Este domingo es domingo de elección judicial. Finalmente, llega el primero de junio.
Después de tantos meses de dudas, incertidumbre, debate, propuestas, críticas y defensas apasionadas, ha llegado el momento de decidir. Llevamos meses escuchando los pros y los contras, a quienes apoyan y a quienes cuestionan esta gran sacudida al sistema de justicia. Pues bien, este proceso culmina en las urnas. Ahora nos toca a nosotras y nosotros, a la ciudadanía elegir la calidad de quienes serán ministras y ministros, magistradas y magistrados, juezas y jueces.
No es poca cosa lo que se decidirá. Está en juego el rumbo del Estado de derecho en México. Y, en mi opinión, en el centro de esta transformación, está una figura que merece toda nuestra atención: el Tribunal de Disciplina Judicial. Un nuevo órgano que llega al poder judicial. El famoso tribunal que será árbitro de árbitros, juez de jueces, la autoridad con la importantísima tarea de revisar, auditar y calificar la labor de todas las personas juzgadoras que lleguen a sus cargos a partir de este proceso., incluso a las y los ministros.
En ese tribunal tan estratégico, yo tengo un perfil que he seguido a lo largo de la campaña: Ariadna Camacho Contreras, la número 01 en la boleta turquesa.
Ariadna es una mujer que, a mi parecer, representa una mezcla muy valiosa de juventud, temple y experiencia. Tiene más de 15 años en el servicio público, trabajando en puestos de alta responsabilidad en justicia administrativa, constitucional y fiscal. Ha ocupado cargos clave tanto en instituciones nacionales como locales, pero también ha apostado por nuevas formas de hacer justicia. Se ha formado en programas innovadores de justicia alternativa y modelos internacionales que buscan humanizar los procesos judiciales. Ha defendido con fuerza la incorporación de la perspectiva de género en todos los niveles, no como una etiqueta, sino como un principio.
Ha sido muy vocal contra la corrupción, la ineptitud y las malas prácticas que tanto daño le hacen al sistema judicial. Pero no lo ha hecho desde el discurso fácil, sino desde el conocimiento profundo y con propuestas sólidas, puntuales y realistas.
Y como todo lo que hace, se tomó este proceso en serio. Recorrió tres cuartas partes del país, hizo volanteo del que ya casi no se ve, caminó las calles, habló cara a cara con la gente, escuchó casos y preocupaciones reales y explicó, sin tecnicismos, los beneficios de ciudadanizar la justicia. Se fue ganando la confianza de cada espacio que visitó desde la cercanía y el compromiso.
Si no lo han hecho aún, échenle un ojo a su perfil. Ariadna va en el número 01 de la boleta turquesa, y por eso: “Primero la primera.”
Y sí. Coincido. En la boleta turquesa, primero la primera, porque justo ahí, por el Tribunal que vigilará el actuar de todos, necesitamos perfiles serios, comprometidos, con ganas de hacer las cosas diferente y sin miedo de romper con las viejas prácticas que tanto daño nos han hecho.
X: @pipemx