En las semanas que corren en el estado de Oaxaca se está realizando un proceso inédito de diálogos sobre el constitucionalismo y la Constitución local.
A través de encuentros informativos y de participación social y ciudadana, a lo largo y ancho del territorio del estado miles de personas se están dando cita para escuchar a académicos y representantes políticos y expresar sus ideas, creencias y propuestas con el ánimo creciente de entender y enriquecer el marco constitucional.
En 2025, la primera Constitución oaxaqueña está cumpliendo 200 años, por lo que el gobernador del estado ha instalado una Comisión conmemorativa.
La Comisión ha aprobado un plan de actividades que comprende, de entrada, casi 20 Encuentros regionales, temáticos y especializados a desahogar en 3 meses, entre enero y marzo, además de diversos actos simbólicos que se prolongarán a lo largo del año.
La Comisión ha recibido el encargo de que a través de esas actividades, cercanas a la gente común y a los diversos sectores de la sociedad, se intercambie información y se estimule la participación social y ciudadana a efecto de conocer mejor el texto constitucional y que se propongan posibles reformas usando lenguaje accesible para todas y todos, incluida la niñez y la adolescencia.
No se trata de reformas ordinarias, del tipo de las más de 820 que se le han introducido al texto en 102 años, sino de un proyecto de reordenamiento, actualización e innovación que renueve de manera integral el documento vigente desde 1922, quizás el más denso y desordenado hoy en México.
La nueva Constitución, que se está cociendo en las localidades, regiones y espacios populares y educativos de la entidad federativa, corresponde a una experiencia singular de proximidad y contacto directo con las personas, instituciones, comunidades y organizaciones que más tarde se formalizará a través del proceso legislativo oficial a cargo del Congreso local.
El propósito de fondo de estos trabajos es incrementar la cultura de la Constitución y el Derecho en términos de instrumentos generadores de convivencia pacífica en un contexto que, bien se sabe, es complejo y conflictivo.
En general, las constituciones son poco conocidas. Esta ignorancia se ha convertido en una de las deudas más onerosas de la época moderna y contemporánea y, por ende, en una de las causas de la crisis jurídica que se asocia a otras tensiones que la caracterizan y degradan.
Precisamente por ello, en Oaxaca un saludable proceso de interacción entre sociedad y gobierno; entre integrantes de pueblos, comunidades y personas de la diversidad más amplia y respetable apuesta a refrescar y revitalizar sus acuerdos jurídicos, base de la coexistencia para vivir mejor.
De este proceso debe emerger un texto mejor que el que hoy tenemos: una Constitución política, social e intercultural cargada con las armas de los valores, normas y garantías necesarias para hacerla más legítima, válida y efectiva. Desde luego, más democrática y popular. En tres palabras: una cultura constitucional renacida y más consciente.
La nueva Constitución deberá servir de ejemplo de que en el tiempo de la Cuarta Transformación de la vida pública, cuyo Segundo Piso está edificando con templado liderazgo la Dra. Claudia Sheinbaum, primera mujer presidenta del país, es pertinente y viable recimentar sus pilotes en el territorio y subsuelo del México profundo que nos ha identificado, cohesionado y regenerado en cada ciclo histórico trascendente: en la Independencia, la Reforma o la Revolución.
Como académico y estudioso del Derecho Constitucional, es un enorme honor participar de dicho proceso desde la Secretaría Técnica de la Comisión conmemorativa, por lo que agradezco públicamente la invitación a su presidente, el gobernador de nuestro entrañable territorio sureño, el ingeniero Salomón Jara.