Sonora Power

Los mexicanos somos hoy más felices, y esto tiene que ver justamente con una evolución en la manera en que nuestra sociedad se percibe así misma.

Pasamos del lugar 25 al lugar 10, en solamente un año; no hace mucho tiempo, México estaba perdido en los índices de satisfacción con la vida y por lo tanto de felicidad, a partir de la perspectiva nula de tener avances en lo personal o movilidad social.

Aquí no se trata solamente de una cuestión aspiracional, se trata justamente de una sociedad entera que enfrenta hoy una nueva perspectiva de vida, eso es lo que nos dice el índice de felicidad que presenta la Universidad de Oxford y que promueve la ONU como un estudio que establece justamente los estándares de vida de los ciudadanos en todo el mundo.

No es ocioso identificar qué otros países están en este índice, me llamo mucho la atención que naciones de la Europa nórdica cómo es el caso de Finlandia, Noruega, Países Bajos, Suecia y otros más ocupen los primeros lugares y que en el sexto lugar se haya ubicado una nación del Caribe como es Costa Rica.

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Me queda claro que los niveles de felicidad de estos países tienen que ver mucho con la satisfacción que los ciudadanos tienen con la vida y poco con la ubicación geográfica que nos haya tocado a cada nación en el orbe.

En el pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador hablaba de este elemento, el derecho a la felicidad y el índice de felicidad de los mexicanos, como un factor que a él le movía más allá de la medición mecánica del crecimiento del Producto Interno Bruto de la economía, como una entidad en sí misma.

Para el fundador de la cuarta transformación, la esencia de su proyecto se sustentaba en fundar un Estado de bienestar, de modo que los mexicanos pudieran de a poco, pero de manera sostenida, llegar a mejores índices en cuanto a su calidad de vida.

Esto significa mejorar todos los aspectos relacionados con nuestra existencia, desde el ingreso suficiente para resolver nuestras necesidades, hasta el acceso a la educación como herramienta justamente de movilidad social, u otros factores, puede ser la salud, la seguridad, la vialidades, la tranquilidad en nuestras colonias, la certeza de tener trabajo y así hasta tener un conjunto de elementos que nos lleven a estar satisfechos con la vida al grado de que podamos decir que realmente somos felices.

El tema de la felicidad no es menor. Un país con ciudadanos felices, es un país más productivo, es una nación con mayor viabilidad, tiene elementos positivos a su alrededor y logran ser determinantes en la vida de las personas, evidentemente son intangibles, pero marcan al final de cuentas un camino sólido, en términos de las expectativas que los ciudadanos pueden tener.

El momento en el que llega este índice de felicidad, es particularmente especial para el entorno que vive el país, el gobierno de Claudia Sheinbaum, está literalmente bajo ataque bajo la de las fuerzas, opositoras, los medios de comunicación que ya comprendieron que no regresará el viejo orden, un día así, y el otro también enderezan sus baterías en contra de la presidenta y tratan de desprestigiar, desmentir, enlodar, cualquier iniciativa de la jefa del poder ejecutivo, tratando de siempre enfatizar que México vive bajo una dictadura, bajo un gobierno autoritario, en medio de una ola de violencia, y que hoy todo está peor que nunca.

El detalle, y esto es hasta gracioso, es que el índice de felicidad dado a conocer por este análisis, justamente pone en su dimensión, lo que viene ocurriendo.

Hay por una parte, un gobierno legitimado con el respaldo de los ciudadanos que tiene la credibilidad de la basta mayoría del pueblo, que viene caminando de la mano de la voluntad de los electores y que esta ejecutando lo que en las urnas se le mandó, el detalle es que ese mandato ciudadano no parece ser del gusto de las antiguas élites que ahora buscan desacreditar, cuestionar, e incluso, limitar la posibilidad de que sea el pueblo el que tome la decisiones.

De manera reciente llamaron mi atención algunos análisis de intelectuales del viejo régimen que se refieren al momento actual, es decir, a la democracia que vivimos como algo negativo, e incluso dicen que hoy las decisiones del gobierno que están en manos de la muchedumbre, es decir de la chusma, ignorante y eso los tiene horrorizados.

El detalle es que ese pueblo es el que llevó a Claudia Sheinbaum a tener un triunfo indiscutible en las uñas y es el pueblo el que ahora exige ir más a fondo. Ir más allá en la construcción de este edificio imaginario que se llama la cuarta transformación.

El país que los mexicanos queremos es un país justo, es un país democrático, es un país con administración de justicia a favor del ciudadano. Es un país sin corrupción. Es un país en donde el más humilde tenga la posibilidad de llegar hasta donde se lo proponga y ese es el país que está construyendo Claudia Sheinbaum, aunque lamentablemente es el país que a la oligarquía no le gusta.

Hoy podemos decir que los mexicanos somos más felices y eso significa que el gobierno de Claudia Sheinbaum está haciendo las cosas bien.

Correspondencia a demiandu1@me.com | En X: @Demiandu

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