Jalisco primer lugar en desaparecidos. La tragedia de México alcanza a cada vez más familias de Jalisco y su gobernador es cada vez más frívolo.
La noche del 15 de febrero las familias de dos jóvenes desaparecidos de Guadalajara realizaron una marcha y manifestación corta, casi silenciosa, y por supuesto pacífica; lo hicieron partiendo de la Avenida López Mateos y Av. Manuel Acuña, con rumbo a Casa Jalisco, lugar donde reside el actual gobernador de ese estado, Enrique Alfaro Ramírez.
Las familias y amigos de Enrique Esparza Ochoa, de 21 años, y Raúl Alejandro Barajas, de 27, vestían de blanco y llevaban veladoras encendidas, pósters y playeras que mandaron a hacer con las fotos de los jóvenes que ese día cumplían una semana sin saber nada de ellos.
Y ni el dolor de las madres de los jóvenes, y ni el de sus familiares y amigos, por la angustia de no saber dónde están sus hijos, quiénes se los llevaron y porqué lo hicieron, de no saber si están vivos o están siendo torturados; nada, nada, hace que este gobernador se despoje de la indiferencia. Esa noche, cuando el contingente pacífico llegó, la casa que se dice que es de todos los jaliscienses, estaba completamente oscura.
La Simulación
Los dejaron estar ahí por menos de media hora y enseguida llegaron personas que se presentaron como de la Comisión Local de Búsqueda, y trataron de persuadir a los padres de los jóvenes desaparecidos para que se alejaran del contingente, con el pretexto de que tenían algo importante que informarles, pero sin que el resto de las personas escuchara. Esto, lo han hecho cada vez que alguien con su angustia se acerca a Casa Jalisco a pedir ayuda al gobernador, porque lo que quieren, es que no haya gente manifestándose en el lugar donde descansa el mandatario.
Esta es la primera administración, desde que se tiene memoria, en que Casa Jalisco luce permanentemente rodeada de vallas metálicas con el objetivo de que las personas no se acerquen.
Seis días después, en algún evento público al que asistió Enrique Alfaro, los reporteros le preguntaron sobre esa forma hostil de recibir al pueblo de Jalisco, necesitado de justicia y respuestas y el indiferente y nada empático gobernador de Enrique Alfaro respondió algo que arrastrará en su haber de negativos políticos:
“Las personas son libres de manifestarse en cualquier lugar, pero Casa Jalisco no es el sitio adecuado (...) Lo que yo invito a la gente es que entienda que no hay nada que venir a hacer a la puerta de Casa Jalisco, pero siempre estará el gobierno con la disposición de respetar el derecho a manifestarse, si lo que se quiere es información están las oficinas de la Fiscalía para atenderlos, si lo que se quiere es la nota de los medios pues está aquí a disposición la calle, pero creemos que hay mejores maneras de poder atenderlos”.
Y no sólo son la indiferencia e insensibilidad que derrama este gobernador, ante un problema tan grave como el de los desaparecidos, lo que ya deja una marca profunda en su sexenio; pues entre sus más graves desaciertos, está el que constantemente promueve y logra que los medios de comunicación jaliscienses, seguramente bajo el amago de retirarles la inversión en publicidad gubernamental, que normalmente hacen los gobiernos a los medios locales, publiquen sus cifras alegres, donde afirma que los índices de incidencia delictiva van a la baja desde que llegó esta administración. Cosa más alejada de la realidad, ya que, si revisamos, en el arranque de la administración alfarista, para ser exacto, el 10 de enero de 2019 el gobierno actual acusó al gobierno del extinto Aristóteles Sandoval, de haber alterado las cifras de delitos patrimoniales como robo a vehículo, negocio, casa habitación y a personas, según Alfaro, para generar una falsa percepción de la seguridad, explicando que la Fiscalía reportaba menos carpetas de investigación que las reales, diciendo que ello representaba un engaño no sólo al gobierno federal, sino a todos los jaliscienses a quienes les hizo creer que la inseguridad noera tan fuerte. En ese tiempo Alfaro aseguró que en su administración NO se falsearían cifras, y a partir de entonces, Jalisco tomó el parámetro que ellos consideraban real de los delitos y gracias a ello, cada vez que se informa sobre las estadísticas delictivas, la incidencia muestra una disminución en consecuencia. Si, esos son los números, incomprensibles para la mayoría, pero la realidad, es la que viven día a día los jaliscienses. Una realidad de violencia, horror y sangre.
Datos no relatos
Entonces, los medios de comunicación de Jalisco han tenido que publicar constantemente esas cifras, lo que es tomado como una burla para la ciudadanía que está sufriendo la inusitada violencia. Si no, revisen el inicio de un boletín de prensa que se dio a conocer el miércoles 22 de febrero, en el que se mezclan cifras de desaparecidos y de personas localizadas de la siguiente manera:
“Consolidan estadística de personas desaparecidas y localizadas en Jalisco. Al 31 de enero de este año hay un total de 13 mil 918 personas sin localizar y un total de 12,533 personas localizadas”, a lo que precedió una explicación sumamente compleja en la que por supuesto se logra confundir a las personas. Lo cierto es que al corte del 31 diciembre del año 2022, la cantidad de desaparecidos en jalisco superaba los 15 mil 38 según el “Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas”, y con ello el estado gobernado por Enrique Alfaro se sitúa en el primer lugar nacional en materia de desaparición de personas.
La tragedia de México, que permea cada vez a mayor número de familias, no es cuestión de cifras ni de declaraciones de políticos insensibles, es una realidad de horror y sangre que golpea a cientos de miles en el país, las fosas clandestinas en donde se encuentran a los hijos desaparecidos, muertos, cercenados, destazados, y las lágrimas de cada madre, se están escribiendo en la historia de México, sin que algún gobernante quiera agarrar al toro por los cuernos, y aceptar su responsabilidad histórica.
México no merece gobernantes insensibles.