Todos hemos de saber que, en este preciso momento, se vive una efervescencia por las elecciones que están en puerta. Desde luego, para la dirigencia nacional de Morena, en ese orden de prioridades, están las entidades de Durango y Veracruz. Ambas, por cierto, ya definieron a los abanderados que encabezan las tareas y, tal y como se percibe, reina la unidad en el seno lopezobradorista. Como sabemos, todos han considerado este ejercicio democrático como el parteaguas de lo que acontecerá en 2027. Considerada la jornada más importante, Morena está haciendo algunos cálculos y, con los números a favor, puede arrebatar Nuevo León, Chihuahua y Querétaro. Esta última entidad, a propósito, luce sumamente pareja en los estudios que hemos podido examinar minuciosamente.

Recuerdo que la oposición, en aquel entonces, exageró en decir que jamás le quitarían uno de sus principales bastiones como lo fue el Estado de México. Nunca se imaginaron que eso sucedería. Y ese momento por fin llegó: Delfina Gómez, con una victoria contundente, ganó una elección y, con ello, se convirtió en la primera mujer en gobernar, quizá, el epicentro electoral más nutrido del país. Con ello, siendo así, terminó una era de dominación del PRI; se acabó la hegemonía y, en la práctica, el Revolucionario Institucional quedó totalmente desdibujado y dividido luego de tantas sacudidas. Hoy, a propósito de ello, soplan esos aires de alternancia en algunos lugares del país que, hasta cierto punto, son relativamente considerados como bastiones de la oposición. Si prestamos atención en las encuestas, que por cierto fueron muy efectivas en los pronósticos del pasado 2 de junio, hay datos muy interesantes que estarían apuntando a un triunfo de Morena en las demarcaciones que citamos.

Es allí, estamos convencidos de ello, donde Morena ha encontrado las condiciones para gobernar esas tres entidades y, sobra decir, llevarse carro completo en las elecciones intermedias del 2027. Ese mismo espíritu es el que fluye por todo el universo sociopolítico, dándoles grandes expectativas. Morena, por supuesto, va por todo lo que se jugará; es decir, ganar el mayor número de distritos y los despachos estatales. Si la oposición no lo quiere creer, estamos en la antesala de un nuevo tsunami. Las propias circunstancias están dadas para ello. Es más, la oposición no puede ni rehacerse; han tratado de reinventarse y reconstruir la hecatombe que se les vino encima en la elección presidencial. No bastó con el Frente Amplio Opositor, ni mucho menos con la fallida irrupción propagandística que le hicieron a Xóchitl Gálvez. Trataron de convencer al electorado con las mismas estrategias que, de plano, no les han funcionado a estas alturas.

Entonces, que a nadie le asombre lo que parece ser, a mi juicio, un triunfo de Morena en Chihuahua, Nuevo León y Querétaro. De hecho, esta elección, hace meses, comenzó en las mesas de análisis, en el territorio, pero sobre todo en el posicionamiento de los protagonistas que, desde ahora, se asoman como los principales activos. Está muy claro el tablero electoral o, mejor dicho, los cuadros que llevan la delantera en todas las encuestas de opinión que, hasta ahora, hemos podido revisar. Dada la magnitud y la presencia que tienen, veo muy difícil que el escenario se revierta, sobre todo por la consagración y el peso específico que acumularon a lo largo de estos años. Antes de que eso suceda, cada uno de ellos, por la reglas que marcan los estatutos, se someterán a la encuesta interna. Es, ni más ni menos, una tarea previa que se tiene que cumplir, en especial para despejar cualquier duda de la inclinación que tiene la población civil que, al final de cuentas, tomará la decisión final.

En la carrera por la gubernatura de estas tres entidades, desde ahora, proyectan a tres perfiles que, sin temor a equivocarme, estarán en las boletas del 2027. En Chihuahua, por ejemplo, Andrea Chávez no tiene competencia interna; es decir, es la favorita de militantes y simpatizantes del partido guinda, lo que es algo que resulta más que obvio su postulación llegado el momento de las definiciones. Para Nuevo León, una de las grandes apuestas de Morena, que garantiza el triunfo, es Tatiana Clouthier. Y, desde esa perspectiva, lo que se hace ver claramente es como Santiago Nieto se perfila a abanderar a la coalición Seguimos Haciendo Historia en Querétaro. Él, a pesar de perder la fórmula para el Senado, sacó un resultado muy positivo que, a la par, significa que la presencia del obradorismo tiene gran arraigo en aquel punto.

A mi juicio, Morena, con los tres perfiles que nombramos, tienen una gran ventaja para arrebatarle los últimos bastiones de la oposición y, con ello, derrumbar por completo las estructuras de la derecha que, de por si, dan pena ajena con tantas expresiones que nacen. Por tratarse de los mismos personajes que emigraron de las filas, el PRIAN, como tal, están condenados al fracaso. Es verdad, se aferrarán y pondrán resistencia para negarse a entregar las últimas entidades que les queda. Eso, como tal, es algo inevitable. Morena ganará, sin temor a equivocarme, 16 de 17 entidades federativas que se jugarán en 2027, entre ellas, por supuesto, Chihuahua, Nuevo León y Querétaro.