Poseidón es el rey de los mares, además del agitador de la Tierra (es decir terremotos) de la mitología griega. Chaac es el dios maya que tiene que ver con el agua y la lluvia.
Los paisanos yucatecos decidieron tumbar una escultura de Poseidón con la idea de detener la inminente temporada de huracanes que viene este verano. No sé, parece increíble que los yucatecos alimenten este tipo de cosas para destruir estatuas que le daban una cierta belleza, además de la natural, al malecón de Progreso, Yucatan.
Yo hubiera puesto una estatua de Chaac, pero bueno.
También he visto en redes una reunión para que la gente “sople” para que no llegue el huracán a tierras quintanarroenses. No puede ser que en pleno año 2024 podamos seguir con ese tipo de ideas y creencias.
Es una realidad que hay un cambio climático que nos trae todas estas “perturbaciones” climáticas que llegan a donde habitamos.
Después de tanto tiempo de sequía muchos gobernantes y desarrolladores construyeron en secas y estas construcciones se las está llevando, literalmente, el agua.
Donde se construyó en cerros, ahora se desgajan. Donde se puso pavimento, ahora hay bajadas de agua a gran velocidad. Donde había veneros o pequeñas lagunas, ahora hay casas inundadas.
Pregúntele a la arquitecta de la casa del Tec en Monterrey si ella esperaba que el agua se le metiera al sótano de la casa cuando nunca le habían tocado lluvias.
Pregúntele a la gente de Agua y Drenaje de Monterrey si sabía que cualquier cosa que estuviera en el lecho del rio se iba a destruir con la bajada del agua.
Queremos lluvias, pero no tantas, dirán muchos. Apenas está empezando la temporada de huracanes y estas cantidades torrenciales de agua irán desenmascarando todas las cosas que se construyeron donde no se debían, también donde se usaron materiales chafas, y donde le quisieron ganar a la naturaleza y no debían.
Chaac, Poseidón y Tláloc se deben de estar riendo mientras las lluvias torrenciales caen sobre la tierra que ahora se esta nutriendo. La naturaleza en su perfecta arquitectura deja que los árboles que no tienen que estar y la vegetación que tiene que ser podada desaparezca. Las milenarias montañas resisten, los grandes arboles aguantan y los mantos freáticos se llenan. Del lado humano, los cerros picoteados se desgajan, las casas se destruyen y los lugares donde se le quiso ganar a la naturaleza desaparecen.
Esperemos que estas épocas de agua nos hagan entender que hay que tener cuidado cuando se le hacen modificaciones a las cosas de la naturaleza.
Cuídese y cuidado con esta dura época de lluvias.