubái las temperaturas son aún más altas! A ellos me dirijo y explico que se trata de una combinación de factores: el calor, la altitud de la ciudad donde está el aeropuerto., el viento incluso es otro factor decisivo, para tomar la medida de “aligerar el vuelo”, esto es con menos pasajeros y menos carga.
Pero no nada más es el calor, también son las lluvias, y aunque se ha retrasado la época de huracanes, los que se pronostican vienen con intensidades más fuertes. Esto significa que en lugares por donde pase la trayectoria del huracán, puede que haya cancelaciones por las lluvias o de plano no se pueda volar por esa zona, hasta que pase el fenómeno meteorológico.
Hablemos de lo experimentado en el vuelo de Singapore Airlines; las turbulencias en aire claro en altitud de crucero, serán cada vez más frecuentes, aquellos viajes donde el avión “ni se movía” quedarán en el pasado si no frenamos los efectos del cambio climático.
Cada vez es más frecuente que los aviones deban volar a mayor altitud para ir sorteando las zonas de turbulencia, pero se incrementarán los casos de turbulencias en aire claro, que son indetectables en el radar, y que suceden de un momento a otro, trayendo como consecuencia pasajeros y tripulantes heridos.
Créanme, las experiencias que me tocó vivir como tripulante de cabina son muchas. Había ocasiones en que solamente alcanzaban los pilotos a encender la señal de cinturones y uno se agarraba de lo que fuera. Me tocó ver y vivir muchos casos de compañeros lastimados a tal grado que varios dejaron la aviación porque quedaron “incapacitados para volar de por vida”.
Hubo varios casos dramáticos, donde los compañeros terminaban atravesando el techo y golpeados por las cafeteras, hieleras, o botellas, con columnas severamente dañadas. El riesgo de volar cada vez es más y esto es derivado del clima.
Nuestro país tiene un enorme potencial y ojalá el próximo gobierno se enfoque en desarrollar tanto SAF como combustible de hidrógeno, y se hagan adecuaciones a todas las terminales aéreas del país para poder tener en los hechos una aviación sostenible y sin depender de los extranjeros.
Hoy aunque hay acuerdos y algunos avances, no hemos explotado al 100% el potencial que tenemos como nación, y a diferencia de otros que pertenecen al primer mundo, nosotros no tenemos que comprar basura, por ejemplo, como es el caso de Noruega, que adquiere los desechos de Inglaterra e Irlanda para generar energías “limpias”.
Hagamos un resumen de cómo afecta el cambio climático a la aviación:
- Fuertes tormentas que impiden la operación aérea
- Aumento de los niveles del mar que amenazan a aeropuertos cercanos al litoral
- Aire más cálido que afecta la maniobra de despegue
- Cizalladuras (windshear) que afectan en el aterrizaje
- Turbulencias en aire claro
- Cambios en los patrones del viento que afectan tanto los tiempos de vuelos como las rutas aéreas
Por todo lo anterior, todos los involucrados en la industria aérea debemos combatir el cambio climático, así como las emisiones de CO2, aerosoles, óxido de nitrógeno y vapores de agua, para evitar las afectaciones en las operaciones aéreas, o por lo menos tratar de minimizarlas, en aras de la seguridad de los pasajeros y de los tripulantes.