En la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) se vive una “tensa calma”, tras pasar el proceso para elegir al secretario general. En dicho ejercicio, el grupo afín al exsecretario general Ricardo Del Valle estuvo a nada de regresar al poder, y la actual dirigente sindical, Ada Hermelinda Salazar Loza, tuvo que observar el desplome de su alfil que quedó en cuarto lugar. Pero hay temas pendientes, y sobre todo cuentas por transparentar.

Cuando Ada Salazar llegó al cargo hace casi tres años, lo primero que hizo fue instrumentar una de sus promesas de campaña: transparentar el “robo” que había efectuado su antecesor en detrimento de los sobrecargos.

Y aquí me detengo para explicarles que hace muchos años, cuando ASSA era realmente un sindicato democrático y de vanguardia, las cuotas sindicales eran más que suficientes para mantener su funcionamiento. Pero a raíz de la salida de Mexicana de Aviación del mercado, y con la llegada de Ricardo Del Valle a la dirigencia, este pactó que Aeroméxico les hiciera una “aportación”, que sirve en realidad para mantener a ASSA.

Hasta hace no mucho, eran alrededor de seis millones de pesos cada mes (puede ser menos o más, no es una cifra fija); de hecho, una de las críticas que yo hice con respecto a la administración de Del Valle, fue la aceptación de este recurso por parte de la empresa, pues desde mi óptica vulnera la libertad e independencia sindical.

En el pasado, los sobrecargos de Aeroméxico tenían estipulado en su contrato que la empresa absorbía los gastos que generara la fiesta anual del sindicato, hasta que en una revisión desapareció esa cláusula. El punto es que en lugar de recibir cierto monto para una actividad “recreativa” para los sobrecargos, se negoció una ayuda por parte de la aerolínea del caballero águila.

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Y no les voy a mentir, tras la salida de Mexicana las finanzas del sindicato se fueron al traste, y es evidente que había que buscar la forma de que el sindicato no “tronara” y lograra sobrevivir. Sin embargo, una de las banderas enarboladas por Ada Salazar, entonces candidata a la Secretaría General, fue dar por terminada esta “ayuda”, porque volvía a ASSA dependiente de Aeroméxico.

Un discurso congruente y plausible, pero no dejó de ser una promesa de campaña, porque en cuanto llegó al cargo, se percató de que ese dinero le servía, y muy bien, así que se olvidó de rechazar la ayuda de Aeroméxico, y entonces contrató a su hijo, y a un despacho legal, para llevar a cabo una “auditoría”.

Tiempo después, mostraron solamente algunas cifras en una hoja de excel, concluyendo que la dirigencia sindical saliente había desfalcado al sindicato. Pero los compañeros sobrecargos presuntos responsables, y acusados por Ada Salazar están “libres” porque nunca inició acciones legales contundentes en su contra.

Y es que, para solicitar la acción de la justicia, debes tener todos los pelos de la burra en la mano. Ada no ha desaprovechado cada ocasión posible para llamar “delincuente” a Ricardo. Y que quede claro: no lo estoy defendiendo y mucho menos diciendo que crea en su inocencia, ¡en lo absoluto!.

Con la misma vehemencia puedo afirmar que el gran error de Ricardo fue creerse “intocable”, y haber suplido su falta de carisma e inteligencia con la adulación por parte de los sobrecargos, a cambio de favores y prebendas. Esa fue la dinámica que al final terminó por dinamitar su gestión y la de su grupo de incondicionales.

Por esta razón, para los sobrecargos cansados de rendirle diariamente pleitesía a Del Valle, tanto en redes sociales como en persona, la llegada de Ada fue una bocanada de aire fresco que prometía que el sindicato recobrara el sentido original, uno verdaderamente democrático.

Por eso cuando anunció -con bombo y platillo- que no iba a dejar títere con cabeza, y que iba a revisar con lupa las cuentas de la gestión del “delincuente”, se ganó el aplauso de la base.

Sin embargo, todo se quedó en un circo mediático, porque en los hechos -y ese es el reclamo- todos aquellos acusados por “el robo” a los sobrecargos, hoy siguen como si nada, en la planta de Aeroméxico, pues Ada y su gente jamás pudieron probar los “millonarios desfalcos” cometidos en contra del gremio.

