Esta semana, el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, dio a conocer los últimos cambios en el gabinete del Gobierno Federal, que incluyen la llegada de Javier May a Fonatur, y por ende, la salida de Rogelio Jiménez Pons, quien pasará a ocupar una subsecretaría en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.
El cambio de May de la Secretaría del Bienestar al área encargada del proyecto del Tren Maya, obedece, según palabras del titular de Segob, a que necesitan agilizar los trabajos para poder cumplir con la entrega de las obras; lo que indirectamente termina afirmando que con Jiménez Pons no se estaba cumpliendo a cabalidad los tiempos y se ponía en riesgo el proyecto. El mismo Jiménez ya había sido señalado de tener por lo menos 5 meses de retraso en su ejecución por distintos motivos.
El ahora ex titular de Fonatur, quien desde un principio estuvo involucrado en el tema (desde la conceptualización, trazado, licitaciones y supervisión de obras), ahora es premiado con una Subsecretaría, en la que si bien sí tiene el perfil para poder encabezar, también llega a pesar de haber incumplido con la labor en su anterior encargo.
Esto sigue siendo una constante en el gobierno federal, en donde no importa si cuentas o no con el perfil, capacidad, o experiencia para ocupar un puesto, tampoco importa si cumples o no con tu encomienda, tu lugar en la Cuarta Transformación está asegurado siempre y cuando mantengas tu lealtad intacta.
Por algo el Presidente aguanta en sus puestos a gente que hoy le resta mucho más de lo que le suma, como el caso de Hugo López-Gatell, Manuel Bartlett, Octavio Romero, entre otros, porque aunque le han fallado en la entrega de resultados, son personas que considera leales a él.
En cambio, los pocos que han atentado en contra de los intereses políticos del Presidente y su partido, son los que han sido prácticamente expulsados del proyecto; como Irma Sandoval que confrontó sin autorización al entonces precandidato de Morena al gobierno de Guerrero, Félix Salgado; así como Santiago Nieto, quien empezó a ventilar y criticar en abierto las acciones realizadas por el fiscal Gertz Manero. Ambos terminaron siendo excluidos por completo del gobierno por estas afrentas.
Por eso no sorprende el premio que le dan a Jiménez Pons, quien quizá no incumplió realmente su tarea, pero ha sido con esta afirmación como justifican la llegada de Javier May, quien a pesar de no contar con las credenciales para coordinar un proyecto de estos, si cuenta con el aval y la confianza plena del Presidente para hacer todo lo que se deba, aunque se deba todo lo que se haga.
Como dato curioso es que desde la llegada de Adán Augusto a la Segob, van 2 ocasiones en las que por ausencia, el Presidente le ha encargado al Secretario de Gobernación la operación de los movimientos en su gabinete; la primera fue con la salida de Santiago Nieto, y la segunda con estos enroques de Fonatur, SICT y Bienestar. Lo que reafirma la fuerza al interior del gobierno y la plena confianza que López Obrador tiene depositada en su paisano tabasqueño, quien en esta segunda mitad de sexenio, seguirá creciendo.