El expresidente Ernesto Zedillo ha resurgido recientemente en la opinión pública como consecuencia de su visita a México en el marco de su participación como orador principal en un evento organizado por una empresa financiera.

AMLO, sin retraso, se lanzó contra el ex presidente. Hizo alusión, desde luego, a temas controvertidos como el Fobaproa.

En este tenor, conviene recordar quien es Ernesto Zedillo. Surgido de las filas de PRI y formado como economista en el IPN y Harvard, fue miembro conspicuo de la administración de Carlos Salinas, y más tarde, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI.

Tras una intensa campaña contra la fortísima personalidad de Diego Fernández de Cevallos, y frente al respetado Cuauhtémoc Cárdenas, fue electo presidente de México.

El gobierno de Zedillo estuvo marcado, entre otros eventos, por el Fobaproa, por la implementación del TLCAN y por el encarcelamiento de Raúl Salinas de Gortari, por las acusaciones en su contra derivadas del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.

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Ello marcó irremediablemente su gobierno pues su supuso un rompimiento violento con el salinismo, y a la vez, le posicionó como un presidente del priismo moderado que, lejos de mirar hacia el autoritarismo de Estado, optó por la conducción de México hacia el modernismo democrático, lejano del PRI de antaño.

En relación con el tema del Fobaproa, Zedillo, de la mano de José Ángel Gurría, tomaron la difícil decisión de rescatar el sistema bancario con apoyos del Estado y del dinero público. Sí, sin duda se trató de decisión dura en un complicadísmo momento de la economía mexicana. Sin embargo, respondió a la urgencia de evitar el colapso de los bancos, lo que habría conllevado, sin el Fobaproa, a una mayor pérdida patrimonial de los mexicanos.

El gobierno de Zedillo estuvo también marcado por dos sucesos trascendentales en la historia de la democracia: la pérdida de la mayoría de la Cámara de Diputados y el triunfo de Vicente Fox en 2000. El primero conllevó la alternancia legislativa y la pérdida de consensos en la Cámara Baja en torno a la voluntad del Ejecutivo, mientras que el segundo representó un hito en la historia de la democracia en ciernes.

En ambos, el presidente priista actuó como un jefe de Estado que fue capaz de leer el mensaje de los nuevos tiempos, y contribuyó, a la postre, a la transición hacia un México más democrático.

En suma, Zedillo es un destacado economista que se comportó como un hombre de su tiempo en aquel cambiante momento de finales del siglo XX. Hoy nuevamente está en la mira de Palacio Nacional.