IRREVERENTE

Les platico: Los hay -ambos- en todos los escenarios. En la política, en las empresas, en los gobiernos, en las familias, en todos los tiempos, en todos lados.

Los sueños febriles de unos y los delirios de quienes se mueren por un saludo, por un apretón de manos o un abrazo -antes de la pandemia- por un guiño, por un whatsapp que luego andar mostrando a todo mundo para decirle que el tirano lo peló.

Los traumas, los traumas, los lamentos, las lágrimas de otros que se formaron en la primera fila detrás del listón por donde pasaría el tirano y lo único que recibió fue un frío movimiento de su mano para “saludarlo” de lejecitos, cuando el otro se moría por que al menos se acercara a él un paso.

A nivel nacional

Pobre Gerardo Fernández Noroña, cómo debe haber sufrido el desaire que le recetó su “compañero presidente” en la ceremonia con bombo, platillos y tlayudas del AIFA.

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“Carajo, ni que fuera yo producto de probeta”, llora que llora por los rincones -como la pobre muñeca fea de Cri Cri- el estridente, grosero, pendenciero, peleonero y marrullero diputado cortesano plurinominal petista.

El tirano al que le debe su curul ya ni siquiera lo hace en este mundo.

Desde que el cortesano diputado tuvo la ocurrencia de cubrir sus miserias con una bata de baño, cayó de la gracia del “compañero presidente”.

Igual sufre en el silencio de su soltería de todos sus años de via, el cortesano fiscal Alejandro Gertz Manero, porque ya anticipa el doblón que le dará el próximo lunes la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al decretar la libertad inmediata de Alejandra Cuevas, a quien ilegalmente metió presa por 19 meses para cobrarse sus venganzas familiares.

El tirano que lo puso en el cargo ya ni siquiera lee sus mensajes. Ya no toma sus llamadas. Ya no lo pela. Su suerte está echada y por eso sufre la inminente pérdida del poder que desayuna, almuerza, come, merienda y cena todos los días.

El cortesano Ebrard está igual.

Tantos petardos le hizo estallar en su cara al tirano, que éste lo tiene de hecho relegado de la carrera por el 2024, aunque el canciller sigue alimentando sus delirios presidenciales mediante encuestas que manda a hacer y paga a precios de rubí (su piedra preciosa favorita) con tal de seguir prendido del candelero electoral.

A nivel Estado... NL

Escondió su incipiente tiranía en el mismo cajón del cual sacó suficiente valentía para meter a la cárcel a Jaime Rodríguez “el Bronco”, quien a 10 días de pasar revista en el penal donde mora, reclama en silencio y de repente a gritos a su abogado Víctor Oléa, que ya estuvo, que ya se mueva, que ya desquite la millonada que le está cobrando y lo saque amparado, desamparado, vestido o aunque sea encuerado del encierro matador en que se encuentra.

Samuel cumple, aunque algunos ardidos le tiran y le auguran sus desgracias.

El joven gobernador cumple y les propina así tamaños baldazos de realidad a los que se escudan tras páginas electrónicas y de papel, de pasquines venidos cada vez más a menos, desde donde vociferan y recitan párrafos escritos a troche moche que leen con errores ortográficos en sus improvisados tele prompters.

El gobernador de NL cumple, aunque los ambientalistas faranduleros y de pacotilla se retuercen en el verdor de sus bilis, reclamando para sí los puestos públicos que no les dieron.

Estos -los ambientalistas faranduleros y de pacotilla- han sido cortesanos toda su vida y les está faltando ahora un tirano al cual arrodillarse.

Sus verborreas son agresiones que cada vez controlan menos. Cada vez ofenden más y defienden menos a la Naturaleza de la cual se dicen defensores, nomás por un viajecillo rabón que hicieron a Barcelona, desde donde reportearon para algunos de sus medios afines, las maravillas del transporte colectivo catalán.

Esos cortesanos dan pena y cada vez se les pierde más la gloria que buscan con sus banqueteras “conferencias de prensa”.

Luego le sigo porque ya está amaneciendo y el cerro me reclama.

CAJÓN DE SASTRE

“Vámonos, porque no hay mejor manera de honrar al viernes que recibirlo en la montaña”, dice la irreverente de mi Gaby, ya con sus botas y mochila bien puestas.