En este espacio de opinión, a lo largo de estos días, hemos abordado la importancia de la una agenda integral del proyecto de transformación. La misma presidenta, que se ha echado al hombro una importante tarea de cubrir la asistencia médica a los sectores más vulnerables, ofrece un apoyo casa por casa para inspeccionar si hay algún riesgo de padecimiento de enfermedad que, a temprana hora, se pueda detectar para su tratamiento. De igual forma, ese marco ha servido para suministrar el medicamento necesario que se ha distribuido de primera mano a quienes necesitan el apoyo. Todo esto, en principio, es un elemento que viene a sumar en ese espíritu humanista que, de igual manera, hemos hecho hincapié en esta tribuna. El simple hecho de abrir el abanico de acceso al IMSS-Bienestar, a través de muchas instituciones, ha logrado dar cobertura, pues la salud, siendo elemental, recae en la responsabilidad de esas instituciones ante un derecho universal.
Las condiciones de asistencia, a comparación de otros gobiernos, han mejorado, especialmente en la calidad del servicio. Los encargados del IMSS e ISSSTE, en esa encomienda que les ha delegado Sheinbaum, han tenido muy claro el grado de responsabilidad con el que cargan para ofrecer la atención que se requiere. Con esa cobertura tan amplia, y con el nuevo esquema que se ha trazado para llegar a todos los rincones del país, se puede ver el impacto que esto está produciendo, así como el mejoramiento y la prevención en algunos padecimientos que, a temprana edad, pueden ser detectables si hay chequeo médico. Una manera de hacerlo, además de las unidades que se desplazan en las localidades más alejadas, obviamente es el programa de Bienestar, que ha ofrecido esa alternativa que la sociedad demanda.
Cuando hablamos de salud, en definitiva, aludimos a los pasos importantes que ha dado este gobierno en esa materia. Eliminar los alimentos chatarra de las escuelas, por ejemplo, fue una buena determinación de Mario Delgado, en aquel entonces. Eso, que te hace contar con un abanico extenso de productos más sanos y de mayor provecho para salud de los niños, fue uno de los esquemas que más aplaudimos, especialmente porque, años atrás, los indicadores de obesidad infantil y patologías como la diabetes se estaban disparando. Siendo así, la mejor forma de reducir la brecha en ese rubro fue, a todas luces, erradicar por completo esa cultura de consumo. Hoy, podemos decirlo así, estos programas, pese a ser prematuros en su lanzamiento, están abonando para mejorar la calidad de vida.
Estamos hablando de todo un proyecto integral. En lo legislativo, por ejemplo, se han probado leyes y reformas constitucionales que proporcionan mejores mecanismos de asistencia. Eso, que además cumple con la promesa del cuidado, prevención y mejoramiento de la calidad de vida, viene implícito en el proyecto de iniciativa que ha puesto sobre la mesa el líder de los diputados de Morena. Prohibir la venta de bebidas energizantes, ante las circunstancias en las que vivimos, es una de las apuestas más significativas de esta agenda de prioridades de la 4T. Eso, que a la par muestra una enorme concientización para evitar que se desencadenen síntomas adversos, tiene un gran sentido de salvaguardar lo más sagrado que tenemos: la vida.
La iniciativa, que busca fortalecer el artículo 215 y 216 de la Ley General de Salud, es, a nuestro juicio, uno de los temas más sustanciales de los últimos años. Es, a la par de ello, un asunto que la sociedad estaba solicitando, especialmente por los síntomas que han desencadenado el consumo de este tipo de bebidas. El ejemplo de ello, que además viene implícito en el contenido, es evitar factores de riesgo como la ansiedad, enfermedades cerebrovasculares, convulsiones y muchos otros elementos que, en sí, son prácticamente la antesala de un riesgo de perder la vida. De hecho, una vez que se hizo público este andamiaje pudimos constatar los alcances que tendrá ahora que se discuta y apruebe en el nuevo periodo legislativo, fecha que está estipulada para su discusión y análisis en comisiones.
Probablemente, sin exagerar, esta iniciativa forma parte de ese conjunto de prioridades qué más podemos destacar. Estamos hablando de la posibilidad de evitar muchos aspectos sintomáticos que provoca la ingesta de estos productos que, hay que decirlo así, se venden sin ningún empacho en cualquier tienda o autoservicio. Una vez que se apruebe esta ley, por fin, estaremos hablando de un mejor escenario para alcanzar niveles más óptimos de salud. Este tipo de políticas públicas, en efecto, son parte de esa esencia del proyecto de transformación. Qué mejor que fortaleciendo el sistema de asistencia que, sin duda, se ha ido multiplicando con la llegada de Claudia Sheinbaum a Palacio Nacional. El acceso y la garantía a este derecho universal, está claro, sigue abriendo camino para mejorar esa calidad de la que hemos insistido es fundamental para no tener o, en su defecto, inhibir consecuencias irreversibles.