Hay cinco tipos de alergia que afectan a todas las personas: (i) alergia respiratoria, (ii) alergia a alimentos, (iii) alergia a fármacos, (iv) alergia a himenópteros y (v) dermatitis alérgica de contacto.
Existe una sexta alergia, que ataca únicamente a la gente que tiene muchísimo dinero —sí, como don Ricardo Salinas Pliego en México, y el señor Elon Musk en Estados Unidos—: alergia a pagar impuesto sobre la renta.
Conocemos de sobra la cantidad de dinero que Salinas Pliego se niega a pagar a la tesorería federal mexicana: 63 mil millones de pesos, algo así como 3 mil millones de dólares.
Según Estadounidenses por la Equidad Fiscal (Americans for Tax Fairness), la empresa más conocida de Musk, Tesla, una de las corporaciones más grandes del mundo, no pagó el impuesto sobre la renta durante 5 años e inclusive obtuvo un reembolso de impuestos de 1 millón de dólares.
Po lo demás, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, debe alrededor de 100 millones de dólares en impuestos.
El sueño de las personas inmensamente ricas es un sistema económico sin impuesto sobre la renta. El presidente Trump quiere hacerlo realidad. Lo anunció durante su campaña electoral. Cito una nota de octubre de 2024 de Andrew Duehren, del New York Times: “Trump plantea eliminar los impuestos sobre la renta. ¿Es posible hacerlo? Su propuesta se basa en sustituir el impuesto sobre la renta con un aumento a los aranceles, pero esto podría afectar de manera directa a las personas de más bajos ingresos”.
El periodista Duehren explicó muy bien la situación: “Sustituir los impuestos sobre la renta por aranceles revertiría la progresividad del sistema fiscal en Estados Unidos. En general, los impuestos sobre la renta son progresivos, lo que significa que los estadounidenses con más ingresos pagan una tarifa de impuestos más alta. Los aranceles, que gravan los productos importados a Estados Unidos, son regresivos. Elevan los precios de los artículos importados, como la ropa y los comestibles, y suponen una carga mayor para los estadounidenses con ingresos más bajos, que gastan un porcentaje mayor de sus ingresos en esos bienes”.
Trump, en campaña, negaba lo anterior con un argumento falso que repitió en su discurso de toma de protesta: que las empresas extranjeras pagarán los aranceles. Es mentira porque las empresas que importen mercancías a Estados Unidos transferirán el costo de los aranceles a la gente de ese país.
En el discurso de su inauguración repitió el sofisma: “Inmediatamente voy a empezar a cambiar nuestro sistema de comercio para proteger a los trabajadores estadounidenses y sus familiares. En vez de utilizar nuestros impuestos para enriquecer otros países, vamos a tributar a otros países para que enriquezcan a nuestros ciudadanos”.
No ocurrirá así. Como dijo en redes sociales el especialista Kenneth Smith Ramos, “imponer aranceles de 25 por ciento sería un horrible balazo en el pie para la economía estadounidense… Provocaría un aumento inmediato en los precios de productos agrícolas clave en Estados Unidos… El mismo impacto inflacionario se sentiría en cientos de bienes de consumo y electrodomésticos”.
Sobre el tema, el diario Reforma entrevistó a Mónica Lugo, directora de Relaciones Institucionales en Prodensa, quien expresó que el anuncio de Trump generará “una ola inflacionaria” porque el consumidor final, estadounidense, “va terminar pagando el precio”.
Para Mónica Lugo, “es necesario que la población estadounidense entienda que la aplicación de aranceles a las importaciones de productos no representa cargos que deba pagar un gobierno, sino las empresas compradoras, que a su vez trasladarán los costos a los consumidores finales”. Esta es también la opinión de Juan Carlos Anaya, director General del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
Mientras le dure la popularidad Trump sostendrá su política de elevados aranceles a dos de sus más importantes socios comerciales, México y Canadá. Cuando la gente de su país se canse de los elevados precios y los niveles de aprobación del presidente de Estados Unidos disminuyan, reculará.
No lo dijo así, pero también es dinero lo que busca Donald Trump con su proyecto de que Estados Unidos vuelva a controlar el canal de Panamá. Todo lo intentará en su propósito de olvidarse del impuesto sobre la renta que las personas muy ricas no quieren pagar porque se les enroncha la piel solo al escuchar esas cuatro palabras: impuesto sobre la renta.
¿Qué decir de la amenaza de Trump de declarar una situación de emergencia nacional en la frontera de Estados Unidos con México y de su decisión de designar a los cárteles de las drogas como organizaciones terroristas internacionales, que inclusive usará el presidente del vecino del norte para enviar militares a México? Que nuestro país resistirá porque cuenta con un gobierno con un gran apoyo popular, apoyo que se incrementará ante los ataques. Las encuestas no dejan lugar a duda: la gente confía en la presidenta Claudia Sheinbaum. En la actual crisis, ella, mujer inteligente, trabajadora, valiente y honesta, sabrá torear a la bestia. Política experimentada que tuvo durante muchos años una trayectoria científica de primer orden, Claudia sabe fijar objetivos y trazar estrategias para alcanzarlos, tal como lo ha demostrado muchas veces durante su vida. Ni duda cabe, saldremos adelante.