En la columna “Nombres, nombres y nombres”, Alberto Aguilar realiza un análisis sobre las dificultades que enfrentan actualmente las aerolíneas mexicanas; entre los puntos que expone está el alza del precio de la turbosina, combustible empleado para las aeronaves. En este punto en concreto quiero que nos concentremos.

La aerolínea del Caballero Águila recién realizó una profunda reestructura, y es muy probable que hayan contemplado un margen de maniobra ante el alza del combustible; es muy pronto, y no han dado información al respecto, pero es fácil imaginar que estaba previsto dentro de las proyecciones de la aerolínea.

Por su parte, Omar Carrera, Director Comercial de la aerolínea Volaris, declaró en entrevista con El Sol de México: “Si lo medimos en función de los asientos que ofertamos y cómo nos comparamos con los niveles de capacidad que teníamos previos a la pandemia, ya estamos en modo de crecimiento”.

Recordemos que al ser una empresa de aviación con un esquema de bajo costo, el tema del incremento del precio de la turbosina no les impactó abruptamente, por la alta demanda de vuelos que mantienen.

VivaAerobus, el más cercano competidor de Volaris, está en una situación empresarial similar, que le permite hacerle frente al tema del alza en los costos de la turbosina.

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Sin embargo, la historia es muy diferente para la empresa Transportes Aeromar. A pesar de que sus Pilotos -sindicalizados en ASPA- han estado muy activos buscando inversores para que no decaiga la aerolínea, el alza en la turbosina ha tenido un efecto negativo. Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), es la encargada de venderle el combustible, pero con el alza de precio, su deuda aumentó un 47% anual.

Seguramente se estarán preguntando ¿pues cuánto aumentó el precio del combustible? La turbosina que utilizan los aviones incrementó en el último año 70%, rozando los $103 dólares por barril.

Y para que quede más claro, el combustible representa entre el 30% y el 40% de todo el gasto operativo de una aerolínea. Cada incremento del 10% del valor se ve reflejado en un aumento de más o menos el 3.3% por ciento en el costo del boleto de avión; eso lo decide la línea aérea.

Ahora hablemos de aviación sostenible, aquella que busca dejar atrás los combustibles fósiles y navegar, o en este caso, surcar los cielos con energías más limpias.

Destaca el caso de Corea del Sur, en el que se ven involucradas la armadora de aviones francesa Airbus, las aerolíneas Air Liquide Korea, Korean Air y la Corporación del Aeropuerto Internacional de Incheon, quienes han firmado un Memorando de Entendimiento (MOU) para explorar el uso de hidrógeno en el aeropuerto de Incheon de Seúl.

Con dicha firma buscan apoyar el despliegue de aviones que usen hidrógeno como combustible, para que en el año 2050 sea totalmente descarbonizada la industria aeronáutica de aquel país oriental. Esto evidentemente suena muy bien, pero los pasajeros ¿están dispuestos a pagar un mayor precio por que se usen combustibles más amigables al medio ambiente?

La duda se vuelve razonable al ver que en nuestro país, por lo menos, los modelos de bajo costo permean bien en el gusto del público. Tanto que hasta Aeroméxico está en la búsqueda de un modelo híbrido que le permita manejar de forma más holgada sus gastos operativos.

Y es que en entrevista con el Consumer News and Business Channel (CNBC), el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Willie Walsh, aseguró que el principal reto del combustible sostenible para la aviación está relacionado con el volumen, más que con el deseo de las aerolíneas de utilizarlo, y aseguró que los consumidores estarán dispuestos a pagar los costos adicionales asociados a su adopción.

En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación. Y yo lo hago ahora, ¿cuánto cuesta utilizar combustible sostenible?

“Los combustibles sostenibles cuestan aproximadamente el doble de lo que se paga por la turbosina de los aviones tradicionales, por lo que representa un aumento significativo en la base de costos de la industria aérea”, indicó Willie Walsh.

Un tema que sin duda habrá que ponerlo, tarde o temprano, en la agenda política del país, sobre todo si estamos hablando de nuevas refinerías, y tenemos en puerta una nueva reforma energética.