Las fuertes palabras de la presidenta en la mañanera de este jueves han terminado por sepultar el intento abortivo de “resucitar” a Ernesto Zedillo cómo figura de la derecha.
La presidenta se cuestionó cómo un presidente que realizó un desfalcó a la nación y qué entregó la presidencia al PAN y el gobierno de Estados Unidos ahora es el intento de vocero con “credibilidad” de la oposición mexicana.
Esto, sumado a los audios difundidos esta semana por César Gutiérrez Priego, quién argumenta desde hace décadas, junto con un puñado de valientes periodistas de investigación cómo Paco Cruz y el equipo de investigadores de Contralínea, que la ex “Primera Dama” y esposa de Ernesto Zedillo, Nilda Patricia, junto con su familia, tuvo relación con el cártel de los hermanos Amezcua Contreras para el tráfico de drogas sintéticas, lo que termina por darnos un recordatorio sobre la clase de personas y la clase de gobierno que encabezó ese expresidente.
No solo fueron las masacres de Acteal y Aguas Blancas. Fue la devaluación. Fue el Fobaproa. Fue el asesinato de Muñoz Rocha. Fue la disolución de la Suprema Corte. Fue la “transición” ordenada por Estados Unidos a favor de Vicente Fox y el PAN. Y ahora podría ser también un narcogobierno. Increíble.