En la armadora de Volkswagen se llevó a cabo una votación por el cambio de dirigencia, cuyo procedimiento implicó violaciones a derechos de trabajadores disidentes, por lo que se acaba de abrir el último proceso de mecanismo laboral de respuesta rápida del T-MEC.
La mayoría de los casos que se han abierto en Estados Unidos al amparo del T-MEC por violaciones laborales, tienen una constante que se tiene que atender por el próximo gobierno, y es que esas violaciones fueron legalizadas por las autoridades laborales de México, la Secretaría del Trabajo, pero sobre todo el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, a donde se encuentra el huevo de la serpiente.
Recordemos cuando se repitió la votación en General Motors de Silao, a petición de estos mecanismos de respuesta rápida, pues el gobierno mexicano, a través del Centro Federal de Conciliación ya había dado por válida y legal la votación que llevaron a cabo el sindicato charro de la CTM en contubernio con la empresa, de tal suerte que, de no existir la intervención internacional, se habría legitimado el proceso aplastando a los trabajadores.
Aquí hemos sostenido que el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral nació con alma de central obrera desde su dirección, porque sus actuaciones han permitido que subsistan los contratos de protección y los eternos líderes charros. Denunciamos en su momento el ilegal criterio que utilizan para validar las votaciones, en donde permitieron que las legitimaciones se llevarán a cabo con el 50% +1 de los trabajadores que asisten a votar, sin importar si representaban a la mayoría de una empresa, abriendo la puerta a que los líderes y los patrones puedan manipular la asistencia a las votaciones. Ahora lo están haciendo también con los cambios de dirigencias sindicales.
Por eso los líderes del Congreso del Trabajo, la UNT y las Cámaras empresariales siguen tan tranquilos con la reforma laboral de 2019, pues en realidad han logrado mantener el control corporativo de los trabajadores. Todo se ha movido para seguir igual. Nos manejaron números alegres de que se habían cancelado cientos de miles de contratos colectivos, pero eran puras ficciones de contratos Pymes, en la gran industria nada cambió propiamente, los despachos patronales siguen ofreciendo la tranquilidad de los sindicatos de protección.
Si el próximo gobierno quiere hacer un cambio en la libertad sindical, tendrá que dar un golpe de timón a la política de simulación que se ha mantenido a espaldas del presidente.
Los obreros conscientes, que entendieron la importancia de las políticas laborales como el aumento al salario mínimo y las vacaciones dignas le dieron su voto de confianza a Claudia Sheinbaum, ahora necesitan su ayuda para romper las cadenas de los sindicatos charros.
X: @riclandero | Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en derecho por la UNAM