El mandatario prometió que las mañaneras serían una herramienta de transparencia, pero desde el día uno de su gobierno las utilizó como instrumento de propaganda y desinformación. Como lo dice Estrada, “Las conferencias matutinas de Andrés Manuel López Obrador se convirtieron en el imperio de los “los otros datos”.

El libro “El imperio de los otros datos”

Se basa en un puntual análisis de lo que a diario dice el presidente. No es un trabajo de investigación al que los furibundos defensores a ultranza de la 4T puedan descalificar como simple “golpeteo”. Es un libro que contiene la certeza y la evidencia producto de un ejercicio cuidadoso y que demuestra fehacientemente la trama de las mañaneras.

Su autor, Luis Estrada, hace con financiamiento propio este trabajo de lunes a viernes y ha evidenciado miles de datos falsos, difíciles de demostrar o inexactos.

Esta información pudo servir para ayudar al gobierno para mejorar la comunicación a la nación pero por el contrario, han comenzado una campaña de descalificación al autor donde han llegado al extremo de sugerir que es financiado por el narco, nada más falso.

Si partimos de la base de que una de las funciones más importantes de un gobierno que se diga democrático, es la rendición de cuentas y la transparencia en la información, las mañaneras se convirtieron en un ejercicio para tratar de imponer una versión, aun cuando la realidad sea totalmente distinta. Y, agregaría, las mañaneras se han convertido en un ejercicio de adoctrinamiento y propaganda.

Poner orden en el caos

El libro bien podría servir para entender qué es lo que está pasando. Porque un mandatario de una nación democrática no puede ocultar la información, ni dejar de responder a preguntas que involucren el interés nacional y sean vitales para saber qué sucede con las tomas de decisiones del gobierno.

En las mañaneras se informa al “estilo” de AMLO, entonces se vale ocultar información, desviar los temas, mentir abiertamente o dar respuestas genéricas y falsear datos, incluso, de plano, atacar al reportero para evitar dar respuesta a preguntas incomodas o críticas fundadas, como sucedió la mañanera de este lunes, cuando descalificó a la reportera de Proceso, Dalila Escobar, quien le preguntó sobre el informe de la organización Guacamaya en el que se muestra cómo el secretario de Gobernación, cuando gobernó Tabasco nombró a los funcionarios de seguridad ligados con el crimen organizado. AMLO la acusó de “golpista” y ser parte del hampa del periodismo, para evitar contestar, prefirió leer un poema de Rubén Darío que se llama la “Calumnia”.

Todo este tipo de contradicciones, falsedades, engaños, mentiras y desinformación las ha venido recogiendo Luis Estrada cada mañana y publicado en informes periódicos y, ahora las recopila en su tan comentado libro.

Al final, como lo señala su autor, el libro destaca que en principio, el ejercicio de las mañaneras parecía muy osado, innovador y propenso a la transparencia y a la información, pero, al analizar los datos se observa justo lo contrario, que no es transparente, que se escoge a quien pregunta, que se oculta información, que no contesta las preguntas y que no sustenta lo que dice.

El libro, “El imperio de los otros datos” es una lectura muy recomendable que nos ayuda a entender la lógica del actual mandatario, su necesidad de imponer su verdad a costa de lo que sea, y de descalificar a cualquiera que se atreva a criticarlo o cuestionarlo, y algo muy importante, que son utilizadas como el principal instrumento de adoctrinamiento de la 4T.

La efervescencia política provocada por las notas y evidencias que surgen día con día del hackeo del colectivo Guacamaya a la base de información de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional; así como las revelaciones del libro de Elena Chávez, exesposa de César Yáñez, el fiel escudero de AMLO por décadas, donde narra cómo se financió su proyecto, han puesto, por decir lo menos, “de malas” al presidente y desnudado la mediocridad de este gobierno, con datos.