Han pasado tres años, y por eso brinca que faltando unos días para dejar el cargo, Ada Salazar esté culpando a la gestión de Ricardo Del Valle, por “atrasos” en los pagos al Sistema de Aministración Tributaria (SAT).

Este es un tema pendiente. Y no es que haya salido a la luz pública porque ella, el secretario de Tesorería, y la Comisión de Hacienda lo llevasen a asamblea. ¡No!, se debió a “filtraciones” que han dejado escapar al interior del sindicato.

Un hecho irrefutable es la deuda que hoy arrastra ASSA con el SAT. El sindicato está tan fragmentado que las demandas entre los representantes sindicales son el pan nuestro de cada día. La secretaria general tiene demandada a la Comisión de Hacienda, paradójicamente utilizando a los abogados que los mismos sobrecargos pagan con sus cuotas sindicales.

¡Una total locura! Yo sí recuerdo que en 2023, supuestamente en aras de salvar al sindicato de las garras de Ricardo, Ada hizo todo lo necesario para destituir a quien en ese entonces llevaba la cartera de Tesorería. Lo consiguió, pero la compañera destituida litigó y ganó su caso, dejando claro ante la autoridad laboral que la destitución no procedía. Sin embargo, desde ese año su supuesta “auditoría”, debió detectar que Ricardo no había pagado impuestos.

En septiembre de 2025 se filtró un comunicado de Ruth Gamiño, que en 2023 era la secretaria Tesorera. En dicho documento no aparece el tema de “multas y recargos”, y no es que se ocultara información. Ese comunicado se emitió con el visto bueno del despacho de contadores “MEWE Services S.C.”, que fue contratado (léase, “impuesto”) por Ada Salazar.

La defensa que hoy intenta hacer valer Ada ante la falta del pago al SAT solo ha sido de manera informal, porque no ha llevado el tema ante la asamblea. En los pasillos se concreta a culpar a Ricardo Del Valle, de ser él quien no pagó los impuestos, y con desparpajo que raya en el cinismo, señala que si hay un desastre financiero en ASSA, no es su culpa, y que es un problema que va a heredar al próximo secretario general, Rafael Munguía.

Si la que escribe estas líneas no hubiese sido representante sindical, tal vez me tragaría ese cuento. Pero por lo menos hasta 2011, que estuve como secretaria de Actas, cada mes se reportaba en la circular de “Ingresos y Egresos”, el pago de multas y recargos. Y mucha atención, de ese rubro no se encarga solo una persona, sino que se gestiona entre el secretario del Interior, el de Tesorería, la Comisión de Hacienda (presidente, secretario y vocal), y el secretario general, que debe firmar de forma mancomunada la salida del dinero.

Y a eso debemos sumarle que es obligación de la Comisión de Vigilancia (otras tres personas) realizar de forma frecuente, “arqueos” a la Comisión de Hacienda y al Tesorero, para verificar que se va al corriente de los pagos del sindicato, ya sean de la nómina del personal administrativo, de las cuotas al seguro social (IMSS), los impuestos al SAT, la luz, el agua y la telefonía fija y móvil, tan solo por mencionar algunos rubros.

Hoy Ada cree que puede seguir manipulado la narrativa de que todo es consecuencia de la “gestión anterior” y que puede lavarse las manos. Pero la multa por más de 800 mil pesos que se tiene ante el SAT es derivada -para empezar- de la incompetencia del despacho de contadores, y también tiene responsabilidad quien estuvo al frente de ellos, en este caso el sobrecargo Jorge Kellogg, que fungió como sustituto del secretario Tesorero, y también la Comisión de Vigilancia de ASSA, por ser omisos durante estos tres años.

Es increíble que en cuanto Ada llegó al cargo y se hizo la famosa auditoría, jamás salió que se debieran “multas y recargos” al SAT, y ahora quiera hacerle creer a la base que no es su responsabilidad. Es obvio, quiere salvar su pellejo, y ha transcendido que pretende que sean los integrantes de la Comisión de Hacienda quienes paguen esa multa.

Ya veremos si para el próximo mes de enero, durante la Asamblea Ordinaria, dan alguna explicación lógica a todo este desaguisado. Como les dije, ahora todo es sotovoce, y Ada ha hecho mutis cuando el tema sale a relucir. Se divisan fuertes ventarrones y turbulencias en ASSA de México.