Los tiempos cambiantes, desde luego, vienen marcando una nueva etapa. Dice la oposición que estamos a un paso de ser Venezuela o, incluso, muy cerca del comunismo. Esa, como muchas otras cosas, es la manera más fácil de sacudirse la crisis profunda que los aqueja. A ellos, que cargan todavía el sabor amargo de la humillante derrota que les propició Claudia Sheinbaum, debería de preocuparles el pobre discurso al que han caído. Ellos creen que, con eso, será suficiente para ganar la atención de la población que, a conciencia, evalúa el desempeño de cada uno de los actores políticos de la actualidad. De hecho, atacar no es, por ahora, la mejor técnica para permear en el ánimo ciudadano. Inclusive, eso dejó de ser útil desde que López Obrador ganó la presidencia de la república.

Por algún momento pensé que, haciendo una evaluación profunda, la oposición se daría cuenta de que las estrategias, especialmente aquella que esgrimen una narrativa soez, no funcionan porque prevalece precisamente ese elemento que, en las urnas, decidimos cambiar con la anhelada alternancia. La mejor manera de ratificar, sin duda, fue darle el voto de confianza a la ahora presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Mientras este proyecto sigue abriendo camino para llevar progreso social, la oposición, sobrada por su actitud, se estanca y, con ello, retrocede al tratar de sacarle jugo a cualquier cosa. No les importa si son temas que ponen en riesgo la soberanía. El PRIAN no tiene el menor grado de sensibilidad para solidarizarse en asuntos de esa índole. Sus constantes tropiezos son tan evidentes que, a nuestro juicio, han llegado al punto de la ridiculez.

Eso no es culpa de la democracia ni mucho menos de la sociedad. Ellos tienen la oposición que se merecen. Podrán ser muy ruidosos y escandalosos en el salón de sesiones del pleno de ambas cámaras legislativas, pero su discurso trillado es el mismo guión de siempre. Después de todo, no podemos exigirles más. Es el nivel que propagan personajes impresentables como Jorge Romero y Marko Cortés. Ha quedado al descubierto que, más allá de todo, ponen por encima su interés personal que el colectivo. Por eso su panorama para las elecciones intermedias es tan incierto como su futuro inmediato. Me refiero a que el PRIAN, ante la desazón, va en la misma dirección del PRD. El propio coordinador de la fracción parlamentaria del PT en San Lázaro, que despedazó a la oposición con su proclama en este tramo del periodo extraordinario, atinó perfectamente en esos pronósticos que hemos asegurado para el conservadurismo.

Lo que le pasó al PRD, que no estaba presupuestado en los confines de sus liderazgos, le puede suceder al PRI, inclusive al PAN. Con esa degradación comenzó el sol azteca cuando cambió la narrativa de su discurso. Ese fue, a todas luces, el punto de quiebre para ellos del que ya hemos hablado en repetidas ocasiones. Esa cadena de fracasos, sumados a la sumisión que tuvieron con los grupos conservadores, los metió en caída libre. No hay, de verdad, un contrapeso sólido que, al menos, genere un poco de efecto. Y cuando no tienes ni siquiera una digna intervención en la tribuna que puedas aprovechar al máximo, pierdes terreno y, de paso, ese tiempo perdido termina por cobrar factura, estás destinado al ocaso.

En lo legislativo están completamente extraviados. No cuentan con un liderazgo en ninguna de las cámaras que, al menos, haga frente al tsunami de la coalición Seguimos Haciendo Historia. Eso, por supuesto, también se ve reflejado en las mesas de análisis donde cada fuerza política tiene un representante. Con el poder político que ha tomado el vocero de la fracción parlamentaria en San Lázaro, los hace pesados cada vez que tiene oportunidad de contrastar ideas. Al analizar detalladamente eso, se nos viene a la mente ¿que van a proponer en las elecciones intermedias? Tienen, de acuerdo con los datos que se han divulgado, prácticamente todas las entidades federativas pérdidas. Eso, por un lado, será un elemento que sume para hundirlos más. Parece que no se han percatado de ello o, más bien, no quieren asumir el costo tan elevado que eso significa, más aún, cuando se viene en puerta un proyecto de reforma al marco electoral en que se contempla la eliminación de espacios plurinominales. Eso, evidentemente, será la hecatombe para el PRIAN, especialmente porque se quedarán sin representantes en los distritos.