El país entero ha escuchado durante décadas que el obradorismo representa algo distinto a los gobiernos del pasado; que AMLO y su movimiento buscaban el “renacimiento” de México y que ellos, a diferencia del PAN y del PRI, si combatirían frontalmente la corrupción y que dirigirían los derroteros nacionales hacia un mejor porvenir. Bien, han mentido.
¿Se imagina el lector que Peña Nieto, Calderón o Fox hubieran organizado unas elecciones abiertamente fraudulentas para apoderarse del poder judicial, mediante una grosera repartición de “acordeones electorales”? ¿No habría AMLO y sus feligreses alzado la voz y convocado marchas de miles para denunciar la arbitrariedad del gobierno corrupto?
¿Qué habrían hecho los hoy morenistas si se hubiera legalizado el traspaso de la policía federal a la Sedena? ¿No habrían los de “izquierda” cerrado avenidas, tomado edificios, capturado los tribunales y hecho de ello propaganda para denunciar la militarización del país?
¿Qué pensarían hoy los “hijos” de 1968 ante la cesión del poder civil frente a los militares? ¿Qué pensarían ante el cinismo de tantos miembros del partido oficial que promueven la austeridad, a la vez que se han enriquecido a niveles estratosféricos gracias a contratos suscritos con los gobiernos corruptos del pasado? ¿Qué exigirían ante la presencia de un Canal 11 convertido en una vulgar propaganda oficial de un movimiento dispuesto a atropellar a los mexicanos que osan alzar la voz?
¿Qué habrían dicho los morenistas si se hubiera sabido que el presidente del Senado ha obligado a un individuo a doblegarse y ofrecerle una disculpa pública? ¿Qué habrían opinado los obradoristas ante el intento de legalización de un espionaje que puede devenir en una intromisión en la vida de los ciudadanos? ¿Qué habría gritado el obradorismo ante la opacidad del gobierno y frente al desmantelamiento de los organismos encargados de velar por la transparencia pública?
Hoy los obradoristas se han convertido en lo que siempren juraron combatir: un gobierno corrupto, opaco, intolerante, violador de derechos, socavador de libertades individuales y triturador de una oposición cuyas voces existen pero que hoy no encuentran medios adecuados para hacerla escuchar.