En un vuelo ayer de Monterrey a la Ciudad de México platiqué con Rogelio Montemayor Seguy, economista del Tecnológico de Monterrey (graduado en 1969) con un doctorado en la Universidad de Pensilvania (1974), donde fue investigador adjunto de un famoso experto en modelos econométricos, Lawrence Klein, quien obtuvo el premio Nobel de Economía en 1980.
En el gobierno Montemayor colaboró primero en cargos técnicos —entre otros, fue el segundo presidente del INEGI en el sexenio de Miguel de la Madrid: sustituyó al fundador Pedro Aspe—. Después, cercano a Carlos Salinas de Gortari, emprendió el camino de la política y llegó a gobernador de su estado natal, Coahuila. Al abandonar este cargo, Ernesto Zedillo lo nombró director de Pemex.
Rogelio, entonces, conoce la petrolera mexicana. Por tal motivo, por supuesto de manera informal y solo para charlar de algo durante el vuelo, lo cuestioné acerca de lo que espera para Pemex. Me sorprendió su respuesta: pensé que un economista que hizo su carrera en los tres primeros gobiernos considerados neoliberales por la 4T—los de De la Madrid, Salinas y Zedillo—, iba a responderme lo que leo a diario en las columnas financieras: que Petróleos Mexicanos no tiene remedio y que no lo tendrá a pesar de que la presidenta electa Claudia Sheinbaum nombró a un director experto en el tema, Víctor Rodríguez Padilla, a quien se le reprocha que en su discurso de presentación cayera en la retórica del nacionalismo revolucionario y, particularmente, su afirmación de que “Pemex no es una empresa muerta ni está tan mal como piensan”.
Supuse, erróneamente, que Rogelio Montemayor iba a estar de acuerdo —cito a Carlos Loret de Mola— con toda la gente que asegura que Pemex es un desastre: “Los analistas, los especialistas, los inversionistas, los académicos, los proveedores, los ingenieros petroleros, las empresas internacionales, las calificadoras de riesgo y los bancos de inversión”.
Pero no, Rogelio Montemayor Seguy no coincidió con la inmensa mayoría de la gente supuestamente versada en las finanzas de la petrolera y que la ven en ruinas. Montemayor más bien expresó un punto de visa optimista después de que yo le dijera: “Seguramente me dirás que Pemex vale gorro y no podrá rescatarla la nacionalista 4T”. Objetó: “Pues no, no pienso eso. Creo que Sheinbaum y su director pueden mejorar la situación de Pemex. No es fácil, pero está lejos de ser imposible”. Le pregunté qué debería hacer el director Rodríguez Padilla, y esto me respondió —hice algunos apuntes en mi teléfono con autorización de Rogelio; los reproduzco aquí por si acaso decidieran leerlos Claudia Sheinbaum y el ingeniero que administrará la petrolera:
- 1. ‘Sin tener toda la información, me atrevo a pensar que Sheinbaum y Rodríguez deberían empezar por fortalecer el balance de Pemex traspasándole los activos —reservas— de la llamada ronda cero con los que se quedó el gobierno. Tales activos se podrían sumar al balance de la petrolera como aportación de capital, lo que permitiría empezar a salir —y hasta salir en definitiva— de la situación de casi quiebra técnica en que se encuentra la empresa. Ello tendría como efecto muy positivo que su deuda costara menos y, por lo tanto, que pagara menos intereses’.
- 2. ‘Con los mencionados activos, para desarrollarlos, Pemex debería hacer alianzas con empresas privadas. Hay que subrayar aquí que tales alianzas han sido desde su origen el pan de cada día en la petrolera del Estado, ya que contrata compañías particulares para numerosos procesos y, desde luego, para su proveeduría’.
- 3. ‘La utilidad de la explotación de esas reservas se repartiría en tres: la empresa privada se llevaría sus utilidades y Pemex las suyas, mientras que el gobierno se beneficiaría por concepto de regalías’.
- 4. ‘De las regalías que el gobierno obtuviera por la explotación de los activos de Pemex, un porcentaje tendría que dejarlo en un fondo para garantizar el pasivo laboral de la petrolera’.
- 5. ‘Se necesita una reingeniería completa del área de refinación que implique cerrar refinerías. Desde luego, Pemex debería hacer alianzas con empresas privadas especializadas para operar las refinerías que subsistan’.
- 6. ‘Además de ello, se tiene que redefinir la vocación de la nueva refinería, la de Dos Bocas. Se construyó con el propósito de producir para el consumo interno, pero debería dedicarse a exportar gasolina procesando crudo nacional y extranjero. Dos Bocas debe especializarse en crudos ligeros’.
- 7. ‘Abriría las puertas de Pemex para convertirla en empresa de energía, no solo petrolera. Así, podría cogenerar electricidad con sus plantas y venderla a CFE, además de hacer alianzas con empresas privadas y con la Comisión Federal de Electricidad para desarrollar parques eólicos y solares’.
- 8. ‘Después de elaborar un programa así, dude luego con numerosos detalles técnicos, iría a renegociar la deuda”.
- 9. ‘Cambiaría la gobernanza de Pemex. El consejo de administración no debe ser presidido por secretarios o secretarias de Estado. El consejo debe presidirlo alguien con gran currículo en administración y energía’.
- 10. ‘Secretarios y secretarias de Estado deben participar en el consejo de Pemex, pero sin voto para que no haya conflicto de interés. Los intereses de la gente del gobierno no suelen coincidir con los de la petrolera. Las personas que operan en los altos niveles de la política lo que quieren es atender a su clientela con criterios políticos, como a las grandes empresas que siempre presionan con el precio del gas’.
- 11. ‘Si el gobierno quiere subsidiar empresas o consumidores finales, que lo haga el gobierno, no Pemex. Es decir, que pague el gobierno, no Pemex’.
- 12. ‘La gente de la política en el consejo de Pemex puede no permitir que florezca la racionalidad empresarial’.
- 13. ‘Por lo demás, el director de Pemex debe dejar de pensar en cantidades —de producción o de lo que sea— para pensar en ganancias, que es el objetivo de cualquier empresa y no puede ser otro’.