La reserva a la iniciativa presidencial respecto a evitar el nepotismo en las candidaturas dejo con efectos hasta 2030 lo que originalmente era al 2027 por iniciativa del PVEM, ya que en San Luis Potosí la esposa del actual gobernador emanado de ese partido se perfila a heredar el cargo a su esposa (escenario soñado en su momento por Martita Sahagún y por Margarita Zavala, a nivel presidencial), y de paso se nota la mano de Ricardo Monreal detrás, para consolidar a Zacatecas cómo el rancho familiar, pero sin guardar las formas ni conocer los límites, como si sucedió en su tiempo con Don Gonzalo N. Santos en San Luis Potosí mismo, y ya de paso gano un premio gordo Félix Salgado Macedonio, sin siquiera comprar boleto, según se mira.
A pesar de la sugerencia presidencial de que “se verán mal quien herede la gubernatura en 2027” o eso de que “los estatutos de Morena no permiten dicho supuesto”, no nos extrañe ver la chicanada de que sean postulados los herederos de la corona en cuestión por el PVEM y el PT, aliados del oficialismo y que no cuentan con ese candado estatutario. O de plano, se cambian exprofeso los estatutos del partido guinda, faltaba más.
El oficialismo abusa de su posición, claramente lo hace porque sabe de sobra que no habrá consecuencia alguna, para empezar porque la oposición en México no existe ni siquiera para efectos testimoniales. Veremos pronto pues, a tres entidades de la república mexicana que heredarán sus gubernaturas, al estilo de los monarcas absolutistas europeos de siglos ya remotos. ¿Eso también se ofreció al pueblo de México cómo parte de una profunda transformación, con supuestos alcances históricos?