No cabe duda de que nadie puede presumir haber estado preparado para la vorágine de medidas que la administración del presidente Donald Trump ha venido anunciando e instrumentando desde que asumió, por segunda ocasión, la presidencia de Estados Unidos (EU). De hecho, es muy complejo para cualquier país saber con certeza qué cifra de aranceles le aplican al haber diversos anuncios sobre imposición de estas, las pausas dictadas en algunos rubros, ciertas excepciones y la carga de tarifas relacionadas al fentanilo para México y Canadá.

En el caso de nuestro país, basta recordar que primero se anunció la imposición de aranceles de 25%, por el supuesto fracaso de México para actuar contra los cárteles del crimen organizado. Pero que, como resultado de la cooperación del gobierno de México en el combate al tráfico de drogas, especialmente de fentanilo, se aceptó recorrer su entrada al 4 de marzo. A estos aranceles ya se les conoce coloquialmente como los “aranceles fentanilo”. Después vino el anuncio de los aranceles de 25% para las importaciones a EU de acero y aluminio, al amparo de la Sección 232, de la Ley de Expansión del Comercio. Este anuncio impactó a todos los países.

El 4 de marzo, los “aranceles fentanilo” entraron en vigor, provocando una gran incertidumbre en los mercados, y en especial, en México, al materializarse finalmente una amenaza que muchos consideraban como presión para fines de negociación. El 6 de marzo, la Casa Blanca publicó una modificación al decreto de los “aranceles fentanilo” para establecer, a manera de excepción, que los productos y bienes que cumplan con las reglas de origen del T-MEC no pagarían dicho arancel.

Un primer problema para México es que, de los 506 mil millones de dólares que México exportó a EU en 2024, solo un total de 247 mil millones de dólares entró con el trato preferencial que implica el T-MEC. El resto, 258.7 mil millones de dólares –un 52% de nuestras exportaciones– fue realizado a través del régimen arancelario “Nación Más Favorecida” o algún otro trato arancelario distinto al T-MEC. Por lo que a este monto le aplicaría el “arancel fentanilo”, de un 25% adicional a lo que se venía pagando hasta ahora.

A lo anterior le siguió el anuncio de nuevos aranceles para las importaciones de automóviles y autopartes. Son aranceles de aplicación general para todas las importaciones de este rubro a los EU, también de un 25%. Para el caso de México y Canadá, dicho porcentaje solo se pagará sobre la parte del valor del auto que no sea fabricada en EU, lo que, según algunos reportes, significa que el arancel efectivo que pagarán las exportaciones de autos de México a EU se ubica en un rango entre 15% y 17%.

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Después vino el “Día de la Liberación”, en que el presidente Trump anunció los nuevos y controvertidos aranceles recíprocos para alrededor de 190 países, cuyo nivel depende esencialmente del tamaño del déficit comercial entre EU y cada uno de los principales socios comerciales. Para la gran mayoría, fijó un arancel base de 10%. Ese día se aclaró que México y Canadá no estarían sujetos a tales aranceles recíprocos, pero que permanecerán sujetos a los “aranceles fentanilo” que, en caso de éxito en la lucha antinarco, se podrían llegar a reducir del 25% a 12%.

En México, Marcelo Ebrard celebró que se nos haya excluido de los aranceles recíprocos y que se nos mantenga el supuesto beneficio del T-MEC. Sin embargo, después de tomar en cuenta los distintos tipos arancelarios que sí aplican a nuestro país, como: i) la parte No-TMEC; ii) los aranceles fentanilo; iii) los de acero y aluminio; y, iv) los parciales para la industria automotriz se puede afirmar que el arancel promedio ponderado al que están sujetas las exportaciones de México a EU se ubica en un nivel aproximado de 16%. Es decir, México (y Canadá) estarían pagando más de aranceles que la gran mayoría de los países, a los que se les estableció el arancel mínimo de 10%. Aunque desde luego menos que China que enfrenta un arancel promedio de 134.7%.

Finalmente, el pasado viernes se anunció una lista de bienes como smartphones, computadoras, y otros productos electrónicos que serán exceptuados del pago del arancel recíproco mínimo de 10%, incluida China. Sin embargo, para México y Canadá, al mantenerse el “arancel fentanilo” del 25%, para estos mismos productos, otra vez hace que tengamos un trato menos preferencial que el resto del mundo. Tenemos un pues un trato menos favorable, en electrónicos, incluso que China, el “enemigo comercial de EU”.

Valdría la pena preguntarnos si el gobierno de México en realidad está haciendo bien los cálculos y la medición de riesgos con relación a las medidas arancelarias de los EU. Empiezan a destacar casos en los que EU está dando un trato más preferencial a otros países que el que le otorga a los del T-MEC. De no resolverse adecuadamente este trato, mucho menos preferencial, en el corto plazo, México podría ser desplazado por otros países en el valor total de lo que EU le compra en el mundo y en las cadenas comerciales mundiales.

Para rematar, el gobierno de EU anuncio, antier, aranceles al tomate de un 21%. Lo que pega mucho a Sinaloa. México exportó el año pasado más de 3.1 mil millones de dólares en tomates a EU. Eso ahora está en riesgo.

Hasta ahora México, según la cadena Fox News, es el único país que no ha impuesto aranceles compensatorios a EU. Lo que hemos hecho es una estrategia para diferenciarnos del resto del mundo y generar menos fricciones con nuestro principal socio comercial. Tenía sentido actuar así. Sin embargo, a raíz de las nuevas medidas implementadas, incluida la relacionada con el tomate, y del monto de aranceles que tenemos ya, es probable que México tenga que replantear su estrategia para con el gobierno de Trump. Y es que estamos peor que la mayoría de los países por las discrepancias que generan, sobre todo, los “aranceles fentanilo”. Así que el gobierno mexicano, de no llegar pronto a acuerdos más favorables, tendrá que implementar medidas simétricas a EU. Pero también, replantearse muchas políticas públicas que afectan las inversiones en México.

Vienen días complicados. Nunca nadie se imaginó el daño que causaría el no combatir el crimen organizado y su fentanilo, los últimos seis años. Ahora este tema se ha vuelto la excusa para romper varios acuerdos comerciales.