Cuando escuchamos un plan de contención de precios como el que propone el Presidente López Obrador, lo primero que nos genera incertidumbre es el saber cuál será el camino que seguirán los salarios, las revisiones contractuales, el aumento al salario mínimo, el ingreso directo que reciben millones de trabajadores en México.
La razón de esta inquietud tiene un origen próximo, pues durante los últimos 40 años, durante el periodo de desarrollo neoliberal, los salarios han sido un punto de quiebre en la economía y las decisiones de política económica, sosteniendo la premisa de que el aumento en los ingresos de los trabajadores genera presión inflacionaria, así que su control, y mejor aún, su reducción al mínimo permite estabilidad a la economía.
Pero todo esto comenzó en el sexenio de Salinas de Gortari, cuando propuso los famosos “pactos económicos”, en donde los empresarios se comprometían a no subir los precios de los productos y los sindicatos a no pedir aumentos mayores a un dígito, por lo que de esa manera la inflación no sería mayor a 9.9%. De esta forma, las revisiones salariales comenzaron a pactarse dentro de este rango y el aumento al salario mínimo también, pero pasó el sexenio de Salinas, vino el error de diciembre de Zedillo, la crisis con Vicente Fox, y la política salarias seguía siendo la misma, que los salarios no crecieran. Hoy gracias a esta política económica, el 60% de los trabajadores formales del país ganan de uno a dos salarios mínimos (se encuentran en pobreza alimentaria), y solo 5% gana más de cinco salarios mínimos, es decir, pauperizamos el ingreso salarial.
Así que la duda en este momento de la historia se encuentra en saber si vendrá una propuesta de esta naturaleza o el Estado se comportará de forma distinta a la etapa neoliberal.
Al respecto tenemos ya un primer esbozo, y lo dio la Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, cuando el día de ayer señaló tajantemente que en esta etapa no se modificaría la política salarial que ha venido implementado el Estado en este sexenio, en donde el aumento al salario mínimo ha alcanzado porcentajes del 15%. Así que, si seguimos esta línea tampoco habrá un mandato para intervenir en las revisiones contractuales, dejando su decisión a la situación de las fuentes de trabajo. Incluso podría darse al revés, que viéramos aumentos generales de emergencia, lo que sería impensable en la etapa neoliberal.
Sin duda, será muy interesante el análisis de esta propuesta, la contención de precios de productos por parte del Estado, desde la barandilla de una visión distinta del Estado y la política salarial, pues es aquí, en los temas económicos-sociales, en donde se notará con mayor fuerza los cambios en la conducción del Estado, pues su repercusión será en el bolsillo de los trabajadores.
Vladimir Ricardo Landero Aramburu en Twitter: @riclandero
Mtro. Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en derecho por la UNAM. Abogado postulante.