El rector Enrique Graue salió a emitir un penoso posicionamiento de la UNAM ante el caso de plagio de tesis de Yasmín Esquivel Mossa, actual ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Si bien los antecedentes más recientes no son muy alentadores cuando de rectores de la UNAM se trata (José Narro anda como matraquero del PRI), lo de Enrique Graue quedará en la memoria universitaria como una vergüenza y un golpe brutal al tan absurdo y polémico orgullo universitario.
Ante un foro lleno de académicos y empleados de la universidad preparados para el tradicional aplauso, Enrique Graue se limitó a decir que, básicamente, la UNAM no puede hacer nada ante el plagio de Yasmín Esquivel, pero que se comprometen a que una situación así no vuelva a pasar.
¿¿¿Cómo??? ¿La supuesta “máxima casa de estudios” no puede enmendar un evidente acto de corrupción registrado hace más de 30 años?
El golpe a la UNAM con el caso Yasmín Esquivel
Y es que parece que en la UNAM no saben lo que les espera. Más allá de una egresada que llegó al máximo honor del Poder Judicial con una tesis plagiada, el golpe a la idea colectiva de lo que representa la UNAM puede ser devastador.
Con la resolución de Enrique Graue, y su falta de recursos y argumentos, ahora se sabe que los títulos de los egresados de la UNAM no valen nada; que existe un sistema de corrupción, engaños y omisiones a favor de algunos alumnos, casi siempre los más privilegiados, para quecumplan con un mero administrativo que nada tiene que ver con un auténtico ejercicio epistemológico o de conocimiento.
La señora asesora de Yasmín Esquivel, que según se dice ha revisado más de 500 tesis en su trayectoria académica, es sólo la punta del Iceberg respecto a todo un modelo de enseñanza-aprendizaje cuya fachada está cerca de derrumbarse.
En el mundo de la ministra ella tiene la razón y nada ni nadie hará que presente su renuncia a la SCJN. Seguramente veremos todavía varios meses de nuevas cartas, notarios y viajes en el tiempo que justifiquen que la tesis es de su autoría, aunque Edgar Ulises Gutiérrez Báez la presentó un año antes que ella.
Pero quien sí debería de mostrar un poco más de dignidad es Enrique Graue: tiene que reflexionar sobre el daño irreparable que el caso Yasmín Esquivel puede causar a la comunidad universitaria.
Señor rector, no se trata de quién se vaya a enojar si cancelan el título de la ministra Yasmín Esquivel; se trata de los miles de estudiantes de la UNAM que pese a los abusos y descuidos del cacicazgo académico han mantenido a la universidad como un centro educativo de referencia a nivel internacional
No todos los egresados son Yasmín Esquivel: hay quienes tuvieron que sufrirla en el camión, con los pasajes, las copias, las papitas como comida, la falta de internet y el acoso sexual, para poder obtener ese papelito al que ahora está dejando sin valor.
Doctor Enrique Graue, por favor renuncie como rector de la UNAM.