Sufragio en el Diccionario de la lengua española. Diez definiciones de tal palabra proporciona la RAE:
- 1. Voto. Parecer o dictamen explicado en una congregación.
- 2. Sistema electoral para la provisión de cargos.
- 3. Voto de quien tiene capacidad de elegir.
- 4. Ayuda, favor o socorro.
- 5. Obra buena que se aplica por las almas del purgatorio.
- 6. Consuetas: Conmemoraciones comunes que se dicen ciertos días en el oficio divino al fin de las laudes y vísperas.
- 7. Sufragio activo. Derecho a participar en unas elecciones.
- 8. Sufragio pasivo. Derecho a optar a la elección como cargo público.
- 9. Sufragio restringido. Sufragio en que se reserva el derecho de voto para los ciudadanos que reúnen ciertas condiciones.
- 10. Sufragio universal. Sufragio en el que tienen derecho a participar todos los ciudadanos, salvo determinadas excepciones.
Sufragio, pues, es una palabra que se utiliza en dos contextos distintos: el electoral y el de la teología católica.
Curiosamente, en lo relacionado con la elección en las urnas de las personas juzgadoras el sufragio parece que terminará siendo, al mismo tiempo, el voto que ejercerá la ciudadanía que acuda a los centros de votación, pero por lo visto también una obra buena que busque producir el milagro de sacar del purgatorio a una reforma constitucional que probablemente no resultará exitosa.
Las cosas como son: no hay interés por la elección de jueces, juezas, magistrados, magistradas, ministros y ministras. Se han registrado muy pocas personas aspirantes a los cargos, además será un proceso electoral carísimo —si se le quita presupuesto terminará siendo escasamente vigilado y, por lo tanto, no confiable— y para colmo no parece haber entusiasmado a la gente. Por lo tanto, el abstencionismo probablemente será enorme.
Existe en Roma, por fortuna, cerca del Vaticano, la Iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio. Ahí se ubica el Museo de las Almas del Purgatorio con 15 pruebas —testimonios, objetos, libros, vestimentas— sobre la veracidad de las visitas de las almas del purgatorio a sus seres queridos para pedirles que recen por ellas.
Una santa, Faustina Kowalska, fue autorizada por el mismísimo Dios para ver el purgatorio, el infierno y el cielo. Ella escribió que “las almas del purgatorio le manifestaron que su mayor sufrimiento era sentirse abandonadas por Dios. Cuando salió de aquella prisión de sufrimiento escuchó la voz del Señor que le dijo: ‘Mi misericordia no quiere esto, pero lo pide mi justicia’...”.
La misericordia no quiere que la elección judicial termine en el purgatorio por la falta de candidaturas y de sufragios. Pero la ley del karma es la verdadera justicia suprema y no puede ser modificada por ninguna reforma en el Senado y en la Cámara de Diputados y Diputadas: se reformó la judicatura por pleitos evitables entre los tres poderes del Estado mexicano, entonces el resultado no será positivo en una primera instancia. De plano no podría serlo.
Cuando los sufragios en las urnas no sean suficientes para convencer de que ha habido un avance —es mi pronóstico—, entonces llegará la hora de los otros sufragios, esto es, las obras buenas para aliviar las penas de las ánimas del purgatorio. Espero de todo corazón que la presidenta Claudia Sheinbaum esté preparando un plan de rescate para que la justicia mexicana no quede alejada de la gracia de Dios.
Explicación necesaria: Soy ateo militante. Si he hablado de Dios, purgatorio y ánimas se debe a que me ha parecido interesante que sufragio tenga que ver con elecciones y con buenas obras para salvar a quienes mueren en la gracia divina pero con pecados veniales. La reforma judicial surgió de una falta venial: el conflicto totalmente bobo entre la SCJN, el poder legislativo y el expresidente AMLO. Tiene remedio, pero hay que trabajarlo.