El gran historiador Niall Ferguson, quien ha sido profesor en Stanford, Harvard, la Universidad de Nueva York y Oxford, publicó ayer una extraordinaria columna en Bloomberg sobre la guerra en Ucrania.

Ferguson había escrito, hace algunas semanas, que la situación global actual se parece más a la década de 1970, a una nueva guerra fría. La analogía que usaba es que la guerra en Ucrania es como el ataque de los estados árabes a Israel en 1973 o la invasión soviética de Afganistán en 1979. Si ya estábamos padeciendo un problema de inflación antes, el impacto económico de la guerra en los precios de la energía y los alimentos está creando un riesgo de estanflación.

Sin embargo, hay otra analogía, la del historiador Sean McMeekin, que cree que lo que vivimos hoy se parece más a 1939. Ferguson dice que la Segunda Guerra Mundial fue una aglomeración de múltiples guerras: la de Japón contra China, la de Europa del Este, la guerra de Hitler en Europa Occidental y la de Japón contra Estados Unidos y los imperios europeos en Asia.

Además de la invasión de Rusia en Ucrania hoy, ¿qué pasaría si China lanzara una invasión de Taiwán? ¿Una guerra entre Irán y sus enemigos regionales? ¿Un conflicto entre los estados árabes e Israel? ¿Se acercaría la Tercera Guerra Mundial? ¿O podríamos mantener la paz hasta el final de este siglo? Como escribe Ferguson, si dos potencias tienen suficientes ojivas nucleares para destruir a la mayor parte de la humanidad, la paz durará sólo mientras los líderes de esas naciones se nieguen a iniciar una guerra nuclear.

En su columna, Niall Ferguson plantea 7 preguntas y las responde. Trataré de resumirlas:

1. ¿Lograrán los rusos tomar Kiev y al presidente ucraniano Volodímir Zelenski en cuestión de dos, tres o cuatro semanas o nunca?

La respuesta parece que es “nunca”. Aunque es posible que el Kremlin sólo haya retirado temporalmente algunas de sus fuerzas de los alrededores de Kiev, ahora hay pocas dudas de que ha habido un cambio de planes. Los generales rusos afirmaron que nunca había sido su intención capturar Kiev o Kharkiv, y que los ataques allí solo tenían la intención de distraer y degradar a las fuerzas ucranianas. El verdadero objetivo ruso era y es obtener el control total de la región de Donbas en el este del país. Eso suena como una racionalización de las enormes pérdidas que han sufrido los rusos desde que lanzaron su invasión. Quizás intentarán asegurar un “puente terrestre” desde Rusia a Crimea a lo largo de la costa del Mar de Azov. Todo lo que se puede decir con certeza es que éste será un proceso relativamente lento y sangriento, como lo ha dejado claro la brutal batalla de Mariupol.

2. ¿Precipitarán las sanciones una contracción económica tan severa en Rusia que Putin no pueda lograr la victoria?

La economía rusa sin duda se ha visto muy afectada por las restricciones occidentales, pero no se ha visto suficientemente afectada como para poner fin a la guerra. Mientras el gobierno alemán se resista al embargo sobre las exportaciones de petróleo ruso, Putin sigue ganando suficientes divisas para mantener a flote su economía de guerra. La mejor prueba de ello es la notable recuperación del tipo de cambio del rublo frente al dólar. Antes de la guerra, un dólar compraba 81 rublos. Después de la invasión, el tipo de cambio se desplomó a 140. El jueves pasado volvió a 81, reflejando principalmente una combinación de pagos extranjeros por petróleo y gas y controles de capital rusos.

3. ¿La combinación de crisis militar y económica precipita un golpe palaciego contra Putin?

La administración Biden está apostando por un cambio de régimen en Moscú. Eso se ha vuelto explícito. El gobierno de Estados Unidos no sólo calificó a Putin de criminal de guerra e inició procedimientos para enjuiciar a los perpetradores rusos de crímenes de guerra en Ucrania; al final de su discurso en Varsovia, Joe Biden pronunció nueve palabras para los libros de historia: “Por el amor de Dios, este hombre no puede permanecer en el poder”. Hizo repetidas alusiones a la caída del Muro de Berlín y de la Unión Soviética, planteando una nueva batalla en nuestro tiempo “entre democracia y autocracia, entre libertad y represión, entre un orden basado en reglas y uno gobernado” por la fuerza bruta.” Estados Unidos (y al menos algunos de sus aliados europeos) tienen como objetivo deshacerse de Putin.

4. ¿El riesgo de caída lleva a Putin a tomar medidas desesperadas (por ejemplo, llevar a cabo su amenaza nuclear)?

Ésta es ahora la pregunta crucial. Biden y sus asesores parecen tener una confianza notable en que la combinación de desgaste en Ucrania y sanciones a Rusia provocará una crisis política en Moscú comparable a la que disolvió la Unión Soviética hace 31 años. Pero Putin no es como los déspotas del Medio Oriente que cayeron del poder durante la Guerra de Irak y la Primavera Árabe. Posee armas de destrucción masiva, incluido el mayor arsenal de ojivas nucleares del mundo, así como armas químicas y biológicas.

Aquéllos que proclaman prematuramente la victoria de Ucrania parecen olvidar que cuanto peor le va a Rusia en la guerra convencional, mayor es la probabilidad de que Putin use armas químicas o un arma nuclear pequeña. Su objetivo desde 2014 ha sido evitar que Ucrania se convierta en una democracia estable de orientación occidental integrada en instituciones occidentales como la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la Unión Europea. Si cree que Estados Unidos y sus aliados pretenden derrocarlo, y si Ucrania continúa atacando objetivos dentro de Rusia, parece mucho más probable que intensifique el conflicto a que dócilmente renuncie a la presidencia rusa.

5. ¿Los chinos mantienen a flote a Putin pero con la condición de que acepte un compromiso de paz que ofrecen negociar?

Ahora está bastante claro que el gobierno chino se pondrá del lado de Rusia, pero no en la medida en que desencadene sanciones secundarias de EU a las instituciones chinas que hacen negocios con entidades rusas que contravienen las sanciones. Ferguson no espera que China desempeñe el papel de mediador de paz. La gélida cumbre virtual del viernes entre la Unión Europea y los líderes chinos lo confirmó.

6. ¿Aparecerá nuestro trastorno por déficit de atención?

En los próximos meses, el apoyo del público occidental a la causa ucraniana se pondrá a prueba por el persistente aumento de los precios de los alimentos y el combustible, combinado con la percepción errónea de que Ucrania está ganando la guerra, en lugar de simplemente no perderla.

7. ¿Cuál es el daño colateral?

El mundo tiene un problema de inflación grave y cada vez peor, con los bancos centrales muy por detrás de la curva. Cuanto más dure esta guerra, más grave será la amenaza de una estanflación total (inflación alta pero con un crecimiento económico bajo, nulo o negativo). Este problema será más grave en los países que dependen en gran medida de Ucrania y Rusia no sólo para la energía y los cereales, sino también para los fertilizantes, cuyos precios prácticamente se han duplicado como resultado de la guerra. Cualquiera que crea que esto no tendrá consecuencias sociales y políticas adversas es un ignorante de la historia.

Niall Ferguson plantea que es probable un alto el fuego en, digamos, cinco semanas, a principios de mayo, porque para entonces los rusos habrán logrado rodear a las fuerzas ucranianas en el Donbas o habrán fracasado.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino