A propósito de la entrevista que el presidente López Obrador le concedió a la periodista Inna Afinogenova, del Canal Red español (anteriormente de RT -Russia Today-), que ha causado una gran polémica sobre todo porque, entre otras cosas, se inscribe dentro del contexto de esta administración en la que la presencia rusa en México ha sido cada vez mayor, resulta de especial interés revisar la posición que está asumiendo Washington frente a la persistente influencia de Rusia, y Vladimir Putin, en Occidente.
Para Washington, el papel que asuma México en el plano geopolítico es de la mayor relevancia porque el orden internacional está siendo puesto a prueba por Rusia y China, que buscan una redefinición a favor de un mundo multipolar, que amenaza la posición hegemónica de EU.
El orden posterior a la Segunda Guerra Mundial, en gran medida establecido y preservado por EU, se enfrenta ahora al surgimiento de múltiples centros de influencia independientes.
Y la actual administración del presidente Biden, a decir de Robert Gates (ex secretario de Defensa de EU), desafiada por una gran división política interna, polarización y una capacidad beligerante que ha sido cuestionada por sus propios aliados, socios y adversarios, ha debilitado su capacidad para emitir una respuesta firme ante los retos que se le presentan a nivel global.
Según Gates, el liderazgo político fracturado –republicano y demócrata, en la Casa Blanca y en el Congreso– no ha logrado convencer sobre la amenaza que representa Rusia para el liderazgo de EU, y ha vulnerado su capacidad para articular una estrategia para garantizar que sus valores democráticos generales prevalezcan en el escenario mundial.
¿Cómo ha perdido terreno EU?
Un muy interesante análisis de Daniel Hamilton y Angela Stent, (a partir de su experiencia en el Departamento de Estado de EU, en la Oficina de Inteligencia para Rusia y Euroasia), en Foreign Affairs, se pregunta si, bajo estas circunstancias, “¿Puede EU recuperar su posición frente a la creciente influencia de Rusia en el mundo?”
En su investigación, Hamilton y Stent sostienen que, pese a que Putin fue acusado de crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional por la invasión de Rusia a Ucrania, Moscú ha aumentado su influencia y apalancamiento en muchos países a nivel mundial, incluidos aquellos en los que Washington tiene especial interés.
Estos países, a su vez, han aprovechado las nuevas divisiones globales para elevar sus perfiles regionales e internacionales. Entre estos se encuentra México, además de Brasil, India, Indonesia, Israel, Sudáfrica y Turquía, que en este estudio se denominan “potencias medias”.
A lo largo de 2022 y 2023, las investigaciones de Hamilton y Stent con estos países (incluido México), sobre cómo se relacionan sus gobiernos con Moscú y cómo ven la guerra de Rusia en Ucrania, encontraron que hay una renuencia a tomar partido en lo que en gran medida se considera un conflicto estrictamente europeo. Y que la población de estos países es receptiva a las narrativas rusas que culpan a Occidente por la guerra, como reflejo del poder persuasivo de la desinformación rusa.
Señalan que esto no significa que EU y sus aliados hayan perdido la batalla con Rusia por su nivel de influencia, pero sí que “ya no pueden esperar su apoyo pleno”. En un mundo de renovada rivalidad entre las grandes potencias, las potencias medias buscan oportunidades, no alineación.
¿Cómo ha ganado influencia Rusia?
Con una exitosa estrategia de desinformación, dice el estudio, el Kremlin ha convencido a buena parte del mundo de que la ampliación de la OTAN amenazaba la integridad territorial de Rusia y que no tenía más remedio que defenderse lanzando una “operación militar especial” en Ucrania.
Moscú es particularmente hábil en explotar la “cautela” hacia Washington. La narrativa rusa sobre los “verdaderos agresores” del conflicto aprovecha un resentimiento generalizado hacia EU.
Según esta investigación, los medios rusos que difunden desinformación y propaganda han logrado avances significativos en todo el mundo.
Por ejemplo, citan la agresiva promoción por parte del Kremlin de RT en español, que ha ganado fuerza en toda América Latina. Los investigadores vinculan al gobierno ruso con una red de sitios web que “parecen ser sitios de noticias legítimos pero que en realidad son fuentes de desinformación”.
Rusia también ha instrumentalizado el “pasado soviético” para servir a sus propósitos políticos actuales. En sus relaciones con India, Indonesia, México y Sudáfrica, Rusia recurre al apoyo de la historia soviética, relacionándolo a los “movimientos anticoloniales”.
¿Qué tiene que ofrecer Rusia?
Más allá de su campaña retórica, el Kremlin tiene medios concretos para atraer a otros países.
La influencia económica de Rusia pudiera palidecer con la de Occidente, porque ofrece comparativamente poco en materia de asistencia para el desarrollo o inversión, y las sanciones internacionales limitan aún más los incentivos que el Kremlin puede ofrecer a los países a los que corteja.
Aun así, Rusia aprovecha ciertas ventajas como la energía (gas y petróleo), que es su principal palanca de influencia económica; sus exportaciones de energía nuclear; y fertilizantes y cereales rusos.
Hamilton y Stent afirman que “Rusia también ha estado haciendo esfuerzos por penetrar los círculos más altos de poder en cada uno de los países que examinamos”.
Las operaciones de inteligencia rusas son extensas y abarcan inteligencia humana, cibernética y de señales, así como unidades de reconocimiento y fuerzas especiales.
Señalan que (sin citar nombres) “los expertos mexicanos confirman en privado los comentarios públicos de funcionarios estadounidenses de que la Ciudad de México alberga una operación de recopilación de inteligencia rusa particularmente grande debido a su proximidad a Estados Unidos”.
¿Cuál es la postura de las “potencias medias”?
Una de las razones más importantes por las que Rusia ha mantenido (y en algunos casos ganado) influencia en estos países tiene menos que ver con las tácticas de Moscú que con las orientaciones de política exterior de los propios países, que le han dado entrada. En algunos casos, las potencias medias buscan explotar la rivalidad entre las grandes potencias para promover sus propios intereses.
El director de la CIA, William Burns, se ha referido a la categoría a la que pertenecen estos países como el “intermedio de cobertura”, porque los miembros están “decididos a diversificar sus relaciones para expandir su autonomía estratégica y maximizar sus opciones” y “ven pocos beneficios” y “mucho riesgo en las relaciones geopolíticas monógamas”.
“Rusia es una protección barata contra el dominio de Estados Unidos y China”. La relación con Rusia es la puerta a través de la cual se asegura la multipolaridad.
¿Cuál puede ser la respuesta de Washington?
La persistencia de los vínculos entre Rusia y estas potencias medias desde que comenzó la guerra ha desafiado la capacidad de Washington para aislar a Moscú y ampliar la coalición que apoya a Ucrania.
A pesar de los esfuerzos de la administración de Biden, las potencias medias han seguido más o menos comprometidas con la neutralidad y es poco probable que sus posiciones cambien en el corto plazo.
Cuando finalmente termine la guerra en Ucrania, el orden global será diferente al que tenía antes de la invasión rusa. Las potencias medias seguirán buscando nuevas coaliciones y manteniéndose alejadas de las rivalidades entre las grandes potencias.
La atención de Washington se centra ahora, también, en la guerra de Israel y Gaza en Oriente Medio, pero trabaja en el establecimiento de “medidas importantes” para recuperar su posición de influencia mundial.
Apenas el pasado 16 de febrero se firmó un acuerdo entre EU, Canadá y el Reino Unido para contrarrestar la “manipulación de la información” por parte de estados extranjeros diseñada para “socavar la democracia” (y debilitar la influencia occidental). En este hacen un exhorto a “países afines” a trabajar juntos para defender la integralidad del ecosistema informativo a nivel global.
México como “aliado” de EU
En Washington se discuten las medidas que deberán tomar frente a la influencia rusa, particularmente en Latinoamérica. Buscan fortalecer su estrategia de “disuasión efectiva” e “influencia persistente”, estableciendo prioridades de seguridad nacional.
México tiene una posición estratégica por nuestra colindancia y vecindad con EU. Tenemos vínculos que no se pueden romper por nuestros intereses binacionales y regionales, en especial en términos económicos y comerciales, el T-MEC, además de los asuntos que hoy son de especial interés para ambas naciones como la migración y el tráfico de drogas, como el fentanilo.
¿Se endurecerá la política de Washington hacia México?
La administración de la próxima presidente de México deberá ser muy precisa para definir los lineamientos de política exterior y el posicionamiento de nuestro país a nivel geopolítico, priorizando los intereses de México, considerando riesgos, costos y beneficios. Y sin soslayar que el bienestar económico de nuestro país al día de hoy está ligado a Estados Unidos.